3. Antes

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— 2012—

Víctor se había quedado callado hace un par de minutos, suponía que se había dormido pero también temía que algo le hubiera ocurrido.

 Sonreí quedamente al pensar en las posibles palabras que me diría James si me encontrara en este estado— deberías de estarte preocupando por ti, por favor Anya tienes que vivir—era increíble que aun mantuviera cerca de mi corazón la idea de que James podía venir a rescatarme.

Mi mente divago en esos pensamientos por un par de segundos antes de volver a la realidad. Mi cuerpo se sentía como si estuviera hecho de plomo, mi boca tenía un sabor metálico y mis ojos no podían mantenerse abiertos por más de un par de segundos.

 —Víctor— no esperaba que él me contestara, pero por lo menos pensar que había alguien al otro lado de esta pared me daba un poco de esperanza de que todo se pondría mejor— ¿Víctor estas dormido?

—¿Quién es esa?— me quede en silencio por un segundo, intentando procesar lo que acababa de escuchar, esa voz no la reconocía, no era una voz que hubiera escuchado antes.

—¿Víctor estas ahí?— susurre las palabras con suma lentitud esperando que la voz del chico contestara al otro lado pero luego de una horrible pausa nadie contesto.

El pánico me estaba aprisionando, ¿Qué había sido esa voz?, ¿Era amigo o enemigo?, ¿Víctor estaba bien o le habían hecho algo?, tenía tantas preguntas vagando por mi mente que no sabía por cual empezar cuando la puerta de mi celda se abrió de golpe.

La luz del exterior ilumino la silueta escalofriante de Alain, estaba vestido con una gabardina negra y una bufanda gris que hacia resaltar sus ojos rojos, los cuales estaban fijos en mi rostro, taladrándome con miedo e inseguridad.

—¿Cómo lo hiciste?— dijo lentamente como si me estuviera dando tiempo para pensar en una respuesta que le complaciera.

—¿Hacer que?— le dije sin levantarme del lugar en donde me encontraba por dos razones. 1). Estaba demasiado cansada para intentar moverme y 2). Si me levantaba estaba casi segura que él me golpearía hasta volverme a dejar en el piso y eso no me ayudaría en nada.

—No te hagas la tonta— camino hacia mí y se arrodillo hasta que su rostro quedo frente al mío.

—No sé de qué estás hablando—mi boca se sentía seca y me costaba respirar, las paredes que nos rodeaban parecían venirse abajo mientras mi visión se enfocaba en los ojos rojos de mi enemigo.

Su rostro estaba tan cerca del mío que podía oler el olor metálico de la sangre salir de su boca, intente contener la respiración pero eso no estaba ayudando en lo absoluto.

Su mano derecha se cerró sobre mi cuello, en cuestión de segundos me vi privada de aire, mis manos se cerraron alrededor de su muñeca pero no tenía suficiente fuerza para apartarlo de mí.

—¿Cómo hiciste para que escaparan?— sus ojos rojos me perforaron con su mirada y de la nada sentí como mi mente se comenzaba a hacer pedazos, sentía como si todo pensamiento se decidiera en una maraña de dolor en el momento que comenzaba a crearlos.

En medio del inexplicable dolor me escuche gritar, eran alaridos desesperados que ni siquiera sabía que podía hacer hasta el momento en el que los escuche.

Alain estaba hablando pero yo no lo podía escuchar, al igual que ya no podía escuchar mis gritos, me pregunte si mi cuerpo ya no podía sentir el dolor que sentía mi mente y por eso ya no reaccionaba.

Sus ojos rojos cambiaron, su expresión que antes estaba calvada en la mía se suavizo y con ella se fue el dolor, quede colgando del agarre que él tenía de mi cuello, sentía como si todo mi cuerpo careciera de huesos, como si el dolor los hubiera destruido.

Llamas oscuras (Suspendida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora