CAPÍTULO III

24 7 0
                                    

Son pocas las personas a las que puedo llamar amigos y Evelyn es uno de ellos. Ella estudia enfermería, va en su primer semestre, debería de estar en quinto como yo, pero debido a las difíciles pruebas que nos pone el gobierno para ingresar al sistema de educación universitario; las cuales no pudo pasar al inicio, hicieron que se forme esta gran brecha de semestres.

Todo iba bien. Era un día casi perfecto, no habían mandado tarea, le había ganado a Nathaly en su propio terreno, tenía cita con Evelyn. ¿Qué más podía pasar? Pero recuerden que tengo mala suerte.

Cuando me bajé del bus una voz de un hombre me saludó. No podía creerlo pero al voltearme a ver quién era me asusté al observar que la voz provenía del señor George. Pensaba que ya me había desecho de él, la última vez que lo había visto era hace días atrás en la universidad, creí que se dio por vencido y fue a acosar a otra persona. Pero no.

-Es un gusto volver a verla. Espero que no se haya olvidado de mí.

-No, no me he olvidado de usted.

-La última vez quise hablarle se encontraba ocupada. Quería reunirme con usted antes, pero también he estado ocupado investigando -dijo limpiando sus lentes.

-¿De qué quiere hablarme? -pregunté para ponerle fin a la situación.

-¿De casualidad le han pasado cosas fuera de lo normal?

Me quedé sorprendida. Si a cosas fuera de lo normal se refería a mis sueños, entonces sí. Sin embargo, no quería ser objeto de estudio del señor George, si ya me sentía intimidada por sus apariciones peor si se supiera de los últimos acontecimientos en vida.

-No -contesté muy segura.

-¿Segura? -intervino atónito.

-Por supuesto.

-Pero... se supone que a esta edad ya deberían presentarse los síntomas. He averiguado en estos días y todo señala que es usted la indicada.

-Creo que usted está equivocado, jamás me ha pasado algo raro.

-Pero se parece a ella -prosiguió el señor George-. Ojos azules y blonda cabellera.

-¿Parecerme a quién? -pregunté temerosa.

-A Marieta de Veintimilla. Usted debería ser su reencarnación, nuestra Generalita.

Al escuchar esas palabras tragué saliva del miedo. Escuchar el nombre que me dijeron en mi sueño, reencarnación de alguien y para colmo ese sujeto estaba al tanto de mis rarezas.

-Señor George, se equivoca. Yo soy Isabel Ferretti, no Marieta de Veintimilla.

-Ferretti era el segundo apellido de la madre de Marietta, ella...

No dejé que terminara su oración, porque tan solo quería irme de allí pero no sabía cómo. Lo primero que se me cruzó por la cabeza fue aferrarme al chico que pasaba por ahí fingiendo que nos conocíamos y que estaba esperando por él.

-Por fin llegas -dije desesperada-. ¿Por qué tardaste tanto?, bueno no importa ya podemos irnos.

Aquel muchacho estaba estupefacto, seguro pensaba que una desequilibrada mental se le acercó para hacerle daño. Él me miraba con sus ojos color verde esperanza.

-Por favor, sígueme la corriente -le susurré.

Seguro mostraba un aspecto tan desesperante que él decidió ayudarme y dijo:

-Lamento la tardanza, el tráfico no me dejó llegar a tiempo. ¿Nos vamos?

-¡Claro! Adiós -le dije al señor George.

MÁS ALLÁ DE MIS SUEÑOS  «TERMINADA»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora