21 | El traiciono

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— Llegamos,— dijó Luna.

Sol salió de el auto directamente a la mansión, abrió la puerta pero su emoción paró cuándo vió que las luces de la mansión estaban apagadas.

— Mamá,— dijo Sol, asomándose.

Luna frunció el ceño, dejó lo que hacía y se acercaba a Sol.

— ¿Qué pasa?,— preguntó.

— Las luces de la mansión nunca están apagadas ¿Porque ahora sí?.

Luna entre abrió los labios y giró a ver a Matteo. El italiano quien tenia a Mar tomada de la mano vio a Luna de la misma manera.

— Te dije que no era buena idea, Matteo,— dijo Luna.

Matteo inmediatamente marcó a Jeden, el jefe de seguridad.

Pero nadie contestaba.

Tampoco querían entrar, sabían que las cosas estaban mal. Sin saber que estaban demasiado mal.

En eso llegó el auto de Simon. Y se les puso la piel de gallina cuando se dieron cuenta que no había nadie en la mansión. Siendo que siempre, siempre había gente.

Por fin, decidieron entrar.

Matteo encendió la luz.

Y Luna quiso morir.

"for humiliating me so cruel" estaba plasmado en un cartel que colgaba de las escaleras, y las letras... parecían sangre.

Por humillarme tan cruel,— susurro Sol.

— ¡Esto es otro maldito juego de Julyanna!,— gritó Matteo.

— No.

Todos giraron a ver a Ambar.

— No es Julyanna,— exclamó la rubia.

— ¿Qué?,— preguntó Luna, más preocupada.

— Es, Julissa.

— ¡Es Sharon entonces!,— gritó Luna.

— Yo no tengo nada que ver con esto.

Esa voz, erizó a todos. Giraron sobre sus talones para ver a aquella mujer algo vieja, pero más fuerte que muchos.

— Sharon...

— ¡Que diablos hacen acá! ¡Salgan ahora mismo!,— dijo ella.

— ¿Dónde están mis padres?,— preguntó Luna.

— Se fueron, con mi padré.

— ¡Dónde est...

— ¡En la mansión de Paris!,— susurró Sharon.

— Porque lo susurras.

— Luna, estamos rodeados, gente de Julissa y de Julyanna están buscandolas.

Sharon vio a Mar y Sol.

— Acaso toda la vida estaremos... ¿Así? Huyendo.

— Luna.

— ¡No! Yo no huiré más. Protegeré a mis hijas, yo mism...

— ¡Basta Luna!,— gritó Ambar— está perfecto que pienses así, pero es la vida de tus hijas, son dos locas. Deja un lado tu maldita actitud egoísta y mejor escuchemos a Sharon, ella sabe perfectamente que hacer en este tipo de casos... ¿O no, madrina?.

Sharon apretó los labios.

— Salir de el país.

— Eso es fácil.

— Pero no juntos.

Luna y Matteo fruncieron el ceño.

— Ahora se verá el trabajo de sus verdaderos "amigos",— dijo Sharon.

— No pienso separarme de ellas,— dijo Luna.

Sharon rodó los ojos.

— Lo terca no se te quitará, jamás.

— La mansión ahora está segura, ya saqué a la gente de ellas.

— Bién, Ahora, ¿Puedo subir a mi habitación?,— preguntó Sol.

Sharon asintió, y la rubia de manera extraña subió a su habitación.

Azoto la puerta, y se deslizó hasta quedar sentada en el suelo, con sus uñas rascó el suelo de una manera chillante, apretaba los dientes intentando no llorar pero después de unos minutos fue imposible, de sus ojos empezaron a salir lágrimas, lagrimas que sacaba con los dedos al instante.

Nuevamente vió su celular y lo apretó en sus manos para soltarlo.

— ¡Maldita sea!,— dijó entre dientes.

Se limpió las lágrimas, pero era inútil.

La puerta intento abrirse, pero como ella estaba recargada solamente sintió la fuerza.

— Sol, ¿estás bien?,— era Sirel.

Sol salió de ahí, dejándole el pasó a su mejor amiga.

— Sol...— Sirel rápidamente cerro la puerta— ¿Es por lo de allá abajó? La casa es segura, si quieres dormimos junta Mar, tú y yo.

Sol negó con la cabeza.

— ¡Dios! ¿Que ha sucedido?,— preguntó Sirel.

— Sirel, nunca te enamores, NUNCA,— dijo Sol.

Sirel entendió la referencia.

— ¿Que ha hecho Tyler? ¿Te han metido otra mentira, cierto?,— La rubia de rulos rodó los ojos.

— ¡Esto no es mentira Sirel! Ty.. Tyl...

Sol tomó nuevamente el movil y se lo lanzó a Sirel.

— ¿¡Que carajos es esto!?,— gritó Sirel.

— Es lo mismo que dije.

— Fue... ¿Cuándo?.

— Esta semana que estuvimos en las Bahamas, ¡Tenia el presentimiento! ¡Sabía que algo pasaría!.

Sol volvió a llorar.

— Es... es, un... ¡Completo estúpido!.

Sirel no creía ver a Tyler Stell, quién supuestamente amaba a Sol, como un loco, besándose con la chica más ofrecida de el colegio, en el centro comercial, tomándola por la cintura. Tan felices.

— Él y sus malditas promesas se van directo a la mierda ahorita mismo, ¡No quiero verle!,— gritó Sol.

Eso, ya había acabado. Y él lo acabó.  Él traicionó.





Es un capítulo corto, no eh tenido tiempo para actualizar

Espero sus comentarios y votos.

¿Fin dé Tysol?

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