20 | Bye, B.A

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— ¡No puede ser posible! ¡Esté es otro maldito juego de Julyanna! ¡Salir de la ciudad y dejarnos a Noemí!— gritó Matteo,— ¡¡Ya me cansé!!.

— Tranquilízate, tranquilo,— Luna lo abrazó,— No se trata de una broma. Un chico me dijó que ella fue quién mando a llevar a Sol.

— ¡Lo sabía!,— Matteo se tomó la cabeza,— ¡Es una maldita!.

— ¿Que se supone qué haremos? Tener acá a la niña el tiempo que sea necesario, hasta que llegue ella, o hasta que la encuentren. Tus hijas sentirán pesado tener a una niña que llegó a primer diciendo que es su hermana menor.

— Acá estará, un pocó. No mucho tiempo.

Ambos se abrazaron. Nadie sabía que pensar, verdaderamente Julyanna estaba desaparecida. Justo ahora que Matteo sabe qué ella no es su hija, ella huye. ¿Quién la quiere para llevarla? Se creería más que Noemí.

El miedo se sentía, Luna temía. Con el enemigo desaparecido cualquier cosa podría pasar. Temían por Sol y Mar, ellas eran la carnada perfecta para destruir a Matteo en segundos.

(...)

— Lamentó que no estemos tan comunicados cómo antes,— Sol habló.

— Siento raro, acostumbre a hablarte la mayoría de él rato,— escuchó Sol por el celular.

— Estoy demasiado ocupada, ahora mismo estoy descansando. Mar se durmió en mis piernas.

— Esa niña, cuándo crezca sera una rompe corazones igual que su hermana.

Sol río.

— Levin me marcó cien mil veces hoy.

— ¿Qué?, sabes... creeo que le diré al tipo ese que dejé de molestarte. No quiero que siga llamándote, que entienda que tu solamente eres mía, y de tus papas cierto.

— ¡Sol!,— se escuchó en el living.

— Tyl, te habló después. Algo pasa acá.

Dijo para colgar.

Sol sé puso de pie llevando a Mar de la manita.

— ¿Qué haces acá?,— gritó Mar cuándo logró ver a Noemí en uno de los cuartos.

— ¿Que...?,— dijó Sol sin entender.

— Van a morir.

Sol y Mar se vieron.

— Morirán par de rubias papujas,— repitió Noemí.

— ¿Quién té crees maldita sucia ojos de caca?,— respondió Mar.

— ¡Mar! No digas verdades.

Sol no pudo evitar reír.

— No se rían, en verdad morirán.

Sol no sabía que más decir, no entendía. Solamente tapó la boca de Mar qué estaba por contestar tantísimas cosas.

Sol siguió caminando ignorando a... la niña.

— Sol,— Matteo abrazó a sus dos hijas.

— ¡Papá!,— Sol sonrió. Al ver la sonrisa de su madré también.

Ahí supo que Luna sabía que Noemí no es hija de Matteo.

Pero también supo, que no todo estaba bién.

— ¿Que pasa Papá?,— preguntó la rubia.

— ¿Porque esa niña esta acá?,— Mar se cruzó de brazos.

2 | Ella es, Sol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora