5. ¿Tú solo?

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Jimin había salido del hospital dos días después, con tantos medicamentos que tendría que tomar al menos uno cada hora del día. Yoongi jamás regresó a su habitación, había enviado un mensaje a Kookie con motivo de un viaje urgente. Desde aquello, había pasado un mes.

Jimin no podía hacer nada más que ver como poco a poco sus tatuajes iban desapareciendo, primero la tinta se ponía un poco clara hasta que se desvanecía. Explicarle a Jungkook todo lo que sucedió en el año que estuvo lejos, fue una de las cosas más difíciles que hizo a lo largo de sus 25 años, ver esos pequeños ojos cafés que siempre estaban llenos de emoción apagarse y llenarse de lágrimas , le había costado un poco de su alma. Para resumirlo, ahora vivía en el apartamento de Taehyung y de alguna forma Kookie también se había mudado para estar cerca de él.

Cada vez que Jin los visitaba, era imposible no notar un deje de tristeza y desolación en sus ojos, después del arrebato del hospital, el mayor se disculpó un montón de veces y preparo deliciosos platillos para su pequeña familia, aún así era inevitable que todos se alejaran del sombrío sentimiento de que la vida de Jimin se les escapaba entre los dedos.

Luego estaba Jung Hoseok, aquel hombre brillante y atento que a pesar de saber la situación, sólo llenaba el ambiente de un ánimo transitorio y mantenía una activa comunicación con Yoongi, enviándole mensajes a Jimin de que pronto regresaría.

Esa tarde de martes, se encontraban todos sentados en la pequeña sala del departamento, trayendo viejos recuerdos de infancia a su presente. 

— Como olvidar la vez que Jungkook, lloró en su cumpleaños porque pensó que Jin hyung lo estaba regañando — el menor de todos los presentes, hizo un gran puchero mientras los demás reían a carcajadas, el timbre sonó con insistencia, mientras Jungkook se ponía de pie sonrojado y molesto para abrir.

— ¿Hyung? — soltó sorprendido cuando vio la cabellera blanca algo agitada frente a él.
— Dile a Jimin que nos vamos, Ahora — ordenó sin dar espera alguna.

Al escuchar la gruesa voz los demás se levantaron hacia a la puerta.

— ¿Suga? — le llamó el pelirrojo sorprendido. 
— Te he dicho que no me digas así, Hoseok  — siseo el mayor, al tiempo que sus ojos se posaban sobre el chico lleno de tatuajes. 

— Jimin vámonos. No es buena idea que estemos todos aquí.

Justo cuando el pelinegro iba a responder, Taehyung se le adelantó enfadado y decidido. 

— No — dijo con voz firme — Esto de los secretos y los tatuajes que desvanecen y toda esa mierda mágica tienen que acabar. O nos incluyes o Jimin no sale de esta casa.

El mayor le miró con una mueca llena de horror, tratando de acercarse a Jimin y viendo como todos los cuerpos lo iban cercando. Así decidiera luchar, no podría contra todos.

— Está bien. Síganme.

Taehyung palmeó la espalda de Jimin victorioso, sintiendo como este se tensaba bajo su tacto, algo no se sentía bien pero tendría a su familia para apoyarlo.


Entraron juntos en el lujoso apartamento, observando todo a su alrededor, los muebles caoba, el elegante piano de cola en el fondo de la estancia al lado de un gran ventanal que estaba seguro tendría una de las mejores vistas de Seúl o al menos eso pensó Jimin, pues antes de acercarse el peliblanco ya lo había tomado del brazo y arrastrado a su habitación. Cuando la puerta se abrió, los ojos de Jimin cayeron en el más grande asombro.

— ¿Hiciste todo esto tú solo? — preguntó Jungkook a su espalda, al ver las paredes llenas de papeles, recortes de periódicos, escritos en idiomas extraños y fotografías. Todo con hilos trazados de aquí para allá, atiborrando la habitación de información inconexa.
— Falta aún más — suspiró el mayor — alguien está cazando a cada persona en el mundo que tiene un tatuaje evanescente y al parecer Jimin y yo somos los siguientes en la lista.

Todos se quedaron pasmados allí observando la endemoniada pared mientras asumían ser el blanco de los peores cazadores que han existido sobre la faz de la tierra.

Jin los apartó de la entrada, pasando junto a Namjoon y tomando asiento sobre la mullida cama — entonces, tenemos que hablar — afirmó sin dejar espacio para la duda.


Maratón 2/3

El chico del tatuaje «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora