A pesar de poseer una belleza casi sobrenatural, aquel lugar era lúgubre, triste. Los troncos de los arboles eran grises y sus hojas de un verde tan oscuro que parecía negro, el suelo era pantanoso, como en esos días en los que no para de llover.
Las patas de Jack de hundían en el lodo a medida que avanzaban, Ellie y los demás permanecían en silencio mientras la chica miraba de un lado al otro un poco nerviosa. Hasta que un famélico animal cruzo a toda prisa por entre las patas del sombrío caballo de Mortie, que relincho con desesperación rompiendo el silencio y alertando a toda la caravana. La pantera de Georgie, carente de pelaje, precio erizarse del susto, incluso Jack se sobresalto.
- No fue nada, no sean maricas- Dijo Mortie, en un intento bastante tosco de tranquilizar la caravana.
-Si... Díselo a la cosa esa muerta que montas-
-Martina... no todos tenemos complejo de princesitas en ponis- respondió Mortie mientras acariciaba su caballo – ¿Verdad? Mi cosita muertita- con un tono impropio para un hombre que pasaba de los treinta años.
-¿Por eso si nos podemos asustar?- inquirió Ellie mientras señalaba con una dedo tembloroso una enorme manda de animales desbocados que se acercaban a toda velocidad desde la misma dirección de donde provenía aquella pequeña criatura que los había asustado antes.
Jack echo a correr por el mismo sentido al que se dirigían, Ellie de aferro con fuerza del lomo del lobo, intentando no caer de su montura que, sin parar y sin mirar atrás, huía del lugar.
-¡Síganlo!- grito Riley.
Mire hacia atrás, asegurándome de que no nos seguían aquellas criaturas salvajes, y por suerte no era así, pero alcance a divisar que era lo que causaba aquel alboroto, eso no eran animales, se parecían mucho mas a personas, figuras humanoides de largos brazos corriendo a cuatro patas como si de animales se trataran. Seres horribles, con pelo aquí y allá, cebados por el cuerpecito de aquel huesudo animal que corría de ellos.
En medio de la huida, Jack viro hacia un lado del camino, ocultándose detrás de unos grandes y oscuros arbustos, seguido por los demás. Cuando toda la caravana se posiciono alrededor del lobo, este miro a Riley, siempre a su derecha y listo para recibir instrucciones. El ruido del bufido de Jack, Riley dio indicaciones a Martina y Eddie con algunas señas.
Un domo apareció, algo parecido a una burbuja de jabón se fue extendiendo desde los bastones de Eddie y Martina rodeándolos a todos.
-¿Qué es esto? Thomas-
-Shh!...-
Ellie miraba la burbuja gigante, estupefacta, mientras todos los demás miraban fijamente en direcciones diferentes, realizando una formación circular, protegiendo a Nicholas, el aprendiz de Karinoth, que solo observaba toda la situación.
-Mortie- susurro Martina con un tono bajo y preocupado, el hombre de volvió hacia donde Martina señalaba, poniéndose en guardia con su enorme escudo y su espada.
Vi a una de esas criaturas extrañas, separada de su manada. Se acercaba lentamente, olfateando el aire. Pude mirar con más detalle, la piel gris se asomaba entre su escaso pelaje, su cabeza era muy grande en comparación a su delgado y descuidado cuerpo, patas largas y huesudas, terminaban en unas raquíticas manos, armadas con unas uñas que se veían peligrosamente afiladas. Ellie temblaba, petrificada miraba a la criatura fijamente casi sin parpadear, yo podía sentir su temor.
Y de pronto paso, por primera vez sentí vida, y era la mía propia, mire mi silueta, que se desprendía de Ellie, pasaba sobre Jack y tocaba el suelo, se volvía más oscura, sentía como si pesara. Sentía la respiración apaciguada de Jack debajo de mí, los temblores de miedo de Ellie por encima.
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Moldavita
FantasyMisterio, Fantasia y aventura. -Para tí, que sólo con tu voz supiste despertar en mí cosas cosas que no sabía que existian. Tú me tranquilizas y me inspiras.- Jetzaly C.