Capítulo 3: Torre, máscara, magia [Parte 5]

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El errado herrero, un nombre bien conocido en la comunidad local y en las ciudades fronterizas, una posada de excelencia. Un lugar con buen ambiente, deliciosa comida y buena comodidad, todo vendido a un precio razonable. Un edificio situado en el centro de la ciudad, a unas calles del monasterio de magia y hechicería. Un sitio frecuentado por aventureros, mercaderes y gente de la nobleza.

El errado herrero tiene todo lo que cualquier posada llegaría a desear y más. Altas y gruesas paredes, entradas reforzadas con puertas de acero, ventanales hechizadas con conjuros defensivos y de refuerzo, decoración rustica, muebles de alta calidad, buena iluminación y suficiente personal ágil y eficaz.

En la recepción de tal destacada posada, se encontraba un gran número de personas ansiosas por entrar, registrarse y gozar de los más altos placeres que un ser humano puede saciar. No había alboroto ni disturbios, todos mantenían un correcto control y orden de sí mismos. Algunos estaban aparentando lo que no eran, gente de alta clase y nobleza.

Entre toda esa gente se encontraba un par, el cuál por toda la ciudad se les empezaba a hablar. No eran nada más que Bastián y su buen amigo Zackary.

-Los siguientes pasen al mostrador. –La voz de la recepcionista se escuchaba entre el gentío. Aun no era turno del par de "altos magos", faltaban 4 por delante, y un buen por detrás.

-Sería más fácil matarlos a todos, pasar delante y revivirlos. –Murmuro de "oreja" a "oreja" Bastián a Zackary. –Oh bueno, tragar a los de delante y escupirlos hacia tras.

-O solo esperar 10 minutos más. –Dijo Zackary con la voz cansada, habían esperado 2 horas en la interminable fila.

-No entiendo el ¿Por qué? De registrarnos a una posada, nosotros no necesitamos ni siquiera dormir.

-Es por Dave y en dado caso de que siga con él, Elir. –Respondió Zackary, mientras avanzaba otro lugar. –Ellos siguen siendo humanos.

-Estoy seguro que no les molestaría dormir en el tejado. –Menciono Bastián. –A mí no me importaría, tienen tanta suerte... Un cielo despejado, lleno de numerosas luces perfectas, jamás había visto tantas estrellas.

-Yo tampoco, de hecho... -Zackary suspiro. –A mí tampoco me importaría dormir fuera, pero sabes, no en un tejado.

-¿Entonces? ¿En la calle?

-No, tampoco. Ahhhh. –Zackary sujeto un momento su cabeza y se la rasco. –Ya sabes, estar en un campamento, en una fogata con amigos... Contando... Yo que se ¿Historias de terror?

-¡OH! Eso me recuerda a los viajes de campo que hacía con mi familia, casi nunca duraban, ya sabes todo eso de la contaminación no es buena para, bueno pues... Los pulmones.

-Lo siento. –Zackary agacho la cabeza y bajo los brazos, metió ambas manos en los bolsillos y suspiro débilmente.

-¡Tranquilo! –Bastian le dio una fuerte palmada en su espalda, si Zackary pudiera sentir dolor, seguro estaría retorciéndose en el suelo. –No pasa nada, el pasado es pasado.

La fila volvió a avanzar, esta vez dos espacios, habían sacado a dos personas por armar alboroto. –Estúpidos, su tiempo de espera fue en vano. –Volvió a murmurar Bastián.

-Ellos solo empezaron a discutir muy fuerte, tú querías matarlos a todos. –Reclamó con un tono más serio Zackary, sin voltear a ver a Bastián. –Es nuestro turno, cállate y déjame hablar a mí.

Zackary estaba por dar un paso hacia el mostrador, y terminar la ardua espera del registro, cuando dos personas llegaron con olor a perro, trayendo consigo un escándalo de mil rayos.

The Gods Slimes: Elder Black OozeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora