CAP 4: ENTREGA

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En los últimos días me atreví a realizar cosas nuevas, pero no eran acciones que merecen aplausos ni felicitaciones, por primera vez tuve que mentirle a mi madre, le dije que iría a la casa de Julián porque había organizado una pijamada, me sentía fatal por lo que hacía, hasta el punto que ya ni siquiera consideraba que lo hacía por un bien, por más que lo pensé la noche anterior no encontré otro camino.

—Entonces disfruta tu noche cariño, no coman tanta comida rápida o podrían enfermar.

—Sí mamá, no te preocupes, estaremos bien, nos vemos mañana.

La abracé, tomé mi mochila y salí rumbo a la dirección que ese hombre había enviado.

Al llegar, no era sorpresa lo que tenía ante mis ojos, veía una casa muy grande, probablemente 5 veces más grande que la mía, y antes de entrar al lugar tuve que hacer una llamada.

—¿Sí? -respondió la otra línea-

—Oye Julián, ¿Podrías hacerme un favor?

—¡Claro! ¿De qué se trata?

—Verás, le dije a mamá que pasaría la noche en tu casa, si llama ¿Podrías decirle que estoy contigo?

—¿Me estás diciendo que finja que estás en mi casa?, ¿En serio le has mentido a tu madre?

—No es nada malo, solo hazlo, después te explicaré todo, te debo una.


No dejé que me hiciera más preguntas y colgué rápidamente la llamada, inmediatamente mi mirada se fijó en la gran puerta que separaba la casa de la calle y con inseguridad toqué el timbre.

No esperé mucho y la puerta se abrió, caminé hacia la entrada y tan pronto como llegué una empleada me recibió.

—Nuestro señor Demián lo espera, por favor sígueme.

Asentí y la seguí al segundo piso observando cada detalle de lo que me rodeaba, hasta que se detuvo frente a otra gran puerta de madera que había visto varias mientras caminaba, pude visualizar que hasta el más pequeño detalle pido llegar a costar muy caro.

—El señor lo espera en el interior, no se me ha permitido entrar, así que con su permiso, me retiro.

La sirvienta hizo una reverencia y se fue, mientras tanto yo toqué, quería terminar cuánto antes.

—Creí haberles dicho que podrías pasar -exclamó molesto-

Abrí la puerta y lo encontré sentado en un sillón individual, él estaba leyendo un libro mientras disfrutaba de lo que era una taza de café.

—Claramente, te ordené que llegaras a la hora de la cena, -cerró el libro de golpe y se levantó- llegaste una hora tarde, ¿Qué fue lo que te tomó tanto tiempo?

—Ya estoy aquí, eso es lo que importa, así que, ¿Qué es lo que quieres que haga?

Difícilmente intenté que mi voz sonara firme, él se rió, cada vez que lo hacía sentía un escalofrío, odiaba que lo hiciera.

—Creo que sabes muy bien el por qué.

Me tomó de la muñeca y sin más me lanzó sobre la cama, y con fuerza se posicionó sobre mi cuerpo entre mis piernas, me forzó a colocar mis muñecas por arriba de mi cabeza siendo apresadas por él.

—¡Que diablos...! -traté de safarme de su agarre pero el esfuerzo fue en vano- ¡Suéltame maldito bastardo!

Su otra mano comenzó a desabotonar mi camisa con desesperación y sus labios descendieron desde mi cuello hasta mi pecho.

POR SIEMPRE MÍO (YAOI/M-PREG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora