Capítulo 77

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Martes, 17 de julio del 2018.

Aquel día, Gianluca llegó al salón de clases completamente nervioso. Saludó al único grupo con el que se llevaba bien, se sentó adelante de todo, casi al lado de los chicos mencionados, pero con una silla siempre vacía a su costado. Está vez, sentía que ya no estaría vacía.

Una cabellera negra y despeinada y una sonrisa iluminada apareció por la puerta del salón, hablando animadamente con el mismo chico que recordaba Gianluca, Ciro había estado celoso por haberle "robado" a su mejor amigo.

Las manos de Gianluca comenzaron a sudar sin poder evitarlo, y los insultos mentales ya habían comenzado a aparecer junto con su corazón palpitando mientras le observaba sin vergüenza. Adriel sonriendo era hermoso ante sus ojos.

Márquez omitió la parte en la que éste chico le ignoró y se sentó con su mejor amigo Ciro. Supuso que tal vez, le hablaría en el receso de clases, por lo que no estaba mal que se junte con Ciro. No le importaba.

- Los grupos de este cuarto trabajo los armaré yo. -Dijo el profesor de ciudadanía, luego de recibir varias quejas por el salón.

Digamos que fue pura coincidencia que a Gianluca le haya tocado estar junto con una chica de nombre Jade, el amigo de Adriel que era sumamente odiado por Ciro... y Adriel.

Sus emociones volvieron a mezclarse y no había mucho que decir de Adriel, el inocente chico pensaba en formas bastante imaginarías en donde la tierra lo tragaba por completo.

Gianluca esta vez, creyó que hablarían sin importar que estén Jade y su amigo, que por cierto, descubrió que se llamaba Ramiro Paez.

Sus pensamientos le jugaron una mala pasada por tres horas seguidas, un receso de una hora y otro tiempo más alargado que el anterior.

El timbre del final del día sonó.

Adriel no le había dirigido la palabra, más que para responderle una pregunta estúpida que Gianluca le había hecho al profesor. Después de eso, lo ignoró.

Lo extra del asunto fue que no fueron una, ni dos veces: ambos chicos chocaron miradas todas las clases en las que estuvieron sentados en frente del otro. La vergüenza era inmensa ante sus mejillas teñidas de rojo.

Cuando Adriel miraba a Gianluca, Gianluca le devolvía la mirada, entonces Adriel corría la vista, y cuando Gianluca alzaba la vista de nuevo, Adriel estaba nuevamente mirándolo.

Gianluca se había ido con el corazón roto, otra vez.

¿Y Adriel? Él... ya tenía el corazón bastante roto y no estaba seguro si habrían partes que podrían terminar más rotas o pequeñas de lo que ya lo estaban.

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