12. Nina

9 0 0
                                    

Llegué a la casa cojeando.

Maria me seguía contando de un chico que al parecer era su novio. Ridículo, Maria con novio. No podía ni comprar una bolsa sin llevarse tres más porque todas le gustan y no se conforma con una. Si no puede hacer eso con bolsos, no los bolsos no entiendo que hará. Conozco demasiado bien a Maria como para saber que todo en su cabeza es una idea loca o algo que le dará una sensación de peligro o la oportunidad de experimentar algo nuevo. ¿Pero un novio? ¿Fijo? No es ni algo peligroso, loco o nuevo. De seguro quería tomarme el pelo.

-Bueno, cual es su nombre?- le pregunte a Maria, esta se sonrojó y sacudió su cabeza.

¡Dios se sonrojó! Maria no se sonrojaba ni con el chico más guapo que existiera. Una vez, fuimos a un bar y hablamos con unos turistas y uno le dijo literalmente a Maria que se volvería loco sino se la llevaba a Francia esa noche. Francois, era alto, castaño y en ese momento unos cinco o seis años más grande que Maria. Le prometió de todo para convencerla. Nos había dicho que tenía mucho dinero e insistió en que Maria sería perfecta para París, atrevida, nueva exótica y excitante. Le mostró por fotos la casa donde podrían vivir y a que universidad asistiría, le compró un anillo de matrimonio después de solo trece días de conocerla. El pobre Francois estaba enamorada y el poco tiempo que estuvo por acá se la pasó mandando regalos y llenándola de alabanzas y cumplidos. Maria nunca se sonrojó. Nunca. Hasta yo lo hacía y las proposiciones no eran para mí.

-No te lo puedo decir, lo siento Nina

Maria? Guardando un secreto? Ese tipo s le debió de haber causado una impresión. Maria nunca guarda secretos, no sabe cómo hacerlo. Definitivamente, me estaba tomando el pelo. Cree que no la conozco.

Solté una carcajada, ¿de verdad piensa que puede engañarme?

-¿Porque estas sonriendo? ¿Y qué significa esa risa?-me pregunto. Supongo que no pude ocultar mucho tiempo lo que estaba pensando

-Eso solo que... tu nunca guardas un secreto

-Hey! Solo se me escapo una vez lo de Rick

-Pff...una vez? Eso sería poco, ni yo puedo contar las veces cuando yo estaba presente. Sabrá dios a cuantas se lo dijiste cuando uno estaba.

-Si. Solo una vez. – rodó los ojos-Pero había muchos presentes. Eso es completamente diferente

Maria le había contado a todo mundo en una fiesta porque Rick y yo terminamos.

No es que fuéramos algo, Rick nunca aclaró en que 'fase' estábamos.

Éramos muy buenos al amigo al principio. Nos conocimos un día en la escuela porque es vecino de mi amiga, Mónica, empezamos y hablar todos los días y casi todos los fines de semana nos la pasábamos juntos. Rick era tres años más grande que yo, ya iba a ir a la universidad y yo no. Así que traté de preguntarle discretamente que iba a pasar con nosotros varias ocasiones, él simplemente nunca captaba. Era bastante tonto. Entonces el último día de clase le pregunté directamente y él se empezó a reír y lo gritó enfrente de todos: "Nina, no estuvimos juntos, nunca. Deja de crearte ilusiones falsa. Por fin voy a ir a la universidad donde ya no podrás molestarme día y noche. Así que haz me un favor y deja de llamarme."

El idiota hizo que todos escucharan su falsa acusación.

Yo nunca lo llamaba primero y él fue el que me insistía, no yo.

Es tan vergonzoso que odié que le dijera a todo mundo. Que piensen que soy otra de sus groopies y que estoy necesitada de atención. que asco.

Cuando le dije a Maria ella se lo contó a todo mundo en una fiesta. Lo peor es que creo que estaban jugando algo así como: que es lo más vergonzoso que te puede pasar.

Eso la verdad ya no importa. El próximo año seré transferida a otra escuela.

Habíamos llegando a casa de mi abuela, donde ella me dio ungüento y un desinflamatorio para bajar el dolor

-Que te ha pasado, corazón? –Mi abuela era enfermera. Era como un sexto sentido cuidar a los demás.

-No mucho, estábamos jugando baseball y me barrí

Maria le dio una mirada horrorizada a mi herida cuando mi abuela terminó de lavarla y ya tenía arena que la cubriera.

-No me había fijado de que estaba tan fea- dijo. Su expresión era como si tuviera ganas de vomitar y su cara se puso lívida. Maria nunca soportó ver sangre. Odia la sangre, la saliva, las flemas y cualquier otra sustancia que salga del cuerpo.

-Eso es porque antes estaba llena de sangre y arena- expliqué- No esta tan mal después de todo. Sobreviviré, no hay de qué preocuparse.

Hizo una mueca y se fue.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 02, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora