✿treintaycuatro✿

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Agustín

El irritante sonido del despertador se hizo presente acabando con mis horas de sueño, mis porras horas de sueño si puedo decir, anoche había pasado tanto tiempo imaginando todo lo que hoy pasaría que cuando me di cuenta ya eran más de las tres.

Vi el reloj, 9:00 tenía una hora para estar listo y en la ubicación en la que se nos había citado.

Una vez que estuve duchado y cambiado baje para encontrarme on mi madre y hermana.

—Buen día pequeño– dijo mi madre, por más que estuviera incluso las grande que ella, siempre sería su pequeño.

—Agustín – habló mi hermana – Aquí está mi regalo para Caro, por favor no olvides dárselo — dijo entregándome una bolsa de regalo muy bien decorada.

Aproveche y metí mi regalo también ahí «La espía» de Paulo Coelho, sabía que a Carolina le encanta leer y a mi me encantaba regalarle libros.

—Ya está el desayuno, siéntate – hablo mi mamá desde la concina.

—Me lo como en el trayecto, quiero llegar antes – dije tomando mis cosas– me llevo el carro.

—No, no, no Agustín – negó mi madre saliendo tras de mi – vos vas a a estar todo el día ahí, y yo necesito el carro, te llevo si queres – asentí resignado.

Me dispuse a acomodar las cosas en el asiento trasero, una vez que termine me puse a comer el desayuno mientras esperaba a mi madre.

—Hola! – reconocí de inmediato esa voz y pude ver como Malena se acercaba a mi — ¿Listo para ver a tu estrellita?

—Male, corta la mala onda ¡Enserio te digo! Vos no sos así.

—Bueno, vos tampoco eras de perder la cabeza por una chica que no te registra.

— Bueno, listo, últimamente cada que hablamos es una pelea, córtala! No quiero perder tu amistad.

— Ya, está bien, como sea, suerte, solo una cosa – hizo una pausa – Si regresas mas idiota te olvidas de tu mejor amiga — Ambos reímos y luego ella tomó su camino.

{...}

—Llegó, llegó chicas llegó – escuche gritar a Laura y me levanté de golpe luego de mi pequeña siesta en los sillones de la oficina — Ay no está re linda.

Llevábamos cerca de media hora esperándola, la verdad me estaba divirtiendo mucho con las chicas, a flor ya la consideraba mi amiga y a las demás recién las conocía, pero eran todas buena onda.

Me tallé los ojos para ayudarme a despertar y me peine un poco el cabello con mis manos, las cuales estaban sudando, sudando muchísimo.

¿algún día me dejaran de traicionar los nervios? Estaba preguntándome eso cuando oí su angelical voz y los latidos de mi corazón se aceleraron.

—Chicos discúlpenme por favor, lo que menos quería es llegar tarde, perdónenme – dijo con una carita que daban ganas de comérsela con dulce de leche, creo que las chicas estaban igual de shockeadas que yo porque nadie decía nada.

—No te preocupes Caro a vos te perdonamos lo que sea — dijo flor rompiendo el silencio. — Por cierto, soy Flor – la abrazo.

— Lo se — sonrió — Yo los ree concozco, son Laura, Tina, Lorena, y Agustín – dijo viéndome a los ojos, yo solo le sonreí.

— Puedo abrazarte – le dijo Lorena, la más tímida de las chicas — Carolina asintió y ella se acercó a abrazarla.

—Venga, abrazo grupal – soltó Carolina y nos acercamos, ahí estábamos los seis, cerré mis ojos y aspiré el perfume de Carolina, era dulce, pero no tanto como ella.

Abrí mis ojos y descubrí que la chicas ya no estaban, era solo yo quien abrazaba a Caro, vi como ella sonreía con los ojos cerrados.

—Tu corazón late muy fuerte Agus — soltó de repente, y es que no me di cuenta que por nuestros tamaños su cabeza quedaba a la altura de mi pecho, me separé avergonzado.

— ¿El tuyo que tan fuerte latiría si abrazas a tu ídolo? – atine a responder — ella me mostró la sonrisa más linda que pude haber visto.

— Bueno, ahora vamos a la furgoneta, que el día no empieza sin un buen desayuno — dijo avanzando de la mano de Tina y Lorena — los voy a llevar al restaurante de mi hermanito Gaston.

Yo avancé atrás de ella dedicándole una mirada asesina a Laura y Flor, sabía que ellas había sido su idea dejarnos solos en el abrazo, como «Aguslina Shippers» a muerte que son. Aunque en el fondo se los agradecía.

En el camino Carolina respondía algunas preguntas que las chicas le hacían y cantamos canciones aleatorias que salían en la radio, yo ya parecía otra chica.

Y entre más tiempo pasaba nos dábamos cuenta de la magnífica persona que Caro es, amable, comprensiva, dulce, respetuosa, generosa, es más de lo que me imaginaba.

—Gastón – dijo llamando a su mejor amigo que se encontraba a unas mesas  de nosotros — Veni que te quiero presentar a los chicos.

—Holaa — dijeron las chicas animadas  saludando.

— Asi que ustedes son los fans de la enana, pero que copados! Deberías aprender de ellos anciana – dijo refiriéndose a Caro, todos reímos.

— ¿Yo a vos no te conozco? – dijo Gaston viéndome.

— ¿A mi?, la verdad es que no, no creo.

—Si, ya se de donde te tengo, eres el chico del bar, ¿te acordas enana? – dijo volteando a ver a caro — tienes una voz impresionante, deberíamos juntarnos a hacer algo un día.

—Cla, claro que si - dije tratando de ocultar mi nerviosismo, ella me dijo que me había escuchado cantar pero no sabía que gaston también, el era un genio en la música y ahora me está invitando a hacer música.

—Che pero no se la robes, no se que sería de Caro sin Agus — Dijo flor, todos rieron.

— No, pero es cierto, no me juegues chueco con Agustín hermanito — dijo Carolina y yo me quede congelado.


Maratón 2/?
Voy a dividir este capítulo en dos para que no quede tan largo, ahora el otro.

Fanboy {Aguslina}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora