8. Broken heart

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Jimin sintió el fuerte brazo apretarle las caderas, se volteó lentamente viendo a Yoongi dormitar a su lado. La costumbre del mayor le estaba enloqueciendo un poco. Había pasado un  mes desde el susto de muerte que habían enfrentado en el viejo templo, dos días después Yoongi no había la grado conciliar el sueño. El menor con el temor de que perdiera la cordura lo arrulló toda la noche, pues solían dormir separados. Desde aquel día, el mayor no hacía más que reclamar un lugar en la cama al lado del pelinegro, cayendo en los brazos de Morfeo con solo sentir el esponjoso y cálido cuerpo a su lado, dejando a un Jimin sonrojado y algo incómodo cuando en la mitad de la noche, le proporcionaba suaves caricias. 

El menor bufó, saliendo del fuerte agarre y dirigiéndose al baño. Se miró en el espejo, observando atentamente como cada vez le quedaba menos tinta. Llevaban un mes vagando por las calles, escapando de Villa en Villa, temiendo por sus vidas. Los hombres de negro, los habían visto un par de veces y simplemente se sintieron obligados a correr aún más rápido. Todo se había vuelto demasiado real y el pasar de los días se estaba llevando una buena porción de él, cada vez era más consciente de que estaba muriendo y no hacía nada para detenerlo. 

- Todos mueren ¿no? - se dijo mentalmente frente al espejo - Sólo lo estoy haciendo más rápido de lo normal... con un leve estremecimiento entró en la ducha, esperando que el agua se llevara sus preocupaciones. 

El mayor se removió en la cama, buscando la fuente de calor y notando que ya no se encontraba. Abrió los ojos mirando al sucio y desgastado techo, escuchando el agua de la ducha caer. Todo este tiempo juntos les había llevado a adquirir pequeñas costumbres, como compartir la cama y la ropa e incluso turnarse para cocinar.  Cualquiera que los viese pensaría que son una pareja de jóvenes viajeros y eso le importunaba. No quería pensar siquiera que podría llegar a tener sentimientos por él menor más allá de estar metidos en el mismo lío. 

El pelinegro salió del baño completamente vestido, tomando asiento frente a la pequeña ventana. 

— Jimin — le llamó el peliblanco — Toma una chaqueta. Tenemos que salir. — Ordenó, levantándose de la cama camino al baño para cambiarse, el frió se estaba apoderando del ambiente poco a poco, llevándolos en un lúgubre trayecto de desesperación.  

El menor obedeció la orden como un pequeño soldadito, buscó su abrigo y lo calzó. Últimamente, quería evitar pensar en el extraño sentimiento que le estaba produciendo el mayor en su estómago, se negaba a creer en las dichosas mariposas porque eso solo significaría problemas. ¿Acaso, le gustaba su hyung? Sacudió su cabeza empujando hacia lo más profundo aquellos cortos recuerdos de su infancia, antes de que Yoongi fuese demasiado mayor como para compartir con ellos. Tendría que dejarlo allí, ya estaban lo suficientemente jodidos. 

Juntos caminaron a la pequeña plaza del parque central, donde se sentaron en una vieja pero bien conservada silla de madera. Jimin observó como Yoongi se agachaba a recoger algo de la silla mientras hablaba con tranquilidad.

— Hace una semana me comuniqué con Jungkook. Los demás se encuentran bien, nadie los está siguiendo, así que decidí pedirle un favor, la ruta que estamos siguiendo no es aleatoria. Tal vez debamos llegar a China pronto o trasladarnos a Vietnam pero estaremos a salvo. 

El menor lo miró con ojos sorpresivos — ¿Va-vamos a salir del país? — preguntó angustiado. 

Pe-pero ¡moriré lejos! pensó. 

— Es necesario Jimin, los templos aquí no han sido de mucha ayuda. La mayoría están deshabitados y...— se silenció cuando vio al menor sollozar ante sus ojos.  — No será mucho tiempo, encontraremos a alguien en menos de un año...

— ¡Yo no tengo un año! — gimoteó — Us-usted tie-ne más tinta , hyung — musitó bajo — Yo no...  no viv...a este paso... moriré en tres meses — finalizó cubriendo su rostro lleno de lágrimas con sus pequeñas y regordetas manos. 

El corazón del mayor se encogió. ¿Cómo es que había olvidado un detalle tan importante?. Para él, su muerte no estaba cerca, sabía que su cuerpo estaba muriendo pero la tinta le recorría de tal forma que mínimo tendría dos años para arreglarlo, para el menor no era lo mismo. 

— Yo... — trató de hablar sintiéndose culpable — Lo... siento... no fui consciente de... 

— ¡Claro! — lloriqueó  — Como hyung sale todos los días — sorbió por su pequeña nariz — y me deja tirado — hipó  — en el cuarto mientras yo veo la tinta desaparecer, frente a mis ojos — hipó de nuevo  — no lo nota... 

— Jimin... yo — En ese instante se percató de muchas cosas, tanto así que apretó sus puños con fuerza. Había sido un completo idiota, se dedicó a buscar en los libros una respuesta, saliendo todos los días, regresando para una rápida cena y ¡por supuesto! acostarse con el menor que lo arrullaba cada noche, haciéndole sentir en paz. ¿En qué momento olvidó la vida que le acompañaba? — Yo lo arreglaré — Aseguró, abriendo el grueso libro que estaba debajo de la silla. Un pequeño pedido a su amado Kookie que tal vez salve la vida de Jimin. 

Maratón 2/2

¡Mis amados lectores! Traje una pequeña maratón porque siento que no podré publicar en mucho tiempo, he pasado momentos difíciles pero nunca ninguno como este. Les deseo mucha felicidad, por favor disfruten cada momento y estudien mucho, nunca se sabe cuando les será arrebatado de repente. 

El chico del tatuaje «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora