Floraina

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El hilo rojo de la muerte.


—¿Conoces a Génesis? —Dijo el rubio tomando de la barbilla a una amazona que estaba en el bosque.

—¿Perdón?

—Soy un... consejero al que mandaron... para informar de la situación... por Hipólita. —carraspeó.

—No me suenas de nada. ¿Por qué no mandaron a una de nuestras compañeras? Además, eres hombre. No, no te creo. ¿Cómo Hipólita va a mandar a un hombre por Génesis?

—Por que dijo que estais escasas de personal por lo del traslado.

—No necesitamos ningún hombre, nos valemos por nosotras mismas.

—Hermosa señorita, yo solo hago mi trabajo.

—¿Cómo me acabas de llamar?

—Señorita. No sé si estás casada o si sigues virgen, estoy intentando recordar la última vez que fui amable, hace tiempo que hablo con una amazona ¿sabes? Me lo ponéis difícil.

—Sí, definitivamente no tienes experiencia.

—Además, yo necesitaba el dinero, soy pobre hasta las trancas, anda, sé buena conmigo. Solo tengo que entregar el pedido e irme. —osea, saludarla, intentar toquetearla e irse, con un sopapo en la mejilla, pero irse feliz al fin y al cabo.

—Oh, no creas que voy a compadecerme.

—No es compadecerte, es ser amable.

—Perdona, que un totalmente desconocido se haga pasar por alguien oficial no se merece mi amabilidad. ¿Qué quieres de ella exactamente? Si te hubiera mandado alguien hubieras sabido que ella ahora mismo no está aquí.

—Vale, lo admito, vengo a devolver esto, es de la valquiria. —sacó la mochila anteriormente llena de magdalenas.— Me comí todas las magdalenas, fui a los supers de la zona y no vendían iguales, así que vine a por más, y a saludar a Hoseok también, somos amigos.

—¿Debo decirte que Génesis es una amazona?

—¿Y yo hijo de un mochi y un bollo de azúcar? Necesito necesidades explícitas para sobrevivir. Entre ellas más de estas magdalenas y otra marca en la pierna de la bota de Génesis.

—Así que tú eres el hijo de los dulces. —Sacó su espada de la espalda y la empuñó con las dos manos.— Te acabas de sacar a la luz.

—Pues nada, si miento me quieren matar y si digo la verdad también, en serio, no hay quien os entienda a las mujeres. —se encogió de hombros.

—Será porque nos alertó a todas en el campamento de tu existencia.

—Oh, así que pensó en mi, que bonito es el mundo de repente.

—¿Bonito? Pidió que te cortáramos las pelotas y te hicieramos trocitos para servirte a Polifemo. Sería peligroso ir allí, pero ella lo haría encantada. Todo por un buen gesto.

—Perdón, me gustan mis testículos. —por acto reflejo se tocó los huevos.— Vamos, por favor, solo quiero mas cupcakes. —hizo un pequeño puchero.

—¿También debería decir que la chica a la que buscas no es del campamento? Si tantas ganas tienes de verla ve a donde fuiste la última vez, ¿Qué no es lógico?

—Ah en serio, ¿por qué debería haber escuchado a Jungkook sobre ser amable con nadie?

—¿Jungkook? Perdona, estropeas mi tiempo de entrenamiento.

Quema las joyas ; jjk, kth, pjm            +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora