VIII - Sorpresa II

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Narra Aitana

Estaba nerviosa, no me iba a engañar, yo pensaba que íbamos a pasar un rato en la habitación, cenar y charlar como solíamos hacer muchas veces en la academia, incluso ya estando fuera habíamos trasnochado hablando por FaceTime. Pero parece que Cepeda hoy tenía otros planes. Por el camino que recorríamos me daba a entender que íbamos a la parte de arriba del edificio pero no esperaba lo que allí me iba a encontrar.
Llegamos a una pequeña puerta metálica solitaria con un cartel que se leía "Solo personal autorizado", pero este chico ¿dónde me estaba llevando?

Aitana: Cepeda, ahí no podemos entrar. Con la edad estas perdiendo visión, Solo personal autorizado.

Dije apuntando al cartel blanco y rojo de la puerta. Él solo se limitó a ignorarme y sacando una pequeña llave de si bolsillo, abrió.

No me lo podía creer, era increíble la vista que tenía ante mí. Era la azotea del hotel, en un ladito del espacio el suelo estaba cubierto de almohadones, cojines y mantas y alumbrado solo con guirnaldas de bombillas. En el centro una mesita bajita llena de campanas plateadas que seguro guardaban nuestra cena. Una leve musica sonaba de fondo haciéndonos olvidar del caótico ruido de las calles de la ciudad.
Estaba de piedra, lo que este chico conseguía en mi no era de este mundo. Él permanecía detrás mío sin decir nada esperando que fuera yo quien dijera la primera palabra. Me dejé caer hacia atrás hasta que mi cuerpo quedó apoyado en su pecho y él me rodeó con sus brazos. Si no fuera porque estaba bien segura de que estaba viva hubiera pensado que estaba en el paraíso.
Después de unos minutos me giré y le miré a los ojos, brillaban de ilusión, sin yo haber dicho nada sabía que me había encantado la sorpresa y aun solo había hecho que empezar. Sonreía, ambos lo hacíamos, como dos tontos enamorados que era lo que éramos. No había sido consciente de ello hasta que se fue de la academia cuando la soledad me invadió a pesar de no haber estado sola pero él me hacía sentir única, especial, me hacia sentir querida y me aportaba ese chute de valentía que tanto tiempo llevaba buscando.

Luis: ¿Te gusta?

Aitana: Como no me iba a gustar, es precioso Luis. No tenías que haberte molestado y menos con el poco tiempo que habrás tenido.

Luis: Por ti bajaría hasta la luna y las estrellas solo por verte sonreír.

Aitana: Cepeda eso no vale, eres demasiado bueno conmigo y así solo vas a conseguir que no me separe de ti en la vida.

Luis: Creo que quiero correr ese riesgo. Anda vamos a entrar que se estarán enfriando los sanjacobos.

Lo que me faltaba, sanjacobos. Me miró divertido y yo salí corriendo a destapar todas las campas hasta que di con ellos. Cepeda reía a carcajadas, seguro que había hecho el ridículo pareciendo una niña pero ese plato era mi perdición.
La cena fue una delicia, estaba riquísimo y había de todo, desde mis sanjacobos a brochetas de verduras y pollo a ensalada de aguacate y tomatitos y de postre yogurt con miel y granola. No podría decir las horas que llevábamos allí arriba porque no éramos conscientes de nada más a parte de nosotros mismos.
No me había dado cuento de un detalle en toda la noche, en un rincón había una guitarra, la misma guitarra con la que había tocado "Say you wont let go" en su última gala en el programa y estaba usando en la gira tambien.

Luis: Y para acabar quiero enseñarte una cosita, algo que empecé en la academia y ya tengo terminada. Quería que fueras la primera en escucharla porque es muy especial para mi.

Y sin más empezó a tocar "Llegas Tu", aquella canción que vi nacer en el programa, que nos hizo compartir momentos íntimos y despreocupados, y ahora después de unas semanas me la cantaba a mi por primera vez finalizada. Cada nota y cada palabra que sonaban entraban en mi mente como música de los ángeles y me hacían sentirme en el cielo. Lo que nadie podía negar es que era una brutal obra de arte exquisita, después de su trayectoria la gente iba a alucinar con su música si toda era como lo que estaba escuchando.
Entre mis pensamientos la canción llegó al fin y su mirada se quedó fija en la guitarra, podía ver que sus mejillas estaban un tanto sonrojadas por la vergüenza, aun le costaba abrirse y esto había sido como desnudar su corazón, pero yo no podía estar más orgullosa de él. Me acerqué de rodillas a él y le cogí la barbilla para que sus ojos miraran a los mios.

Aitana: Luis, has hecho magia, es genial, me encanta. Tócala otra vez por fa.

Y así pasamos el rato, riendo, cantando, besándonos, acariciándonos.

Luis: Quiero que sepas que he preparado esto porque después de todo lo que has estado viviendo estos días necesitabas paz y dejar de lado por un momento los problemas, no van a desparecer y yo te voy a ayudar a luchar pero no era justo que estuvieras pasándolo mal. Solo espero haberte hecho feliz por un ratito que era mi intención.

Aitana: Nunca podré llegar a agradecerte todo lo que has hecho por mi Luis, nadie me ha cuidado tanto como lo haces tú. No me dejes nunca.

Luis: Nunca me voy a alejar de ti pequeña, nunca. Por ti bajaría la luna y las estrellas si así eres feliz.

Si fuera posible, en ese mismo momento mi corazón hubiera explotado de amor. Cada palabra que salía de su boca, me llegaban a lo más profundo de mi alma, podía decir que estaba enamorada hasta las trancas.
Había demasiado espacio entre los dos así que me acerqué a él y le besé, saboreando cada milímetro de sus labios mientras mis manos se enredaban en su pelo.

Aitana: Te quiero Luis

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⏰ Última actualización: May 20, 2018 ⏰

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