The Maze Runner Stuff ✔

Newt [Imagina]

Soltaste un bostezo luego de ver la hora en tu reloj por milésima vez en lo que iba de la jornada. Era ya pasada la medianoche, pero seguías sin ganas de irte a dormir a pesar de que tus ojos se cerraban a cada momento gracias al cansancio.

Estabas sola en la sala de mapas intentando descifrar el código que los sacaría de ahí y te rehusabas a dejar la habitación hasta que no hubieses obtenido una respuesta clara. Minho había estado ayudándote durante horas, pero cuando él dijo que iría al comedor por alguna bebida que lo mantuviera despierto, jamás volvió.

Suspiraste e intentaste seguir con tu ardua tarea, sin embargo, el sueño comenzó a ganar la batalla haciendo que tu cuerpo se balanceara hacia adelante. Te levantaste de inmediato luego de escuchar como la sala de mapas se abría y cerraba de inmediato. Pensaste en que podía ser Minho sintiéndose culpable por haberte dejado sola con todo el trabajo, pero tu idea murió al ver a Newt parado a tu lado derecho; su ceño fruncido y su cabello despeinado te dieron la pista para saber que había estado durmiendo.

“Creí que eras Minho” dijiste. Newt sonrió

“Lo vi en mi camino hacia acá. El idiota se ha quedado tirado sobre un tronco. Por un momento creí que estaba muerto”

“¿Y no lo está?”

“Se quejó cuando lo patee, así que creo que sigue vivo”

“Genial” dijiste entre bostezos “Porque sin duda necesitaré su ayuda con estos mapas”

“Puedes continuar mañana” Te dijo Newt en un susurro “Ven a la cama conmigo”

“No puedo” Te quejaste “Debo resolver esto para salir cuanto antes de este lugar”

“Hemos esperado tres años para encontrar una salida. Estoy seguro que podremos esperar un par de días más” Sus ojos suplicantes se posaron en tus labios “Desde que puse un pie en el área quise encontrar una salida, tener alternativas… pero lo único que deseo ahora es que levantes tu lindo trasero de esa silla y vengas a dormir conmigo. Lo demás puede esperar”

“Newt…”

“Por favor”

Frunciste los labios cuando Newt comenzó a hacer su carita tierna de súplica. Rodaste los ojos con molestia porque no importa cuántas veces lo intentaras, jamás podrías negarte a su tierna mirada suplicante.

“Dios, odio cuando haces tu cara de cachorro bajo la lluvia” dijiste mientras te ponías de pie y lo seguías hacia la salida. Él te tomó por la cintura

“Es muy útil, debo reconocerlo”