Naruto envuelto en malos prejuicios se ve convencido de abandonar a Hinata, sin saber que en su interior su amor ha sembrado un hermoso capullo.
Su hijo.
Años después él decide volver para averiguar que fue de ella y cuando se da cuenta que tiene un...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Impossible - James Arthur"
Despertar fue la pesadilla de mi sueño, había pasado un sólo día desde que el padre de mi hijo se entero de la existencia de la cría que dejó con su apuesta de preparatoria. Todo eso me trajo el mayor insomnio de los tiempos, pensando en las diferentes maneras de mandarlo a la mierda y otras tantas de aceptar su buena voluntad, incluso sacudió en mi cabeza la estúpida idea de perdonar su abandono.
Recordaba perfectamente el acuerdo en el que quedé Naruto, nos veríamos hoy para hablar del pasado y abrir la puerta de la duda, sin embargo no deseaba cumplir mi palabra. No quería tener que lidiar con un rubio entrometido, el cual seguramente tenía miles de preguntas sobre mi vida privada, cosas que no debía adjudicarse.
La cabeza aun me dolía, los ojos seguían hinchados y mi cuerpo resentía la posición de feto que había adoptado por la madrugada, pero debía levantarme, asearme y correr lo más lejos posible antes de que el papá desaparecido regresará.
La ducha debía ser el relajante perfecto para estas ocaciones, decidí poner el agua todo lo caliente que se pudo, incluso me quemaba hasta los huesos y sentía mi piel arder bajo la regadera, debo decir que concentrarme en ese dolor me servía para no recordar todo lo acontecido en los últimos siete años de mi vida, cosa que no se me estaba dando muy bien últimamente. Aunque no quería admitirlo yo también necesitaba una explicación, ¿porqué yo entre tantas mujeres? ¿porqué alguien apostaría conmigo?
Había suprimido este tipo de pensamientos y sentimientos tanto tiempo que la vida me cobraba la factura atrasada, me lanzaba el dolor nuevamente a lo más profundo de mi corazón. La mitad de mi vida se concentró al estudio y a la familia, para cuando el amor llego a mí me sentía lo suficientemente madura para superarlo de forma real, incluso cuando me abandonó pude levantarme, llorar sólo en la ducha y dejar mi caparazón de coral expandirse en los aires.
Estaba decidido, dejaría de lado la estúpida carta de Boston, la tiraría en el triturador para que ni mi padre ni Naruto pudiesen encontrarla. No necesitaba ir a una buena Universidad si no sería feliz, podía graduarme perfectamente en medicina en la Facultad de Alaska, junto a él, a lado del rey de los demonios, esos que vivían en mi corazón. Ajeno a eso sólo necesitaba comprar el boleto para irme con él, no iba a perder las vacaciones en un pueblo que jamás me agrado lo suficiente para vivir, quería conocer otros lugares y viajar cuanto me fuera posible.
Bueno, ese era el plan inicial si el test resultaba negativo, más de un mes con nauseas y dos semanas de retraso menstrual me venían preocupando. Ino había tenido que robar una prueba de embarazo de la farmacia de sus padres para no levantar sospechas en un pueblo tan chico, y yo corría en círculos mientras los malditos cinco minutos pasaban.
¿Si salía positivo que demonios iba a hacer? Tener un bebé a los dieciocho seguía estando mal aunque la sociedad hubiese avanzado en los últimos cien años.
