Steve Rogers es un esposo perfecto | Stony

Recuerdo I | Primera Parte

Steve Rogers es el hombre del cual podrías enamorarte

No fue consciente del momento en el cual comenzó a prestarle más atención.

En las reuniones se fijaba en la forma en la que hablaba, la manera en la que procesaba una situación para en un segundo, hacer un comentario mordaz sobre ella, siempre egocéntrico, siempre narcisista. No entendía porqué ahora sonreía imperceptiblemente ante ese sarcasmo que en un momento le había parecido una total falta de seriedad.

Empezó a sentirse incómodo cuando aquel mujeriego freak se le acercaba demasiado, aún más cuando el científico pedante le devolvía la mirada luego de haberle estado observando por largo rato.

Sin embargo, esos extraños síntomas no cesaron allí. Se sorprendía a sí mismo meditando en sus ojos oscuros, el perfil de su barbilla o en la costosa ropa a medida que se ajustaba perfectamente a la línea que definía su cuerpo. Llegó a acostarse con extraños pensamientos en su mente, aquellos que le hacían comprender porqué las mujeres se desvivían por él o casualmente imaginando que si Anthony Stark fuera una mujer, sería una mujer sumamente atractiva.

Cuando asimiló el rumbo de aquellas indefinibles percepciones, intentó luchar contra los impulsos que lo arrastraban contra su voluntad moral.

Pero, evidentemente fue demasiado tarde cuando sus cinco sentidos se despertaron en una realidad donde había terminado embistiendo al hombre de hierro contra uno de los ventanales de aquel enorme taller.

Tenía una vaga idea de lo que podía haber sucedido.

Ambos habían permanecido toda la tarde juntos planificando una estrategia militar que pudiera infiltrarse en la base de una operación comunista extranjera. El supersoldado vio como el playboy se llevaba ocasionalmente un trago tras otro de alcohol a los labios que finalmente había dado los resultados esperados.

—Bien, Capitán Rogers, es hora de que agregue "tener sexo con un hombre" a su lista de cosas por hacer —dijo el hombre que si bien no se había rendido ante ante el ridículo de la embriaguez, no podía huir de algunos de sus efectos.

El primer vengador no respondió, esto debía ser una broma, evidentemente.

Lo creyó hasta que aquel tipo de mirada inquisitoria le rodeó, posicionándose detrás de él para murmurar cerca de su oído.

—Crees que no me he dado cuenta ¿Verdad Rogers?

Se detuvo en seco, no es que tuviera algún pasatiempo extraño, pero la forma en que las palabras habían sido bordeadas con un tono de suspicacia, le acusaban de lo contrario. 

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