Capítulo 83 p.1

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Lunes, 23 de julio del 2018.

Ramiro caminaba por los pasillos de la biblioteca de la escuela cuando llegó a cruzarse con Gianluca. Al verlo, sonrió mostrando sus tan reconocidos hoyuelos que hacía derretir a más de uno que lo veía, estando apunto de alzar la mano para saludarle. En el caso del castaño en frente de él, lo único que hizo fue empujarlo en un ataque de cólera contra el estante lleno de libros. Una queja salió de los labios del rizado.

La furia, el rencor el cansancio mental y el estrés podían más que cualquier problema de timidez en esos momentos. Gianluca lo había comprobado.

- ¿Ya puedes decirme cómo se te da la cara para ser tan hipócrita? ¿Cómo sostienes esa máscara llena de mierda? -Gianluca susurraba todo sin guardarse nada, harto de que todo lo que se basaba en su vida era vía mensajes.

- ¿Qué te pasa, Márquez? ¿Estás bi-

- ¿Y hasta ahora me preguntas eso? Tú eras el que me causaba que no pueda dormir por las noches, Ramiro, por la maldita ansiedad y miedo de que algo me podía llegar a pasar, porque un idiota e incompetente como tú, me mandaba mensajes intentando llenarme de más inseguridades. ¿A qué te suena eso, eh? -Los orificios nasales de Gianluca se inflaban al inhalar con brusquedad en busca de aire. Sus manos temblaban debido al nerviosismo que lo estaba sofocando.

El rostro de Ramiro Paez cambió por completo.

- ¿Cómo te enteraste? -Preguntó, una risa casi nerviosa se escapó de parte del chico.

- ¿Eso es lo único que preguntarás? ¿Por qué tu mejor no me dices qué mierda quieres de mí o de Adriel? -La mandíbula de Ramiro estaba firme, apretando sus dientes y mirándolo receloso.

El ahora desenmascarado hater, bajó la cabeza y sus mejillas se enrojecieron.

Hubo silencio.

- Hace tiempo atrás le confesé a Adriel lo que sentía por él. -Eso no era algo de esperarse para Gianluca, se notaba hasta en los celos de Ciro- Él... Como ya te estarás dando cuenta, me rechazó. Me sentí mal, no sabes cuánto. Yo sentía que él era el chico ideal, y suena cliché, pero realmente me gustaba, me gustaba pasar tiempo con él y estar con él. Es, realmente, un chico increíble.

Gianluca estuvo de acuerdo con eso.

- Me ofreció a seguir siendo amigos aún así y bien, acepté. Antes a eso ya había tenido una conversación contigo y fue simplemente eso, pero luego, lo volví a ver en los ojos de Adriel. Él estaba mal y sabía la razón. Sé que estuve mal pero... ¿Qué iba a hacer?

- Apoyarlo, Ramiro. Hasta hablar conmigo por una respuesta coherente, pero no intentar espantarme. -El rizado llevó una mano a sus mejillas enrojecidas.

- Sabía que no serviría de nada, pero al menos intentar que abras los ojos... Yo realmente quería ver a Adri bien, aunque no fuese conmigo. Pero eso no pasó.

- Yo...

- Cuatro veces lo he escuchado llorar desde que somos amigos. Cuatro. ¿Sabes cuán horrible se siente no saber qué hacer para que el chico que te gusta, que te tiene como un amigo más, supere a un imbécil?

El castaño sentía su cerebro cada vez más dañado, su alma más desecha y las cenizas de su corazón intentando renacer.

¿Acaso sirvió de algo llegar hasta ese punto? Adriel y Gianluca nunca llegarían a nada más que a perforar sus corazones.

Pero Gianluca realmente quería intentarlo todo por ese chico de sus poesías.

Fue en ese entonces que, a Gianluca se le había ocurrido una idea fantástica.

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