Capítulo 1: Un nuevo mundo [Parte 3]

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El salvaje pastizal de las llanuras era muy cortante, rajaba microscópicamente la piel, causaban un pequeño ardor para cualquiera que anduviera descalzo entre las hierbas. Las puntas, como los tallos se incrustaban delicadamente en los poros, intentando entrar y crecer por donde no debían. Era desagradable esa sensación, no muchos toleraban pasar más de 5 minutos sobre las altas plantas, ni mucho menos acerca su cara a estas. Desgraciadamente no todos corrían la suerte de elegir tener contacto o no con los pastizales.

Dave estaba tendido en la tierra, inmóvil, sin otra señal de vida que la compactación y expansión de su pecho por la respiración. Sus brazos, cuello y parte de su espalda estaban al descubierto, en contacto con la mala hierba.

[AHHH~ No me puedo mover... ¿Qué demonios? ¿Por qué? Mi cuerpo... arde... ¡Maldita sea!]

Poco a poco el ardor empezó a crecer en cada parte de su piel. La sensación del calor incrementaba y no había nada que pudiera hacer. Quería rascarse, saciar ese placer, levantarse del suelo y sacudirse. Sacudirse y rascarse. Pero el cuerpo de Dave seguía en el suelo, este no respondía ante las recurrentes y alteradas órdenes de su amo.

[¡Joder! ¡Están entrando! ¡Siento que entran en mi piel!]

Dave sentía como las plantas se agrupaban, formando grandes tallos que taladraban lentamente su piel, causándole un dolor agonizante. Sin embargo todo era psicológico, las plantas no tomaban esa forma, ni intentaban adentrarse en Dave, era parte del miedo y el dolor que estaba experimentando. Dave no era ninguna persona enferma, ni demente. Cualquier persona en su posición sentiría y pensaría lo mismo.

-¡AAAHHHHHH!

El dolor punzante, y la ignorancia de sus alrededores despertaron sus sentidos, permitiéndole moverse nuevamente. Este se levantó bruscamente con aquel grito, balanceándose de un lado a otro, intentando aferrarse al aire para obtener estabilidad y no volver a caer, no quería volver a tocar esas plantas jamás en la vida.

Dave empezaba a cuestionarse, era imposible haber sentido esa sensación desagradable. Este había venido preparado para estas situaciones, estaba cubierto completamente para que las plantas no tocaran ni un solo centímetro de su pellejo. Sabía que tendría que arrastrase y tener contacto frecuentemente con aquellas hierbas, pero su estado había cambiado completamente, ya no portaba los accesorios que había traído. Ni su capa, ni sus botas, ni los anillos. Parte de su ropa estaba quemada, y su pantalón se convirtió en simples harapos. Tenía más pinta de vagabundo pordiosero que de aldeano trabajador.

[La capa... ¡La maldita capa! No... ¡NOOO! ¡Mi padre me matara!]

-¿Estas bien? Estaba seguro que era inofensivo la magia que te aplique. No debes tener ningún problema o dolor.

Un ser se acercó al alterado Dave, mientras este se miraba bruscamente, girando su cuerpo, inspeccionando cada parte de su ser.

-Si lo que buscas son tus cosas no lo encontraras, te los he quitado para prevenir que se destruyeran en el proceso del hechizo. Y lamento lo de tu ropa, supongo que la tela y el algodón común no pueden soportar mi nivel de ácido, aunque haya suprimido gran parte de él.

Dave volteo rápidamente a ver a aquella entidad que le estaba hablando, era Bastián. Este lentamente se estaba acercando hacia él, no tenía piernas por lo que se arrastraba de espacio a espacio, cortando la distancia entre los dos.

-¿Tienes mis cosas? ¿Me los podrías devolver?

La cara de preocupación permanecía, estaba angustiado de perder las cosas que había recolectado los últimos 8 años.

The Gods Slimes: Elder Black OozeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora