56. El viaje...

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...de la infanta.

Vamos, vámonos: tus mejillas son pálidas;
Pero la mitad de mi vida dejo atrás:
Mi amigo es ricamente venerado
Pero moriré, mi trabajo fallará
Lo escucho ahora, y una y otra vez (...)
"Adieu, Adieu, Adieu" por toda la eternidad.
(Lord Alfred Tennyson)
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Luego de pasar todo el día con las niñas, Jane les cantó una nana para hacerlas dormir. Una vez que estuvieron dormidas, ella salió silenciosamente de la habitación infantil para ir a descansar.

Antes de llegar a su habitación de soltera, un piso debajo de la habitación de las gemelas, sintió la garganta seca, por lo que retrocedió sobre sus pasos y volvió a bajar la escalera, rumbo a la cocina con un único objetivo en mente: un vaso bien frío de jugo de durazno y manzana.

Al llegar al final de la escalera, la ex vampiresa pudo contemplar a Alec, Peter y un grupo mediano de hombres, mirándose unos a otros con los ceños fruncidos. El gemelo brujo noto la presencia de su hermana e intercambio una mirada que entreveía una gran preocupación, quitándole la sed a la rubia.

-¿Qué está pasando? -preguntó con cautela, bajando los últimos escalones y llegando al lado de su gemelo.

-Peter cree que nos van a atacar esta noche.

-Benjamín -susurró la rubia sintiendo un escalofrío en la espalda.

-Exactamente -asintió Peter- creo que el egipcio va a dar el golpe hoy. Reinaldo tiene un presentimiento desde hace horas y sus presentimientos nunca fallan. Revisamos los radares hace horas y aún no detectamos nada, podrían venir por aire o por debajo de la tierra y pasarían inadvertidos.

-¿Tenemos radares que solo funcionan por tierra? -exclamó Jane horrorizada.

-Aún no tuvimos tiempo de conseguir más radares. Nos diste esa orden hace pocas horas -se justificó Peter, ganándose una fría mirada azul.

-Que los guardias personales de las gemelas vayan con ellas de inmediato, no quiero que estén desprotegidas en ningún momento -dijo Jane autoritariamente antes de dirigirse a los guardias-. Que alguien traiga mi arco y el carcaj con flechas rojas.

-¿El carcaj con flechas rojas? -Alec la miro incrédulo- ¿Realmente piensas luchar con nosotros?

-Por supuesto que lucharé, es más, yo misma mataré a esa basura con uno de mis bebés -un guardia le entregó el carcaj lleno de flechas que ella miro con adoración-. Directo al corazón, ahí es donde terminaran mis bebés -sonrió y se coloco el carcaj en la espalda antes de revisar que la cuerda del arco estuviera bien tensada.

-Muy bien chicos, ya escucharon -un gesto de Peter fue suficiente para que todos los guardias adoptaran una posición defensiva, esperando el ataque del ejército enemigo.

Cerca de las fronteras de Volterra, se encontraba Benjamín y la guardia de Amún. Detuvieron la marcha para poder trazar un plan de ataque rápido y efectivo, sin perder de vista el objetivo principal del asalto. Un guardia de confianza de Amún se acercó a Benjamín para preguntarle cuales serían las instrucciones a seguir.

-Conozco a Jane y la forma de luchar de los Vulturis. En este momengo deben estar listos para defenderse, si tenemos suerte estarán cazando o distraidos en otra cosa, lo cual sería una ventaja para nosotros. Como dije, pensemos que están con todas las armas listas y en formación defensiva. Alguien debe estar con las gemelas, apuesto lo que sea a que son guardias. Jane podrá jurar que es una buena madre pero su ego y su condición de híbrida no impediran que luche.

-¿Entonces debemos realizar una ofensiva?

-Si, eso es lo que esperan, lo que Jane espera. Cree que somos idiotas y que seremos predecibles, bien, aumentemos un poco su ego mostrándole lo predecibles que somos. Las niñas son su punto débil y serán su perdición. Ustedes dividanse en grupos iguales y ataquen en cada entrada, eso los va a dividir y confundir bastante. Si hay algo que los Vulturis no saben, es luchar en varios frentes al mismo tiempo. Vamos a acorralarlos y obligarlos a usar a TODOS sus guardias.

Lady VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora