Viernes, 20 de julio del 2018.
Ese último día luego del esperado fin de semana, Gianluca llegó a la escuela agotado. No había dormido nada por haber terminado un trabajo práctico que había olvidado -Por estar centrado en su vida personal-. Sus ojos, que estaban algo irritados e invadidos por un par de ojeras negras, se habían abierto por la sorpresa que tenía de que alguien más haya ocupado el asiento a su lado. Frunció el ceño algo confundido, pero no dijo nada.
- ¡Yo también soy fan de The Walking Dead! -Espetó con emoción Ciro, observando con una enorme sonrisa hacia el chico de cabello castaño.
- ¿Qué? -Fue lo único que salió de los labios de Gianluca al sentarse a su lado.
- Lo digo por el disfraz de zombie...
Márquez rodó los ojos e ignoró aquel antiguo mal chiste. - ¿Qué haces aquí?
- Uh, quería que hagamos las pases... Ya sabes, no quiero llevarme mal contigo ni que me odies por lo que paso. Perdón por haberme callado también, sé qué habías tomado confianza en mí por primera vez y yo no lo aproveché...
- Yo no te he tomado confianza.
- Sh, sh, déjame terminar... Sé que te he lastimado, te he sido infiel y he venido a reparar este daño que le he causado a tu alma... -El ojiceleste llevó una mano hacia el hombro de Gianluca, mostrándose comprensivo ante su dramatización.
- Ciro, no tienes que hacer esta escena, no estoy enojado... O al menos, no contigo.
- Yo invito el helado después de clases.
- Uhm... Hecho. -No lo pensó dos veces, sonrió de repente. Luego de eso, río junto con Ciro.
- Ahora, querido Gian, ¿Quieres hacerme el favor de desbloquearme? -Preguntó luego de parar las risas. Gianluca lo miró callado por unos segundos.
- Pero ya lo he hecho. -Le miró confuso.
- Eso fue rápido...
Gianluca simplemente negó con la cabeza y río. Al menos con alguien ya había reparado algo dañado.
Aunque esa no era la persona que él esperaba.

ESTÁS LEYENDO
Tu poesía
KurzgeschichtenAdriel es un escritor frustrado que cree inalcanzable que algún día pueda llegar a dirigirle la palabra al chico tímido del salón. Su única salida en ese lío de sentimientos dispersos en su cabeza, es recurrir a los mensajes vía teléfono celular. O...