III - El después

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Antes de empezar con el capi como dato decir que en la historia Luis lo dejó con Graciela al salir de la academia, que creo que no lo había dicho y lo daba por sentado. Y ahora ya vamos al lío...

Narra Cepeda
Aitana yacía inconsciente en el suelo. Amaia fue la primera en correr hacia ella y a mi me faltó tiempo para saltar al escenario. No se de dónde saqué las fuerzas para pegar tal salto pero lo hice sin ningún esfuerzo.
Ahí estaba, su carita blanca como la cal, parecía estar dormida y tranquila. Todo se detuvo. Noemí sacó su móvil para avisar al equipo médico, Alfred agarró a Amaia y la apartó un poco de la escena porque estaba muy alterada y no queriamos más sustos. Roi salió en busca de agua para echarle por la nuca mientras Ana le subía los pies y Manu le hací aire con unas partituras que había cogido por allí. Mi corazón nunca había latido tan deprisa y a la vez tan despacio. No soportaba ver a la gente sufrir y tener ante mis ojos a la chica de la que estaba locamente enamorado desmayada me partía el alma. Me quité la sudadera, tenía mucha calor, y se la coloqué a modo de almohada debajo de su cabeza. No podía soltarle la mano, me hacía sentir más cerca de ella y quería que notara que estaba ahí. Me sentía tan impotente de no poder hacer nada que me estaba desgarrando por dentro. No saber porque estaba así me mataba.
Al poco tiempo llegó un medico y se colocó junto a Aitana. Ésta parecía aun más pequeña tendido en el suelo inmóvil. Lo promero que hizo fue revisar sus constantes vitales. Al parecer tenía la tensión demasiado alta por lo que nos indicó que deberíamos llevarla a algun sitio para que estuviera tranquila y pudera descansar cuando despertara y en cuanto le fuera posible acudiera al centro de salud para hacerse una revisión y averiguar cual había sido la cuadra y evitar que volviera a sucederle.
Decidimos trasladarla a la sala de maquillaje y peluquería pues era amplia y tenía un buen sofá donde recostarla, además que hasta mañana no se utilizaría y estaba apartada del ajetreo de los ensayos. De pronto la mami segunda habló:

Noemí: Cepeda, será mejor que la cojas en brazos y la lleves a descansar. Quédate con ella hasta que mejore y por favor, haznos saber cuando despierte. Si necesitas cualquier cosa estamos pendientes.

Todos estuvieron de acuerdo en que fuera yo quien la llevara y me quedara con ella. Sabían lo que sentía por la pequeña del grupo y eran conscientes de que si no estaba junto a ella no iba a concentrarme en nada más. Así que con mucho cuidado, como si de una muñequita de cristal se tratara, la cogí con mis brazos y me dirigí hacia la sala. Allí la tumbé en el sofá y me arrodille dejando mi cara a la altura de la suya. No podía mirarla, cerré los ojos y mil momentos juntos en la academia vinieron a mi mente. Cuando los abrí mil lágrimas recorrieron mis mejillas y sin poder evitarlo deposité un casto beso en sus labios, tal vez así despertará como en los cuentos de princesas y brujas. Pero no fue así. Fue un beso corto pero lleno de amor y dulzura.
Escondí mi cara entre mis manos mientras me apoyaba en sus brazos. ¿Cómo un ser tan perfecto como Aitana había aparecido en mi vida para trastocarla de pies a cabeza? ¿Por qué me quería tanto si no había hecho más que darle problemas? En mis pensamientos daba las gracias todos los días a sus padres por haber creado a un ángel con un corazón humilde y bueno. No la merecía en mi vida. Ella era luz y yo me decantaba más por la oscuridad de mi cueva, en la que durante muchos años había estado escondido. Pero todo cambió con ella, mi pequeña, cuanto le hace rabia que la llame así y a mi me encantaba. Ella fue quien me sacó y me hico ver lo bonito que era estar fuera. Me devolvió las ganas de reír, de llorar de emoción, de confiar en las personas. Con sus 18 años había conseguido algo por lo que deberían otorgarle el Nobel de la Paz. Su juventud no impedía que fuera toda una mujer madura que al subir al escenario creyeras que llevaba toda una vida encima de ellos. Nunca había sentido algo tan fuerte por una persona, había tenido algunas novias pero jamás me hicieron sentir como ello lo hacía. Con una sola sonrisa, una palabra, un movimiento me hacía sonreír a mi. Su voz me dejaba petrificado. Y sus abrazos, sus abrazos si que eran lo mejor del planeta y del universo. No podía imaginar un mundo sin sus brazos al rededor de mi cuerpo, buscando cobijo en mi pecho. Eramos dos piezas de un puzzle, encajábamos a la perfección y no podíamos estar mucho tiempo separados sin ser uno. "Y llegas tú con tu luz, tu risa y ya da igual, iluminas todo de una vez con tus niñerías, respirarte me da la vida." Fue la primera canción que compuse en el programa y evidentemente ella había sido la inspiración. Claro que hablaba de ella porque Aitana lo iluminaba todo dándome la vida.

Narra Aitana
Me dolía mucho la cabeza y los párpados me pesaban como si fueran de plomo. Podía sentir a alguien muy cerca mía acariciando mis manos. Me acababa de dar un beso en los labios, un beso dulce y húmedo a causa de sus lágrimas. Y de pronto supe quien era, no tenía duda. Al oír esa canción supe que mi querido Luis era quien estaba conmigo y había hecho lo que yo llevaba tanto tiempo reprimiendo, comerle la boca. Apreté debilmente su mano para que fuera consciente de que lo estaba escuchando e intenté transmitirle que le quería mucho y no como mi hermano precisamente. Él dejó de cantar y fue entonces cuando conseguí verle. Sus ojos y los míos a pocos centímetros decían más que todas las palabras que pudiera imaginar.

💛💙

Buenas Noches tropilla aiteda. Es un capitulo con poca acción pero me he puesto a escribir y esto ha salido solo. Espero que os haya gustado y no tengáis una sobredosis de azúcar por mi culpa. Besitos

Tu luz, mi luz ~ Aiteda 💙💛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora