III

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Ellie se quedó en la habitación caminando de un lado al otro, pensando, mirando hacia afuera por las ventanas, revisando los cajones y debajo de la cama, parecía no encontrar nada hasta que se quedó parada mirando la otra puerta, la que estaba al fondo de la habitación, intentó abrirla pero no pudo. Dándose cuenta de que había pasado un rato abrió la otra puerta, la cerró tras de sí, y bajó las escaleras con cuidado, los zapatos que le habían dado tenían la suela un poco delgada a lo que estaba acostumbrada y podía sentir la textura del suelo; cuando llegó a la planta baja donde le dijeron que esperara, levantó la vista y vio recostado de la pared a John, el príncipe, el muchacho se incorporó parándose delante de ella con los brazos cruzados, su cabello y sus ojos negros brillaban gracias a la luz que invadía el lugar en contraste con la oscuridad que envolvía el final de las escaleras donde estaba Ellie y el fondo del pasillo, a la derecha del príncipe Ellie miró de donde provenía tanta luz, eso no era un pasillo, era un pasaje, con grandes puertas a los dos lados, a la izquierda del príncipe estaban las tres puertas que daban a la sala del trono y al vestíbulo de entrada del castillo, y a su derecha había una sola puerta doble y pesada que daba a un jardín que hacía de introducción al gran comedor del edificio, también abierto. En el centro del jardín había una pequeña fuente construida en un piso de piedra que se extendía hasta las puertas, tanto del pasaje como a la del comedor.

-La estuve esperando un rato señorita Northfolk- le dijo por fin el príncipe haciendo una pequeña reverencia con la cabeza, pero sin quitarle la mirada de encima.

-Discúlpeme, perdí la noción del tiempo, todavía estoy un poco mareada por la poción que me dieron, ¿puedo preguntar que era?-

-Si puede preguntar, pero estoy en mi derecho de negarme a responder- respondió John todavía serio, -Me acompaña al comedor por favor- termino diciendo mientras señalaba hacia el lugar.

Ellie asintió y caminó junto al muchacho rodeando la fuente y entrando al lugar. Había una mesa larga, con un mantel de color vino y con muchas sillas talladas en madera oscura, un lugar muy bien iluminado gracias a sus grandes ventanas con cortinas de color claro, bastante fresco, con las paredes llenas de cuadros de personas que supuse eran antepasados y familiares de la familia real. Mire por la ventana buscando el mar, se podía oír el golpear de las olas contra las rocas, pero no pude nada, Ellie seguro si pudo ver, pues se quedo viendo por las ventanas desde las puertas del comedor con una mirada nostálgica.

-Por aquí por favor- la sacó de su letargo uno de los sirvientes que le indico una de las sillas más cercanas a la cabecera de la mesa.

Al mirar a su alrededor Ellie cayó en cuenta de que el rey estaba en la sala parado junto a la cabecera de la mesa, la muchacha pasó de él y algunos la miraron con un gesto de desaprobación, incluida la odiosa hermana del rey Christine; se detuvo junto a la silla que le habían indicado, junto al rey y frente a su hijo, esperando el momento para sentarse.

-Muchacha- Empezó Christine –Cuando estás en presencia del rey, no importa cuando debes hacer una reverencia a su majestad y saludar con cortesía y...-

-Déjala Christine- interrumpió el rey.

-Pero...-

-Seguro no está acostumbrada a esas cosas, al parecer en su tierra acostumbran a destronar reyes, así que mucho respeto por la figura del rey no deben tener allá- dijo éste con tranquilidad.

-En realidad...- empezó a decir Ellie pero fue interrumpida por Christine que nuevamente intentó enseñarle algo de protocolo de una manera un poco brusca.

-¡¿Podrías mostrar un poco de respeto?!-

-Disculpe a mi hermana señorita, creo que puede continuar- Dijo el rey al tiempo que se sentaba y miraba a su hermana con una expresión serena.

MoldavitaWhere stories live. Discover now