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Mamá me dijo un día: «Daremos un paseo; iremos al parque pasando el puente»... y así fue.
Al llegar, me di cuenta de que donde se suponía que debía estar el parque, había una enorme estructura metálica que parecía haberse formado de la noche a la mañana.
—Hija, ya no nos queda nada. Confía en mí cuando te digo que aquí estarás mejor, estarás a salvo de todos... Incluso de mí —me dijo ella al estacionar el auto.
Caminamos a través de una zona al aire libre altamente custodiada por guardias armados que cubrían sus cabezas con cascos, hasta llegar a las puertas de esa gran estructura, allí me dejó en manos de unos doctores que de inmediato revisaron mi estado físico.
Mamá lloraba, de alguna manera yo presentía que ella me estaba abandonando, no por un tiempo predeterminado sino para siempre, y un montón de eventos comenzaron a venir a mi cabeza.
Mamá había empezado a mostrar actitudes muy extrañas. Todo pasó de suceder alguna que otra vez al mes a casi a diario. Se enojaba por cosas sin sentido, o de la nada lloraba con muchísimo dolor, también gritaba muy fuerte sin razón aparente e incluso en medio del silencio perdía a veces el control sobre sí misma y comenzaba a arrojar cosas y a romperlo todo. Tenía constantemente ataques de pánico o de ira. Sus cambios de humor eran cada vez más drásticos y evidentes.
Por otro lado, diría que papá huyó, supongo que estaba hastiado del humor tan cambiante de mamá, aunque en realidad creo que vio el motivo perfecto para deshacerse de algo que nunca quiso: nuestra familia.
Mamá me decía que estaba muy enferma y que todos esos cambios de humor se debían a eso, me pedía perdón y me decía que no me preocupara, que a mí no me pasaría nada y que no me afectaría. Pero por supuesto que me preocupaba.
Un día, ya sin papá y con una mamá a medias, también perdí a mis pocos amigos. Todos se fueron de la ciudad por alguna razón, parecía que escapaban con sus familias dejando cosas de muchísimo valor en las casas, que empezaron a ser saqueadas por aquellos delincuentes que veían la oportunidad, inclusive a plena luz del día.
Con todas esas cosas sucediendo afuera, mamá no me dejó salir de nuevo a las calles. Todo se volvió demasiado peligroso, así que decidió colocar rejas en las ventanas y en las puertas; yo sentía que nos encerraba en una especie de calabozo.
Las escuelas fueron cerradas, no se veía gente caminar por las calles como antes. Por eso decía que no nos quedaba nada: ni amigos, ni familia, nada, y decidió llevarme a ese lugar seguro que escuchaba a diario en las noticias para que no me quedara sola cuando ella no pudiera seguir haciéndose cargo de mi.
Y aquí estamos... en el "lugar seguro".
Segundos después de que mamá me entregó a los doctores vinieron unos guardias y la echaron del edificio bruscamente. Para este punto sus signos físicos empezaban a hacerse evidentes incluso para mí. Sus ojos estaban notablemente rojos y el color de sus venas comenzaba a notarse en algunas zonas de su cuerpo como en el cuello y los brazos. Los doctores gritaban: «¡Contagio! ¡Contagio! ¡Sácala de aquí! ¡Revisa a la niña!».
Recuerdo que me extrajeron sangre y me hicieron todo tipo de exámenes.
Lloré por largo rato hasta que no me quedaron fuerzas para seguirlo haciendo y tuve que calmarme. Supongo que mi necesidad de entender qué era lo que estaba pasando era mayor que mi necesidad de llorar y a veces mi mente se ocupaba más en eso. Estaba cansada. Tenía una lucha librándose dentro. No sabía qué hacer.
Después de todo esto, uno de aquellos guardias me llevó a una sala grande. En esa sala había decenas de niños que rondaban quizás los cinco u ocho años.
La mayoría lloraba pero yo ya no lo hacía, en parte porque me sentía un poco aliviada por tener la oportunidad de alejarme de mamá, no quería ver que se deteriorara aún más frente a mis ojos. Quería recordarla como era en el pasado, antes de que todo lo malo comenzara. Ella había sido una gran madre.
Pasaron largos minutos y yo seguía parada en aquella sala. Muchos de los niños junto a mí comenzaron a sentarse en el piso frío uno por uno. Algunos ya habían dejado de llorar, pero todos seguíamos confundidos esperando en silencio, mientras veíamos a estos guardias traer más y más niños.
Pensé otro momento en mamá. ¿Qué sucederá con ella de ahora en adelante? ¿Qué piensa hacer? ¿Esperará a la muerte?, ¿ó quizás algo peor?
Recuerdo que no hay cura para su enfermedad, o eso me dijo. No puedo culparla por nada, después de todo ella me quería y mucho, yo lo tengo muy claro. Se preocupaba por mí aunque en últimas instancias los cambios en ella la hubieran hecho parecer otra persona. Quizás yo no estaba entendiendo la clase de sacrificio que ella hacía en ese momento debido a mi corta edad... pensar en todo eso hizo que mis ojos se humedecieran de nuevo.
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|| CRUEL ES BUENO || Maze Runner
Fanfic«A todos nos dicen que CRUEL es bueno pero nunca nos dicen porqué. Un día, uno que parecía de los peores días de mi vida, yo te conocí y por fin lo entendí». Quiero darle a esta historia un giro y una perspectiva un poco diferentes, mostrar la vida...