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- ¡Maldición! - grite y patee un basurero del parque por él que iba sin importarme que algunas personas me miraran asustadas cuando pasaban ¡Y una mierda me importaría! Si las imágenes de la cafetería no se borraban de mi memoria, atormentándome y asegurándome lo que ya sabía pero me negaba a aceptar.

Yuuri nunca seria mío.

- Maldición... - el murmuro salió como gruñido, los ojos me ardían como si quiera llorar, pero no lo haría.

El sol aún brillaba persistentemente en el cielo, como burlándose "Se lo que hiciste" "Se lo que estás haciendo" "Se cómo terminara esto". Por eso odiaba tanto el día, porque sin importar qué el sol siempre parecía reclamar lo que la luna no podía, lo ella guardaba de todos el sol lo exponía descaradamente, así como la creciente atracción entre Yuuri y aquel bastardo anciano.

No es que no fuera atractivo, porque incluso yo jamás había visto a un hombre tan sexy en mi vida aun cuando la vida nocturna que he llevado me podría poner en frente un montón de personas hermosas, pero ese no era el caso, el problema es que iba tras de Yuuri.

MI Yuuri.

Volví a patear un basurero en medio del parque por el que iba pasando, esta vez sin asustar a nadie pues ese camino era poco transitado. Un lugar que encontré tan pronto pude salir a buscar un poco de aire fresco y soledad para poder escribirle la carta a Yuuri.

El sauce, nuestro leal amigo y mensajero, me dio la bienvenida con un gruñido de sus ramas mecidas con el viento, le sonreí, me acerque al depósito en él y tome la carta de Yuuri. Un poco arrugada, no como las otras.

"Querido Vicchan

No debes golpear a mis amigos, más bien, no debes golpear a nadie.

Pero estoy seguro que Vicchan tendrá mas razones para hacer eso que yo.

Me alegra saber que Celestino es un buen amigo contigo.

Debo de admitir que me siento un poco solitario pero...

Sigo siendo tu mejor amigo ¿Verdad?

La universidad, todo va bien.

Les he contado a algunos amigos sobre ti, nada de qué preocuparse.

Tú también eres mi preciado secreto, Vicchan.

Ya que lo mencionas, hay algo que aún no te he contado, Vicchan, pero me da un poco de vergüenza hacerlo así que te lo contare luego.

Atte: Tú Yuuri

P.D. El nombre Eros te sienta mucho mejor.

Pero para mí siempre serás mi querido Vicchan"

Mi mirada bajo hacia el césped mientras apretaba levemente los dientes, apenas sentí cuando una sonrisa amarga acompaño mi dolida expresión.

- Ya lo sé, Yuuri... Para ti nunca seré más que "Vicchan"... -

Levante la cabeza recostándola en el grueso tronco del sauce, quien lloraba por mí, por mi desgracia, por mi maldición. Amar a Yuuri siempre había sido difícil, pero nunca sentí que quisiera dejar de hacerlo, hasta ahora que ya no puedo mentirme a mí mismo diciéndome "Algún día..."

Agradecido, pero sin despedirme de nuestro fiel cartero, salí del parque con algo de prisa. Tenía que encontrar papel y pluma para responder la carta de Yuuri. No, más bien seria enviarle una carta con un significado diferente.

Pasando a un baño público a arreglar un poco mi apariencia, llegue en corto al bar de Celestino, empujando personas hasta llegar a la barra. Hasta el final unos inútiles.

- Eros ¿Cuál es la prisa? - Pregunto Celestino al verme pasar de largo de la barra hacia su oficina.

No tenía tiempo que perder, debía de zanjar este asunto lo más rápido posible, y sin embargo cuando estuve escribiendo la carta me tome mi tiempo, pensé con cuidado lo que quería decir. Siempre había sido un escape, una especie de salvavidas para Yuuri, ahora quería qué el escuchara (o leyera en este caso) lo que yo tengo para decir, lo que yo en verdad siento.

- ¿De nuevo escribiendo a ese amigo tuyo? - Pregunto el barman entrando a su oficina.

- ¿Qué más si no? - Respondí en ironía, pero concentrado en escribir, mi receptor solo se acercó a escritorio sentándose cuidadosamente en el borde para no interrumpirme.

Al menos un par de minutos pasaron hasta que estuve conforme con el resultado. "Conforme", la realidad es que no podría estar satisfecho con la situación que estaba creando, estaba asustado de arruinarlo, pero era necesario tanto para Yuuri como para mí.

- ¿Él de verdad es tan importante? - Escuche un tono de dolor en Celestino. Lo ignore.

- Él es lo más importante -

Dirigí mi mirada hacia él, manteniéndolos por un momento. Sabía lo que él quería, lo supe desde el principio, y me aproveche de eso, es lo que siempre hacia con los tipos que trataban de provocarme o que buscaban de un modo u otro tener este cuerpo entre sus sabanas al menos una noche. Pero Celestino era diferente, él no presionaba, era gentil, cuidadoso y sobre todo respetuoso conmigo.

Me hubiera gustado darle un recuerdo al cual aferrarse, un beso al menos, pero no. Jamás podría. Mi ser entero pertenecía a Yuuri, Celestino también lo sabía. Es por eso que lo único que pude hacer fue abrazarlo por primera y última vez.

No volvería a ese inmundo lugar, ni a ningún otro, solo volvería a Yuuri, por última vez.

Caminaba por las calles abarrotadas del distrito comercial rumbo a la universidad de Yuuri, poco a poco las personas aminoraban en el camino permitiendo que el aire llegara mejor a mis pulmones, inhale profundamente y exhale en un suspiro cansado cuando llegue al fin a su edificio. Deje la carta en el buzón general girándome para buscar algún baño público para cambiar mi apariencia antes de regresar.

- ¡Ah, es Yuuri-kun! - El bello de mi espalda se erizo ante el grito agudo de un chico rubio con mechón rojo, estúpidamente familiar, que venía corriendo hacia mi seguido de otro rubio.

- ¿Qué haces aquí afuera, cerdo? - Me puse rígido.

- ¡Yurio! Basta de llamar así a Yuuri-kun - El niño ketchup, ahora lo recordaba.

La primera vez que rondaba por aquí para familiarizarme con el lugar estaba siendo perseguido por unos matones llamando por ayuda a ese tan "Yurio" con la misma voz aguda y acusadora que ahora, ya que pensé que llamaba a Yuuri lo ayude sin pensarlo.

- A él no le importa, Minami -

Y el rubio yanqui, era quien molestaba a y Yuuri con ese apodo tan despectivo usado por una razón infantil, le fulmine inconscientemente, deteniéndome apenas me miro con una ceja alzada y clara preocupación.

No debería estar aquí.

- Me tengo que ir, adiós - Di media vuelta para irme cuando una mano sobre mi muñeca detuvo mi andar, al girarme el rubio yanqui me acuso con la mirada.

Los ojos se abrieron en sorpresa, y su boca se movió sin emitir sonido por algunos momentos. Estaba harto de estos chicos, pero antes de poder zafar su agarre y huir de allí Yurio abrió la boca.

- ¿Quién eres? -


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¡Hola a todos de nuevo! Muchas gracias por sus comentarios y votos, me pone contento que les guste aunque sea un poco esta historia. Sinceramente no se como hacer que esto termine decentemente sin aplazar lo demasiado así que solo seguiré mis instintos.

¡Nos leemos en otra! ~

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⏰ Last updated: Apr 18, 2018 ⏰

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♚ Tokyo BOY  ♚ [ - Katsuki Yuuri - ]Where stories live. Discover now