Naruto envuelto en malos prejuicios se ve convencido de abandonar a Hinata, sin saber que en su interior su amor ha sembrado un hermoso capullo.
Su hijo.
Años después él decide volver para averiguar que fue de ella y cuando se da cuenta que tiene un...
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"Like I'm Gonna Lose You - Jasmine Thompson"
La marea sube, los peces se han vuelto remolinos y la luna está enloquecida.
Me toma por sorpresa cuando el inesperado visitante me hace dar la vuelta y quedar frente a él, sin avisarlo une sus labios a los míos en un beso voraz, hambriento, posesivo y lleno de pasión. Su lengua poco a poco se va adentrando en mi boca sin permiso alguno y me come de una manera única, tan conocida de él.
Los recuerdos, la culpa, la tristeza. Naruto está absorbiendo la angustia que por cinco años he cargado, la está remplazado con los dulces suspiros que lanza en mi boca, tenues gemidos que me impregnan de él y entonces lo decido, lo elijo a él, me entrego a su amor una vez más.
Sus labios son una entrada al cielo, húmedos y frescos moldean a la perfección los míos.
Los sentimientos se encienden entre nosotros, sus caricias son una bienvenida familiar, su aliento me dobla las piernas como una chiquilla virgen y esos gemidos contenidos que lanza en mi boca me prenden de tal forma que mis bragas ya están inundadas de mis jugos sexuales, de esa humedad que delata lo excitada que me encuentro.
Sus labios son diestros, su beso es delicado y delicioso, me muestra todo lo que quizás planea para nosotros en la vida, pero que lastimosamente aún no conseguimos. Su lengua comienza a embestir mi boca y mi entrepierna a mojarse más; él huele exquisito y sabe aun más, pronto nuestras manos no encuentran sosiego alguno y comienzan a explorar nuestros cuerpos.
La mano que sostiene mi cadera sube por debajo de la sudadera que adquirí en la barata, se desliza con suavidad provocando que cada poro a su paso se abra. Su otra mano suelta mi muñeca cuando mis labios exigen más de él, enreda sus dedos entre mi cabello, masajeando mi craneo. Decido que no me quiero quedar atrás, necesito tanto de su cuerpo como él del mío, levanto ambas manos a su torso, pegando los dedos a la camisa negra que lleva adherida a la espalda.
Lleva sus manos a mis glúteos, los aprieta y masajea como se le da la gana, doy gracias que mi cuerpo ha conservado su forma después de un parto. Se da cuenta que mis jadeos incrementan dentro de su boca y se aparta un poco para bajar a mi cuello. Recuerda mi punto débil, ese que me hace estremecer y me da media vuelta para tocarlo, con sus afilados dientes mordisquea el lóbulo de mi oreja para después descender hasta mi nuca, succionando, rozando con sus huesos blanquecinos y lamiendo con el lubricante que su lengua esparce. Su pecho se presiona a mi espalda reclamándome suya, desliza una mano por mis ubres sin dejar de hacer su trabajo en mi punto clave, sus dedos encuentran mi pezón izquierdo y comienza a delinearlo con delicadeza, mis caderas se restriegan sobre el prominente bulto que se ha hecho en sus pantalones. Ambos gemimos, lo quiero dentro, tan dentro que pueda partirme en dos, deseo tener todo de él nuevamente, no me importa el mañana. Quiero que me haga suya y no lo callo:
—Hazme el amor, Naruto—no quiero una negativa así que antes de escuchar su respuesta llevo la mano hasta su miembro, mis dedos se vuelven torpes pero responden mis deseos a la hora de desabrochar el pantalón de mi hombre, mi mano ahora cubre su falo y lo acaricia junto a sus testículos, reconociéndolos—. Por favor.
