Ellie, Sentada sobre la cama con los pies descalzos apoyados en el baúl de madera, mirando por la ventana interior de la torre con una expresión seria, yo sabía que estaba pensando en mil cosas, y sospechaba que era, pero aun así me hubiese encantado poder preguntarle.
-Tiene que haber una forma de salir aquí- dijo a la nada, -pero no tengo idea de a dónde ir, voy a tener que conseguir un mapa o algo-
Yo sonreí, por un momento pensé que hablaba conmigo pero no era así, hablaba consigo misma. Se levantó y caminó un poco tratando de quitarse el vestido, al hacerlo se miró en el espejo, tenía puesto debajo del vestido un corsé de cuero marrón, -Esta gente todavía no se da cuenta de lo genial que es llevar el corsé por fuera de la ropa parece- siguió mientras aflojaba un poco el nudo superior, y miraba el camisón que tenía debajo, largo hasta el piso.
-¡Ew!- dijo mirando el camisón que llevaba puesto, levantándolo con asco del cuello con la punta de los dedos y olfateando -¡Huele a mierda esto! ¿Qué fue lo que me....? ¡Qué asco!, por favor- arrugando la nariz. En seguida empezó a revisar por los cajones y sacó otro camisón, este era más sencillo, sin bordados, solo tenía un par de cintas que servían para cerrar el cuello y era apenas largo, le cubría hasta la mitad del muslo, lo olio de cerca y dijo –Esto sí parece limpio, al menos no huele a fosa séptica y no se parece a las dormilonas de mi abuela, no, de mi bisabuela- luego de ponerse el camisón que encontró y volver a colocarse el corsé se miró en el espejo con un gesto de aprobación hasta que llegó a los zapatos -No creo que pueda hacer algo con esto- musito con cara de preocupación tironeando las medias por unos lacitos de color rosa que tenían a los lados.
Dio una vuelta mirando toda la habitación hasta que se encontró con la otra puerta, la que no había podido abrir ese mismo día por la tarde, cuando la dejaron sola antes de ir a cenar con el rey, se acercó y se quedó mirando pensativa, examinando la puerta, como buscándole alguna debilidad.
-Cerradura antigua... mmm... – dijo, como si estuviese hablando con alguien mientras intentaba mirar por el ojo de la cerradura de hierro –Debería poder mirar pero parece que está sellada del otro lado- se alejó de la puerta y empezó a buscar –Bueno, mimisma, creo que vamos a tener que buscar como, al menos, mirar al otro lado-
Y así siguió toda la noche sin pegar un ojo, buscando la manera de abrir esa puerta pero no lo consiguió, sentada en la cama con los codos apoyados en las rodillas, mirando hacia la ventana como amanecía, la miré, parecía triste, lloraba por lo bajo como si no quisiera que nadie la escuchara, como si hubiese alguien que pudiera hacerlo y se preguntó en voz muy baja.
–Y ahora ¿Qué voy a hacer?- dijo mientras se enjugaba las lágrimas de las mejillas.
Oí como llamaban a la puerta, Ellie se quedó mirando un poco más lo que la ventana le mostraba, dejó que tocaran una vez más pero esta vez el ruido vino acompañado de la voz de Alice.
-Em... ¿Ellie?- preguntó con una voz temblorosa –Era Ellie, ¿no?-
-Así nos dijeron que se llamaba- le respondió de mala gana la malhumorada Tina –Dale abre la puerta que luego tenemos que seguir con la reunión-
-¿Ansiosa?- preguntó la voz de Mary en un tono burlón mientras mire que abrían la puerta y sus cabellos rojos y su vestido verde se asomaba por la abertura de la puerta.
-John- dijo Alice –está ansiosa por John, ya le dije que lo olvidara, a él no le interesa nadie, me lo dijo-
-¡Basta!- le espetó Tina a Alice un poco ruborizada.
-Buenos días- les dijo Ellie a las tres.
-Pero ¿qué llevas puesto?- pregunto Tina sorprendida.
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Moldavita
FantasyMisterio, Fantasia y aventura. -Para tí, que sólo con tu voz supiste despertar en mí cosas cosas que no sabía que existian. Tú me tranquilizas y me inspiras.- Jetzaly C.