Ambedo

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El puré de patatas de una albina.

Génesis bajó las escaleras de la gran cabaña en la que se hospedaba colocándose las armas en sitios estratégicos por todo su cuerpo. Se alborotó el pelo bufando, estaba más que estresada, necesitaría dormir para que su cuerpo recobrara esa tranquilidad y dejara de estar tan tensa. Pero era imposible, TaeMi la estaba ayudando con los planos del campo, estudiando las direcciones y memorizando todo lugar en el campamento militar en el que se iban a quedar, aunque por lo que la peliblanca podía ver, toda el área era pura tecnología.

Hoseok estaba llevando a Tinashe mientras que su hermana descansaba en su espalda. Desde el suceso del día anterior en aquel extraño bosque se había sentido débil y sin fuerza, como si su vitalidad hubiese sido absorbida. Su hermano sabía eso, y sentía que parte de la culpa era suya por no haber podido protegerla, por ello la protegería aún más. Todo iba bien, hasta que sintió cómo su hermana tenía algunos escalofríos y se quejaba. ¿Pesadillas?

—Ah... no... Rossie... no... atrás... —cuando el joven oyó el nombre, quedó helado, tanto que detuvo el caballo.

—¡Soo, Tinashe, soo! —dio unas palmadas en el cuello del esbelto caballo, y éste, entonces se detuvo. Se bajó junto a su hermana, para dejarla en su regazo y despertarla.

—Cassio... hey, Cassio... despierta... —acarició el pelo de su amada hermana y ésta comenzó a abrir los ojos.— ¿Qué has soñado? Te oí quejarte y mencionar a Rossie.

—Me preguntaban por Rossie... no sé quién, solo, una voz me decía que dónde estaba... — contestó.

—Mierda, Cassio... tu agresor nos ha encontrado. —dijo Hoseok alarmado.

—Rápido, hay que llegar al campamento. —razonó la pequeña de los Jung, poniéndose en pié al momento, mareándose así.

—¡Cuidado! Sube al caballo delante de mí. Escúchame Cassiopea, si tenemos algún problema, no quiero que bajes en ningún momento de Tinashe, ¿lo has entendido? Si tienes que volver sola Tinashe te llevará a cualquier lugar seguro, pero no te bajes. ¿Está bien? —exigió el tritón.

—¿Qué? Menudo disparate Hoseok, no pienso dejarte en ningún lugar. —negó de inmediato la cobriza.

—Vamos a ver, Cassiopea. Estás mal, no puedes pelear en esta forma. Piensa un poco. —dijo.

—Me da igual. Vamos, dejemos de pensar en qué pasaría sí y lleguemos rápido. —respondió la sirena.

—Está bien. Si quieres puedes dormir un poco más, aún quedan unos veinte o treinta minutos. —advirtió Hoseok, subiendo de nuevo al caballo.

—No te preocupes, no voy a dormir más. —dijo Cassiopea.

El resto del viaje no hubo muchos problemas, pero sí que pasaron un par de sucesos extraños, como las sombras.

Sentían que estaban conduciendo a la bestia a su refugio, pero no tenían otra opción.

Casi media hora después, llegaron a su destino, a sus ojos, se abrían unas grandes puertas cerradas. ¿Qué se supone que debían hacer?

Los dos bajaron del caballo y se acercaron más.

—Eh, mira. Hay un panel con una mano dibujada, imagino que escanea la huella. —Hoseok posó su mano, y entonces por el panel pasó una tenue luz roja de arriba a abajo. En la pantalla entonces se pudo leer "adelante". A los ojos de Hoseok, enmedio de las puertas se formó un pequeño espacio para pasar y éste las cruzó. Cassiopea estaba asombrada, ¿había atravesado las puertas? Intentó tantear a ver si tocaba aire, y obtuvo un pequeño calambre.

—¡Aish! —se quejó.

—Tienes que poner tu mano también. —su hermana le hizo caso, y al poner su mano, pudo ver como desaparecía una parte de la puerta. Cruzó la barrera para encontrarse un gran campamento. Los hermanos caminaron hacia adelante, pero un voz los detuvo.

—¿Quiénes sois? —dijo una voz femenina detrás de ellos.

—Los hermanos Jung, somos generales en la guerra. —contestó Cassiopea.

—Ahm, seguro... —la chica sonrió burlona y soberbia, actitud chulesca.

—Pues sí, ¿y tú quién eres? —la actitud de Cassiopea se mantenía hostil.

—Tae- —iba a contestar, pero otra chica apareció.

—¡Taemi! Se llama Taemi. —Taemi fue empujada levemente por la otra chica.— Jung Cassiopea y... Jung Hoseok. Hombre. —dijo la otra chica. — Soy Génesis. La otra líder. La General.

—¡Oh, bien! —Cassiopea extendió su mano hacia ellas.— Es un placer, espero trabajar correctamente junto a ustedes.

—Lo mismo digo. —Respondió Génesis apretando su mano sonriendo levemente. Ésta giró su cabeza hacia Hoseok y asintió en forma de saludo, recibiendo la misma respuesta de su parte junto a una pequeña sonrisa imperceptible, ella mostró incomodidad, no creía que iba a ser tan grande ese tritón, debía ver un poco hacia arriba.

—¿Lleváis mucho aquí? —Cuestionó la sirena, amarrándose con habilidad las katanas a la cintura correctamente.

—Llegamos hace ya unas horas. Soy TaeMi, Amazona bajo órdenes de Génesis y su hermana. ¿Cuándo vendrán los vuestros? —Ésta vez preguntó TaeMi. Estaba de brazos cruzados y destilaba tranquilidad y arrogancia, masticaba un chicle ruidosamente del que hacía burbujas que explotaban con el contacto de sus dientes.

—Nuestro Señor Poseidón dijo que en un par de días, pero la verdad es que no sé si es así, imagino que si nuestro Padre lo dijo, será así. —dijo Hoseok. Aunque notaba claramente que a ninguna de sus nuevas compañeras les agradaba mucho por su género, quiso eliminar esa barrera. Después de todo, ¿qué más daba eso? Él no creía en barreras de idiomas, razas, edades, géneros, o cualquier otra. Puso su mejor sonrisa y se inclinó, mostrando respeto a las dos, señal de que no las creía débiles o inferiores por ser mujeres, la mirada de Génesis se suavizó, comprendiendo que para llevar a cabo la misión debían llevarse bien.— Confío en que nos podamos llevar bien, por el bien de nuestros clanes.

—Por supuesto. —ésta hizo un intento de sonreír, no solía ser tan abierta con la gente. Y menos con los hombres.

—Veo que las Valquirias siguen sin venir, ¿a qué esperan? ¿Una invitación? —Taemi bufó.

—De hecho, nos dan una invitación así que no creo que esperen otra... —Dijo por lo bajo Hoseok. Cassiopea se puso la mano en los labios, tratando de sofocar una risa, a su vez respondió.

—Sí, bueno, son damas de la naturaleza, están conectadas con ella, está en la naturaleza tomarse su tiempo para las cosas.

—Sí, digo yo, los árboles tardan años en crecer, ellas deben tardar lo suyo también. —le siguió el juego su hermano.

Las Amazonas observaron la extraña conversación que mantenían los dos seres acuáticos, no estando seguras de si preguntar o dejar que ellos siguiesen hablando. Al final, Génesis reparó en las maletas de los recién llegados mientras TaeMi seguía bastante confundida escuchando la conversación, hasta parecía estar tomándose en serio lo que decían, tratando de entender por lo menos lo que decían.

—Si queréis podéis llevar vuestras cosas a la cabaña. Mi cuarto ya tiene las mías. Y, ah, Cassiopea, no hace falta que hables de usted, antes lo hiciste. —dijo Génesis.

—Está bien. Volveremos en cuanto terminemos, avisad si llegan las Valquirias o pasa algo. —Cassiopea sonrío levemente para hacer una reverencia. Sí, su hermano solía sonreír y verdaderamente ella también, pero acostumbraba a esconder sus sonrisas.

—Sí. —dicho esto, cogieron sus cosas y se fueron hacia su cabaña.

Hoseok silbó al ver donde se hospedarían.

—Pero esto no es una cabaña, esto es un apartamento de alta tecnología, ¿Tendrá chorrito en el váter del baño?

—¿Por qué nunca haces preguntas normales?

—Uy, perdona que me preocupe por mi higiene personal. —Hizo un ademán bastante -a propósito afeminado con la mano.

—Guárdate tu higiene para ti, no quiero saber nada de eso. —Frunció el ceño haciendo muecas de asco y entrando por la puerta metalizada que se deslizaba a los lados. De inmediato los paneles pitaron pidiendo una contraseña facial o dactilar.

—Yo no sé tú, pero si me electrocuto con alguna de estas máquinas del futuro pareceré uno de esos salmones a la plancha, están ricos, sí, pero quiero conservar mi cuerpo serrano.

—Un idiota menos en el mundo, ¿Qué diferencia hará? —Rió dejando sus maletas al lado de la entrada, se adentró al apartamento de una sola planta, era todo muy... limpio, muy estratégicamente decorado, muy soso para ellos dos.— ¿Crees que Rosswiesse vaya a venir?

—¿Rossie La Valquiria? Dijo que sí, aunque seguramente venga dentro de dos semanas, no es una general ni nadie de importancia en su clan, creo. Parecía muy... débil, hasta me cuestiono que la dejaran venir.

—¿En serio? No sé. Tengo el presentimiento de que sí lo será. Yo qué sé. —dijo.— Me pido ésta habitación. —dijo Cassiopea. La habitación tenía una ventana hacia el lago y como era baja tenía un poyete el cual se podría usar de asiento. Había una cama, un armario, un escritorio, varias estanterías y una cómoda.

—Está bien. Entonces cogeré la de enfrente. —Hoseok entró a la que sería su habitación y Cassiopea pudo oír cómo se tiró a la cama. La chica suspiró, pero pasó de ir a levantarlo; por lo que dejó su maleta en la cama y nada más terminar de explorar todo un poco tiró de él para volver a reunirse con las dos chicas que las esperaban afuera.

Génesis estaba contra el árbol puliendo su espada y Taemi miraba a todos lados sospechosamente. Cassiopea se acercó a ella a preguntarle qué es lo que parecía perturbarla.

—¿Te pasa algo Taemi?

—¿Hm? —Puso su mirada en ella con el ceño fruncido.— Ah. Es que-

—No te preocupes, está así desde no hace mucho. No es por nada de aquí. Perdonad su mal humor. Le robaron ayer cuando veníamos de camino. —Génesis rió entre dientes.— Se puso histérica al no encontrar su cadena en la cintura.

—Me ha pasado unas cuantas veces también, uh, suele suceder cuando estás en la ciudad del Pozo Negro. Hay mucho lingoneo. —Señaló Cassiopea con una pequeña sonrisa sentándose al lado de Génesis.

—Cuando coja a quien me lo ha robado lo voy a hacer puré de patatas. Deseará no haber nacido. —Impactó entre sí los puños brutalmente.

—Tengamos la esperanza de que vuelva, Taemi se pone de un humor de perros sin esa cadena.

—¿Es tan especial? —Cassiopea hizo un gesto indicándole a su hermano que se sentara a su lado.

—Supongo. —Se encogió de hombros.

El grupo entero se giró al oír el pitido incesante de las puertas de entrada abrirse dando el aviso de la llegada de alguien.

Las cámaras mostraron a tres chicas, dos pelinegras, una a cada lado de una rubia.

En cuanto la rubia entró por las dos grandes puertas eléctricas de metal reforzado la primera en interceptarla fue la amazona albina.

—Hey, tú. —Los inquisitorios ojos de Taemi se posaron en la rubia.— Tienes algo mío valquiria.

—¿Perdona qué? —Tae la odió de inmediato en cuanto le sonrió inocente. Sus grandes rizos se balanceaban contra el suave murmullo del viento.

—Mi cadena, devuélvemela si no quieres ser puré de patatas.

—Quiero puré de patatas. Suena bien para almorzar. Pero eso no es cierto. —Seguía con la misma sonrisa en la cara.— No tengo posesión tuya alguna. Y si te refieres a ésta, —señaló la coronilla de su cabeza, justo en donde se encontraba enrollada la cadena alrededor de todo su pelo elegantemente.— la encontré en el suelo. —Dio media vuelta para ver a sus dos compañeras caminar detrás de ella.

—Te lo pedí amablemente rubia loca. Ésa cadena es mía.

—¿Tienes alguna prueba de que sea tuya? —Tae también odió su voz dulce. Realmente dulce.

—Tiene mis iniciales en ella. Grabadas en una pequeña placa. Dámela.

—¿Cómo te llamas? Soy Rossweisse, pero puedes llamarme Rossie. —Rossie alza la mano en su dirección con la palma abierta de lado.

—Taemi. —la Amazona en vez de agarrar su mano alzó la suya indicándole que le devolviese la suya.

—Lo siento Nee, pero tus iniciales no son KTH. Sino TM. —respondió la valquiria. Durante un momento los ojos de Taemi expresaron furia, incluso el 'Nee' le quemó un poco, pero Génesis se adelantó.

—A ver, déjame. —la amazona se acercó, y vio que aquellas letras eran un poco borrosas— Yo creo que es una M. Taemi tiene mala letra, y la cadena es vieja, por lo que es normal que lo parezca, pero por eso mismo reconozco la cadena. —Taemi se calmó.

—Oh... —la valquiria miró al suelo apenada haciendo un pequeño puchero. Miró al frente, y entonces fue cuando notó a sus amigos acuáticos, quienes estaban bastante asombrados de que estuviese allí y de que Taemi, quien daba miedo, no le hubiese resultado intimidante.— ¡Hoseok-oppa! ¡Cassio! ¡Estáis aquí! —entonces, ellos reaccionaron.

—Rossie, ¿qué haces aquí? —preguntó asombrado Hoseok.

—Soy la líder del clan de las Valquirias en esta batalla, ¿no lo dije? —preguntó.

—Eh... no. —dijo Cassiopea.

—Vaya, se me olvidó ese pequeño dato. —sonrió.

—Sí, ese PEQUEÑO dato. —dijo Cassiopea.— por cierto, ¿tengo que llamarte unnie?

—Pues claro que no, porque yo no soy tan mayor que tú, pero Hoseok oppa sí lo es, muuuuuuuuuy mayor. Igual no importa, ya sabes.

—Bueno, ¿podemos comenzar ya a trabajar? —preguntó Génesis irrumpiendo la conversación.

—No nos hemos presentado. ¿Quién eres?

—Génesis. Ahora, deja tus cosas en la habitación libre de la cabaña y entremos para empezar a organizar cómo nos defenderemos y atacaremos a los bárbaros. —dijo Génesis sin ninguna expresión. Fue hacia la cabaña y Taemi le siguió como un soldado fiel.

—Parece que ahora no tenemos mucho tiempo de hablar. Ya nos encargaremos de fraternizar entre nosotros y hacer a esas dos un poco más humanas. —rió Hoseok.

—No digas eso... simplemente es la naturaleza de las Amazonas, no pierden el tiempo. Da gracias a que no te hayan matado por ser hombre. —le regañó un poco su hermana.

—Está bien, está bien... vamos.

Rossie sonrió siguiendo a las Amazonas como un cachorrillo, a su lado sus dos acompañantes, Suiseseki y Savannah en completo silencio se mantuvieron lo más cerca posible de ella, como lo habían hecho hasta el momento.

El repiqueteo de las pulseras de Rossie reinó sobre el silencio de camino a la sala de reuniones. Taemi la observó por su vista periférica, manteniendo la mirada por precaución y vigilando sus movimientos. No le caía nada bien, era demasiado pija y mimada, ¿si acaso sabía cómo coger un arma? Bajó su mirada en cuanto ella alzó la suya en su dirección, llevaban las mismas botas militares pero de diferente color, las suyas eran de un suave color blanco que llamaba la atención de sus ojos. Mientras que las de Taemi eran completamente negras. Eran completamente diferentes. Y tampoco llevaba ningún arma encima, imprudente, suave y tonta, pensó Taemi.

Ya en la sala de reunión, todos se sentaron en la mesa redonda, dando la oportunidad de poder ver la cara de todos. Taemi y Génesis se sentaron juntas, al igual que Cassiopea y Hoseok y como cabía de esperar, Rossie y sus acompañantes, Savannah y Suiseseki.

—Nee...

—Agradecería que te abstuvieras de usar ese apelativo para mí, por favor. —Rossie lo único que hizo fue sonreír sin maldad alguna y entrecruzar las piernas.

—Mis disculpas, estoy acostumbrada debido a la vida en Japón, además, llamo a todas mis hermanas así. Por cierto, agradezco lo que hicisteis por mí las Amazonas, tenéis mi eterna gratitud, junto a la de todas las Valquirias. —Génesis se sintió enternecida aunque su rostro no reflejara ninguna emoción. Aceptó, meditando y sopesando, que la llamara de esa manera.

—Dado que hemos aclarado eso, sigamos con la ofensiva contra el enemigo. —Todos asintieron y se pusieron a planear estrategias de ataque y defensa, programando miles de planes por si uno no funcionaba y haciendo acopio de todas sus fuerzas para que cada uno de sus movimientos fuera perfecto.

Ya no querían más destrucción de vida, sea cual sea, a los hombres que logren capturar del enemigo serán eliminados, fueron las decisiones que acabaron por tomar después de discutirlo a fondo. Ellos lo habían querido al destruir tanto terreno y todo lo que tuvieron delante.

Quien destruye paga. Y paga con su vida.

Génesis levantó la mirada de los papeles que tenía delante, en donde apuntaba todo lo que decían, los demás lo hacían también, la excepción era la rubia, que utilizaba un Apple. Tecleaba a una velocidad que sorprendió a todos los presentes e incluso al escribir mantenía la mirada en sus compañeras para informarles de alguna cosa o para hablar a los demás. Cassiopea escribía bastante también, a mano y en bolígrafo escuchando todo lo que decía su hermano y las recomendaciones de los demás.

Llevaban ya varias horas de reunión, y se había vuelto de noche. La atención de Rossie volaba la mitad del tiempo, y mentirían si los hermanos Jung dijesen que no se distrajeron tampoco.

Un pequeño estallido de azul brillante puso a todos en alerta. Las manos de Rossie no dejaban de soltar pequeñas chasquidos de electricidad, casi a la vez un pitido incesante resonó en la sala, una pantalla gigante apareció de entre dos paredes con la palabra INTRUSOS en rojo en ella.

—Alguien ha entrado sin autorización en las instalaciones. —Un gran rayo azotó la pared desde las manos de la valquiria.— Lo siento. —Se disculpó.— No se que me pasa, siempre puedo controlarlo, no entiendo como hoy no... —Una gran ráfaga de viento azotó el lugar.— No sé quién es, pero está... —Gritó una vez más al sentir como sus manos liberaban de nuevo una descarga ésta vez rojiza hacia Taemi, quién la esquivó de inmediato propinándole una mirada fría.— ...está provocando esto.

—¡Rápido! ¡Podría ser un ataque previo a la guerra, los bárbaros no tienen ninguna clase de nobleza! —dijo Génesis haciendo que los demás comenzasen a moverse.

Las valquirias saltaron por la ventana enfilándose por un árbol cercano, saltando de uno a otro y usando los rayos que salían de sus manos como lianas hasta llegar al patio que sería el de entrenamiento. En su lugar los hermanos Jung y las amazonas se separaron, Génesis y Taemi subieron hacia la azotea a apoyar desde el aire con los arcos mientras los hermanos Jung bajaban a un encuentro físico.

Cassiopea y Hoseok observaron‍, sin embargo no conseguían divisar al enemigo. Se miraron extrañados, sin entender.

Rossie y Suiseseki aparecieron caminando con tranquilidad hacia ellos y una sonrisa en toda la cara.

—Intruso capturado. —Alzó los pulgares mostrando una sonrisa de dientes blancos.

—¿Ya? Pero... ¿Cómo? Imposible. ¡¿Y dónde está?! —Cuestionó la sirena incrédula, con sus katanas en mano.

—Arriba. —Rió la rubia.— Suiseseki, por favor, bájalo un poco. Y trae a Nee y a Taemi. —Ésta asintió moviendo una mano de arriba a abajo, la otra, libre, la dirigió a donde se encontraban las Amazonas apuntando con los arcos en alto. A Cassiopea casi se le salen los ojos de sus órbitas al ver como sus compañeras, literalmente volaban envueltas en una suave halo blanco hacia ellos, junto a su hermano dieron dos grandes gritos dejando sorda a Rossie. Hoseok fue el que más exageró.

—¡Es...están volaaaaando! ¡Cassiopeaaaa!

—Lo veo y no lo creo... —Ambos hermanos comentaban aquella acción de la valquiria. Taemi tuvo que guardarse un comentario fuera de lugar sobre los gritos de Cassiopea, ya que no quería que Génesis le propinase un buen golpe.

—En realidad fue Suiseseki quien lo hizo. Es una de sus habilidades. La telequinesis y el arte de congelar las cosas en movimiento. —Dijo Rossie mirando hacia arriba, y diciendo todo eso en tono ameno, concentrada totalmente en quien estaba por encima de sus cabezas. Cassiopea soltó un pequeño "woah" asombrada por los poderes de sus nuevas amigas. Algo había atraído la atención de Rossie, dejándola en trance acariciándose con lentitud las manos.

—Un momento... ¿Jimin? ¡Es Jimin! —comenzó a decir Hoseok cuando reconoció al chico.

—¿Tu amigo? —preguntó su hermana incrédula.— ¿Qué hace aquí?

—Yo no lo sé, y dudo que estando en formato Polo Norte vaya a iluminarnos. —dijo Hoseok, aficionándose al vocabulario lleno de sarcasmos que su hermana poseía.

—¿Lo conocéis?

Suiseseki dejó en tierra a Génesis y posteriormente a Taemi, mirando hacia su superior decidió bajar al intruso también.

—Sí. Bueno, yo sí. Es un viejo amigo... —dijo Hoseok.

—¿Lo descongelo? —preguntó Suiseseki a Rossie.

—Sí, yo lo sujetaré. Descansa. —Alzó una mano en su dirección.— Metall Krawatten —Un pequeño pitido resonó desde algún lugar y unas cadenas se envolvieron en el rubio que tenían delante.— Así no te moverás.

—¿Qué cojones haces aquí Park Jimin?

El invitado no deseado sonrió a su viejo amigo.

 

Ambedo: Trance en el que solo pones atención a las gotas de la lluvia, al viento o al calor que roza tus manos.


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Ay, sí, nos tardamos but aquí lo tenéis, el gran capítulo 4,

¡Yeeeeeeaaaah!

-extremadamente orgullosa-

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-extremadamente orgullosa-

Quema las joyas ; jjk, kth, pjm            +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora