II

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Y ahí estábamos, ella sentada en el suelo, en el medio de ese mínimo cuartito, abrazando sus rodillas, sucia y con hambre, otra vez no pudo dormir, sin cansancio pasó la noche entera dando vueltas por la celda en la que nos metieron. De la nada se empezaron a oír pasos, y unas voces se acercaban por el pasillo de la izquierda, Ellie se levantó del suelo y se sentó en la esquina de la cama mirando hacia la pared del frente. Se abrió la puerta de madera y hierro de la celda y apareció un guardia, que inmediatamente se hizo a un lado dándole paso a Merlín, el hombre que había visto Ellie el día anterior cuando le hicieron aquel interrogatorio que la llevó hasta esta celda, llevaba una túnica bastante llamativa, la misma de ayer de hecho, era color violeta, con dibujos raros bordados en colores que no combinaban, tenía una barba corta, pero el cabello largo, muy largo y gris, este le dio paso a un muchacho, vestido con ropas muy sencillas que llevaba una bandeja grande con pan algo de queso y un vaso de agua.

-Buenos días niña-. Saludo Merlín, mientras el muchacho le entregaba la bandeja con manos temblorosas, el colocar la bandeja en sus piernas, Ellie le dedicó un sencillo "gracias", y una leve sonrisa, a lo que le muchacho pareció sorprendido y sin mediar palabra alguna se dio la vuelta y se quedó parado en la puerta junto al guardia.

-Ellie.- le respondió ella, sentada en la cama con la bandeja de comida en las piernas batallando con sus alas para que no estorbaran.

-Bien, Ellie, me llamo Karinoth, soy el superior de los magos y...-

-Disculpe, el superior de los... ¿que?-

-De los magos- respondió el hombre con total tranquilidad

-Bueno, se parece a Merlín, uno de los magos de un cuento que leí de niña- dijo rápidamente y por lo bajito -¿De verdad?-, el hombre asintió. Cuando vio que Ellie por fin lo iba a dejar continuar, así lo hizo.

-Bien- dijo parándose delante de Ellie, -El rey Charles me ha enviado aquí a hacerte algunas preguntas... si, más preguntas- dijo, levantando un dedo para hacer callar a Ellie que estaba a punto de quejarse.

-En vista de que te has negado a decirnos acerca de tu naturaleza, o simplemente no lo sabes, es nuestra responsabilidad, de los magos y clérigos, averiguar acerca de tu procedencia, que, si no fuera por nuestra firme sospecha de que no perteneces a este mundo, quedaría en mano de los militares. Ya que me doy cuenta de que no tienes ni idea de lo que soy, te voy a explicar- Karinoth tomó una pausa y continuó, -Los magos somos los encargados de registrar la historia de nuestro mundo, investigar la naturaleza de las cosas, nuestro trabajo es saber y documentar, investigar y hallar respuestas de las dudas que nos rodean, ahora tu eres una duda y yo el que va a intentar buscar la respuesta a ti.

-¿A mí?-

-Si.-

-Y ¿la magia?-

-¿mmm?-

-Sí, la magia, ¿dónde queda la magia si se hacen llamar magos?-. Preguntó Ellie mientras comía. Y, con unos movimientos fluidos de sus manos, hizo aparecer un bastón largo entre lo que parecían montones de estrellitas y destellos dorados bailaban alrededor de este, era largo, del color del oro, con la textura de una rama de un árbol viejo, y terminaba en dividiéndose en ramas más pequeñas que abrazaban un cristal en bruto del que emanaba una luz blanca, Ellie solo miraba con los ojos bien abiertos, sorprendida, masticando.

-¿Podemos empezar?- preguntó el mago mientras sacaba un cuaderno y hacía aparecer una plumita del mismo color de su traje, Ellie asintió.

-Bueno, ¿de qué están hechas?- Ellie que tenía la boca llena solo hizo un gesto de que no sabía. -¿Son tangibles?- Trago lo que llevaba en la boca y respondió.

MoldavitaWhere stories live. Discover now