CAPÍTULO 5

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-¡Ábreme, maldita sea!- volví a golpear y gritar por segunda vez. Parecía un idiota frente a la puerta 7E.

       No hubo ninguna respuesta. Caminé todos los metros para llegar a mi auto. Necesitaba tener sexo con cualquiera, agregar a una más a la lista no haría daño.

       Cambié de opinión. No viajaría a un lugar en busca de una chica teniendo a unas cuantas aquí. Bajé por las escaleras para llegar a la segunda planta. La habitación 2B. Dos toques en la puerta bastaron para que se abriera.

-¿Demond? ¿Necesitas ayuda?- tenía puesto un short pequeño y una blusa de tirantes pegada a su cuerpo como pijamas. No era nada en comparación a Dalia.

-Sí, y necesito mucha.- mi voz ronca salió sin pensarlo. Solo sentí como las palabras escapaban de mi boca.

       Atrapé a Kira entre dos paredes. Besé sus labios con una gran brusquedad. No pensaba lo que hacía, solo lo realizaba. Ella no era tonta, por lo que rápidamente enredo sus piernas en mi cadera. Su gran trasero estaba en mi abdomen así que supuse que podía sentir el gran bulto que se provocó inmediatamente en mí.

-Oh Dios, esto es excitante.- guié su camino hasta el sofá-cama que tenía cerca. La acosté suavemente en esta y ella dejó caer sus piernas. Dejé caer mi cuerpo en el de ella e inmediatamente ella abrió sus piernas para incorporerme. Acaricié sus muslos de arriba a abajo.

       Comenzó a quitar mi camisa, la que fue tirada al piso al igual que la de ella. Bajé su short junto con sus bragas dejándome ver lo mojada que estaba. Kira desabrochó mi cinturón y bajó la cremallera, por otro lado yo intenté desabrochar su sostén, de tantos que había quitado me he vuelto un experto.

-Daniel.- gimió

       Cuando terminé de quitarle el sostén comencé a juguetear con sus pechos. Moví, apreté y lamí el derecho, realicé lo mismo con el izquierdo. Quité mi pantalón para quedarme con el bóxer. Abrí las piernas de Kira para pasar mi lengua por su feminidad. Mordía y chupaba ligeramente, ella solamente me tomaba de la cabeza para empujarme suavemente. Introduje un dedo en ella, vi como su espalda se encorvaba y su boca abrirse para poder buscar un poco de aire. Introduje otro dentro de ella, un leve gemido salió de sus labios. Un tercero fue metido, ella soltó un grito ahogado.

       Moví mis tres dedos dentro de ella.

       Bajé mi bóxer dejándola ver mi pene. Lo tomé para rozarlo contra su feminidad y así tenerla más excitada. No lo pensé dos veces, lo introduje con gran fuerza. Lo metía y sacaba con gran delicadeza.

      Sus manos apretaban mis brazos. Sus pechos hacían un movimiento de s¿arriba a aboajo, de un lado a otro con gran rapidez. Yo seguía viendo su excitación que provocaba. Mis embestidas se hicieron más fuertes, el chocar de nuestros cuerpos se podía escuchar por toda la habitación.

-¡Demond!- gimió por quinta vez.

-No te he dado lo mejor.-

       Busqué uno de sus pechos para introducirlo a mi boca mientras seguía metiendo y sacando mi pene. Pasé por mi lengua por el para luego morderlo ligeramente.

       En un santiamén volteé su cuerpo para ahora tener su trasero frente a mí. Apreté para luego tomarla desprevenida e introducirme en ella.

-Ahhh.- su gemido fue fuerte.

       Mientras la embestía con gran brusquedad, tomaba sus grandes pechos para tocarlos, masajearlos y apretarlos. Mis manos exploraban todo su cuerpo por milésima vez. Lo había hecho antes y lo realizaba nuevamente. Una buena sensación.

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