«16: De nuevo, bingo.»

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Louis POV.

En nuestro camino a Chicago, ibamos escuchando Rock Me y yo iba pensando en que le haría a Anastasia por atreverse a escapar.

¿Quién le dijo que tiene el derecho a escapar? ¿Huh?

La extraño...

Extraño su cabello tan largo.. Sus ojos azules y sus labios tan rojizos... Extraño sentirla y oler su aroma a vainilla y canela.

Pero me desobedeció.

Y no se la voy a dejar fácil.

Llegamos a la primera casa.
Hmm.. Es grande.

Tocamos la puerta, un golpe, dos, tres, cuatro y más...

Nadie salió.

–No está aquí.
Dije pateando una de las ramas que estaba en la entrada.

De vuelta al coche le dije a Marcos que el siguiente destino sería la casa en Nueva York.
Tardaríamos un par de horas pero de que hoy me voy con una Anastasia, me voy.

Hicimos un par de paradas para comer y hacer nuestras necesidades.

Pero llegamos.

Nos bajamos del auto y caminos al apartamento, est vez era un apartamento. Vaya que si estaban escondidos, jamás hubiera sabido de estas casas secretas si no hubiera encontrado esos papeles.

Inteligente hermano, pero no tanto como yo.

Tocamos la puerta un par de veces pero otra vez... Nada.

La última opción era Nueva Orleans.

Dios... Cómo odio esa ciudad.
La odio con todo mi ser. Tuve muchas malas experiencias en esa ciudad que me gustaría olvidar. Una de ellas fué los dos años que estudié un curso de Marketing y allí conocí a una chica... Igual que Anastasia.
El cabello largo y negro, ojos azules y de tez blanca. Me odié a mi mismo por enamorarme de ella pero aún así lo hice, pero ella jugó conmigo.

¿Conocen ese tipo de chica que están demasido rotas como para volver a creer en el amor?

Ella era una de ellas.

Y jugó conmigo.

En esos tiempos yo era el inocente y ella fué la que me enseñó todo lo que sé. Me quitó mi virginidad y jugó con ella. Pero más que todo jugó con mi corazón.

Rompiéndolo.

Rompiéndome.

–Llegamos.
Comentó Marcos.

Marcos me sacó de mis recuerdos y anunciando que habíamos llegado... Wou, si que estuve distraído. Ya pasaron las horas del viaje que nisiquera se cuántas fueron.

–Toquemos la puerta.

Nos bajamos del auto y nos dirigimos hacia la puerta de la casa, es un tanto pequeña para mi gusto, me gustan las mansiones de hecho.
Si Anastasia no está aquí, entonces estoy muy jodido, tengo que volver a Londres con ella o si no soy tío y hermano muerto.

*Toco la puerta*

La puerta se va abriendo lentamente cómo con cautela o como si la persona que estuviera detrás tuviera miedo.

De nuevo, bingo.

VioladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora