4. Maria y Nina

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M.

Estaba furiosa y avergonzada.

-Que pasó aquí?- era Tom- Pensé que lo habías noqueado después de ese gancho izquierdo.

Se estaba riendo de mí. Aghh, porque pensé que mi primo podía ser agradable? Porque parece un modelo de Vogue. Maldita belleza inhumana.

-No es divertido- dije- Diego es un imbécil y punto.

-Puede que sea un imbécil, pero no le quita lo divertido- dijo Nina tratando de no ahogarse con su risa. Eso me hacia enfurecer, se suponía que ella me defendería, no? Éramos amigas

-Eso es cierto- dijo Tom, con una sonrisa- Pero de todos modos que te pudo haber dicho que fuera tan malo, como para sacarlo de round?

-Sus palabra exactas fueron: “Abre tu crepa para que pueda meter mi chocolate”- dije apenada- pero no creo que se refiera que se sentía mal por mi falta de chocolate.

Nina seguía riendo. Perdí el control

-Si les perece divertido bien me iré. Ríanse de lo poco de dignidad que tengo.

Y me encamine hacia el cuarto, donde estaba Matt, y cerré la puerta detrás de mí.

N. 

-Perdón por eso- dije, sabía que Tom era primo de Maria y no creía que le hiciera gracia verla enojada- es que…- estallé de risa, me sentía ridícula- la expresión de Diego fue tan seria que no dude ni un segundo en que lo haría.

Tom levanto la vista.-Que? Meter su chocolate- dijo sonriendo.

-Si bueno eso, pero no te enfades

-Yo? Porque habría de hacerlo? Fue él quien se busco el knock-out que le acaba de dar Maria.

Me sonrojé, no lo entendió.

-No, quiero decir conmigo. Por explotar en esa risa en vez de ayudarla

-Para nada- dijo acercándose a mi- tu risa es la cosa más hermosa que he oído- estaba cerca, demasiado para mi gusto- además, de vez en cuando es bueno que pongan a los idiotas en su lugar, no?

Me reí y me alejé. Me estaba mirando como si conociera desde hace años. La verdad es que tal vez nos conocimos hace años. Dudo realmente que no hayamos visto antes.

-Soy Nina, prima del idiota-dije y el rio por lo bajo.

-Bueno yo soy Tom primo de la boxeadora

-Si ya me había dicho, quieres algo?

Se sentó en una banca que estaba ahí,  puso una sonrisa burlona

-Crepas?

-Sí. Quieres algo más? Podría hacerte un sándwich.

-Un beso de bienvenida? Eso me apetece- si hasta cree que se va a burlar de mí, así que sonreí sin decir una palabra más.

-Algo más?

-Pues si quieres, también podría servir un abrazo de bienvenida.

Qué asco. Odiaba a los tipos como él. Como Rick. Piensan que pueden hacer lo que se les viene en gana por tener dinero. O peor, por una cara de revista barata. Sin embargo, le seguí el juego. No iba a dejar que me viera la cara de estúpida.

Fui hasta la nevera, y cogí dos huevos los metí en la bolsa de mi overol y avance hacia él.

-Antes de nada, tu nombre- preguntó mientras me sentaba es su regazo lista para darle una sorpresa. Que? Le acabó de decir mi nombre al gilipollas. Este tal Tom era uno de los peores casos de vanidad, arrogancia y egocentrismo que había visto.

No debería juzgar a una persona si solo he intercambiado 7 frases con ella. Pero dado el pasado, por qué esta aquí y su repentino acto, no me queda de otra.

-Créeme, después de esto no se olvidará- me acerque a su boca. Coloque una mano en su nuca y deje que las suyas reposaran en mi cadera.

-Creo que tienes razón

-Pronto lo averiguaremos-dije y saque los huevos, sin que él lo notara, así que enrosqué sus cabellos, que sorprendentemente eran suaves y sedosos, en mis dedos.

Él se acercó más yo, trate de no temblar. Y enfocarme la sorpresita

Y bum! Le estallé un huevo en la cara y otro en la cabeza

Salté para alejarme de él.

-Esto no era lo que esperaba- dijo con una sonrisa en rostro. Empezó a menear sus manos para quitarse el huevo de ellas.

-Entonces eres un imbécil con expectativas altas-dije burlándome, aunque sabía que no había ganado 4 puntos en simpatía, sabía que se lo merecía- Vaya eso sí que es raro!

-No me gustaría que mi cocina huela a huevo todo la semana, así que- le tire un trapeador-Creo que es mejor que te apures, ya son las 10 y la mama de Maria se pone furiosa si llega más tarde que las 11

Dije y salí de la cocina.

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora