15. Entregado

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Yoongi se despertó sintiendo el fuerte calor recorrer su cuerpo. Su piel hervía a cada segundo y sentía una ardiente y sofocante aura a su alrededor. Se removió en la cama, siendo consciente del esponjoso cuerpo que se encontraba a su lado. Sacudió su cabeza pensando que era tan solo un espejismo pero la figura no desapareció. Una sonrisa se coló por sus labios. Allí estaba Jimin acurrucado a su lado, sobre su cama, acunando en sus brazos al pequeño Tebaki que habían rescatado de aquel abandonado lugar.

Su vida ahora era confusa y cambiaba drásticamente de forma rápida y sin aviso. Cuando todo su éxito estaba planeado y ya juraba que se llevaría a Jungkook junto a él a América, todo se había ido a la mierda.

¡Si tan sólo no hubiese visitado esa maldita aldea! se reprendió a si mismo mentalmente.

Se levantó de la cama sintiendo el frío suelo bajo sus pies, caminó despacio buscando no hacer ruido hasta la cocina. Abrió la nevera en un gran suspiro sacando una botella de agua, retiró la tapa dando un gran sorbo que calmara su creciente sed. Se sentía raro... tal vez... ¿Hormonal?

Se tomó un segundo para recapitular todo lo que había pasado en los últimos días. Después del templo, el enviar a todos en un vuelo directo a algún país latinoamericano, había acrecentado sus preocupaciones y como si fuera poco, encontrar los padres del menor era una tarea titánica. ¿Cómo es posible que ni siquiera estuviese en la lista de personas desaparecidas?. Finalmente, estaba Jimin, haciendo presencia en su vida de una forma tan profunda que aún le costaba creer y perdiendo tinta como si esta se diluyera con agua.

Sabía que tenía que devolver al menor con su familia y tal vez eso haría que toda esta mierda por fin acabara, pero ¿Tendría el tiempo suficiente para ello?

— ¿Hyung? — le susurraron a sus espaldas haciendo que de un respingo y tire toda el agua al suelo.

— Pe-perdón — tartamudeó el menor — No era mi intención asustarlo — dijo burlón.

— Este mocoso... — refunfuñó el mayor riendo bajito también.

Se sonrieron y juntos limpiaron el desastre con toallas de papel, sentándose al rededor de la isla que se encontraba en la mitad de la cocina. La distribución del apartamento permitía que la estancia tuviese vista a toda la sala y aquel lugar donde se encontraba el precioso piano de cola.

— ¿Cómo te encuentras? — cuestionó el peliblanco al ver a Jimin distraerse con el gran ventanal.

— Yo... estoy bien — afirmó sonriendo hasta que sus ojos desaparecieron — Mi cuerpo está resistiendo mejor de lo que esperaba.

— Es lo justo — musitó el mayor tomando la mano ajena y acariciando los regordetes dedos con suavidad — Te has sacrificado de tal forma que...

— No hay necesidad de decirlo... yo... no podría haber hecho las cosas diferentes. Era Jungkook y este pequeño... no podría dejarlos.

Yoongi apretó la regordeta mano agradecido pues su Kookie no hubiese sobrevivido de otra forma, aunque eso le haya costado a Jimin toda la tinta de su espalda y al menos cinco días de reposo absoluto porque su cuerpo se negaba a reaccionar. Lentamente se levantó de la silla y caminó hacia menor sosteniendo la mirada en esos brillantes ojos chocolate que resaltaban en la oscura noche. Sintiendo una profunda necesidad de contacto se acercó a los labios contrarios y sin mediar palabra le robo un beso, lento, húmedo y suave lleno de un profundo sentimiento difícil de descifrar.


— Mmnh — ronroneó el mayor cuando se detuvo por falta aire. Abrió los ojos para encontrarse con esa mirada llena de deseo y ternura, con parsimonia comenzó a acariciar a Jimin sintiendo como la piel se erizaba al contacto. El menor gimió levemente sobre el beso, despertando de nuevo ese calor que había sacado a Yoongi de la cama.

— Jimin~ — le llamó con necesidad.

El pelinegro se dejó hacer, respondiendo con pequeños suspiros a las caricias cada vez más sugerentes. En movimientos rápidos y fluidos, sus camisas desaparecieron. Yoongi tomó el esponjoso trasero contrario y lo levantó de la silla, mientras el menor enredaba sus brazos y piernas al rededor del fibroso cuerpo, profundizando el caluroso beso. Sin cuidado lo acostó sobre la mesa, observando el lujurioso y erótico desastre.

Ojos brillantes, labios hinchados, piel sudorosa, respiración agitada y una creciente erección era el deleite ante sus ojos. Sonrió de lado, al tiempo que Jimin movía el pantalón de su pijama dejando ver el hueso de sus caderas, en una clara invitación.

El peliblanco levantó una ceja ante el gesto, haciendo sonrojar al menor, que tomó la pretina del pantalón contrario y lo empujó hacia sí abriendo las piernas. Yoongi  gruñó por el contacto de sus erecciones a pesar de la ropa, sin meditarlo retiró todas las prendas del menor dejándolo desnudo y necesitado sobre la mesa. Acarició los muslos con lentitud, acercando sus dedos a aquel profundo lugar, tentándolo, mientras dejaba húmedos besos sobre el dorado cuello y se complacía con los gemidos.

— Ahh~ — sollozó el menor cuando sintió su piel quemar.

El mayor no aguantó más y de un tirón retiró la ropa restante en su cuerpo para unirse a la sedosa piel contraria. Con calma se acomodó entre las piernas de Jimin, frotando sus erecciones en un placentero vaivén.

— Hy-hyung~ — gimió — Ap-ú-re-se

El peliblanco rió contra la suave piel del cuello y susurró con voz ronca mordiendo el lóbulo de la oreja — Que travieso eres mnh... no vayas a gritar porque despiertas al niño...

La palabras de Jimin se quedaron atrapadas en su boca, enrojeció y arqueó su espalda mordiendo sus labios en el momento en que sintió el primer dedo invadir su cavidad. El intruso se movía de forma rápida causándole un pequeño dolor y reflejando la urgencia. En pocos minutos dos dedos lo dilataron sin cuidado, abriendo paso a lo que vendría.

Yoongi retiró sus dedos, provocando un profundo jadeo. Acercó el platinado plástico del condón a los labios de Jimin quien lo rompió con un sensual  gemido, con rapidez se lo colocó y lo penetró sintiendo los músculos ceder a la intromisión. Jimin gimió ahogado aferrándose a los brazos contrarios y moviendo su cadera. Sus ojos estaban cerrados con fuerza, al tiempo que el mayor tomaba una fuerte respiración.

— Tan estrecho... — susurró agachándose hacia el pecho del menor y dejando algunos mordiscos.

Las embestidas comenzaron lentamente, permitiendo que se disfrutasen el uno al otro entre ahogados gemidos. No paso mucho tiempo, cuando la velocidad se tornó vertiginosa y salvaje, haciendo que sus pieles sudorosas llenas de tinta, rozaran contra la madera y los dedos de Yoongi se clavaran con fuerza en los generosos muslos del menor.

— Ma-más — pidió Jimin en una súplica silenciosa.

— No. Grites. — ordenó el mayor con cada estocada, apretando los dientes y aumentando la fuerza de su empuje.

Juntos escalonaban la precipitada carrera del placer sintiendo su orgasmo construirse de forma incontenible.

— ¡Hy-ung! — gritó el menor contra los pectorales contrarios cuando el arrebatador orgasmo lo atropelló por completo, arañando con sus cortas uñas la firme espalda contraria. Yoongi ejerció aún más fuerza, pegando las rodillas de Jimin contra su pecho, llegando más profundo, empalando el cuerpo contrario y mordiendo la clavícula del menor en el momento que su orgasmo llegó.

Jimin gimió de nuevo cuando se sintió lleno, acariciando la cabellera blanca que trataba de controlar su respiración sobre su pecho. El mayor levantó su rostro para ver su obra y su ser se congeló.

Todo el cuerpo de Jimin estaba brillando, sintió como el tiempo se estancaba mientras veía la tinta iluminarse y fluir como un río de luz hacía el corazón del menor. Estaba desapareciendo de todo su cuerpo y concentrándose  en aquel lugar. El pelinegro gimió de nuevo, esta vez de forma lastimera, con sus ojos fuertemente cerrados.

— ¡Jimin! — le gritó el mayor justo en el momento en que sentía que la vida bajo su cuerpo se desvanecía.

3/3

Espero les haya gustado (^u^) estoy practicando para un omegaverse. ¿Salió bien? Los quiero mucho y nos leemos pronto.

El chico del tatuaje «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora