Capítulo 5.

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COMO SUEÑAN LAS SIRENAS.

Capítulo 5.


"Le imagina, cálido y radiante como luz, susurrándole al oído ..."


Rodando de un lado al otro de la pista, Viktor parecía inusualmente feliz y todos los estaban notando. No hacía caso en lo más mínimo a Yakov, que estaba por reventarle una vena de tanto gritarle que pusiera atención al entrenamiento.

—¿No es un día hermoso el de hoy? ¿No es el sol una bendición del cielo? —Gritaba mientras patinaba de un lado a otro sin control. Los demás miraban a su alrededor para saber por dónde era que Viktor veía el sol, pues el sitio era totalmente cerrado. —¡Yakov! —Dijo frenando de repente — debí decírtelo hace un rato, desde hoy tendré un asistente, no creo que tarde en llegar...

—¿Asistente? —interrumpió el hombre con ironía —¿qué tan arrogante puedes ser para creer que necesitas un asistente? ¿qué es que acaso ya no puedes ir por las botellas de agua tú solo? —Yakov se distrajo para gritar un poco a Mila que hizo un salto terrible —Vitya, recuerda la cita con los publicistas de la empresa deportiva que te quiere como imagen. —Viktor se llevó la mano al mentón, era obvio que no recordaba  esa cita —¿lo olvidaste? ¿crees que esto es un juego? ¡Los patrocinadores son importantes para este deporte, el gobierno no va a mantenernos siempre!

—¿Ahora ves por qué necesito un asistente? —Yakov intentó decir algo, pero tal vez la idea no era tan descabellada. Aunque si Viktor pusiera alarmas a su celular con los recordatorios el asistente sobraría.

Todos viraron a ver al estrepitosa llegada de un chico al que se le iba a salir el corazón por la correría en la que seguramente estuvo. Viktor abrió mucho los ojos y empezó a acercarse. Yuuri sudando a más no poder entró al sitio y se inclinó para pedir disculpas por su retraso, ademán propio de su país. Todos estaban sorprendidos con la presencia del chico, pues aunque Yuuri no lo creía, le reconocieron. La historia del asistente entonces era real. Yakov le saludó fríamente y los demás patinadores curiosos, le saludaron desde la pista. Viktor se acercó a la baranda y le reclamó el hecho de haber llegado media hora tarde. Aprovechó para tomar una botella plástica de agua y refrescarse un poco. Se recostó dando la espalda a su asistente, mientras este estaba por darle un infarto.

—Recibí un correo electrónico tuyo donde me dabas la dirección y la ubicación del lugar, claro que sí... ¡EN RUSO! ¿tienes idea lo que pasé? Pregunté a todo el que se me cruzaba y nadie me entendía , fue horrible, todos me miraban como si estuviera loco y...

—Si vas a vivir acá por un tiempo, tienes que acostumbrarte al idioma —. Se llevó una bocanada de agua a la boca de los más tranquilo sin importarle el suplicio que pasó su asistente —Y fíjate, lograste llegar, poco a poco te acostumbrarás.

—Sí logré llegar,  de no haber sido por Sasha que...

Y el estruendo de la botella estrujada con furia infinita y el agua derramándose por encima de Viktor, hizo que todos viraran a ver de nuevo hacia ese par. Viktor agachó la cabeza intentado disimular la furia que estaba sintiendo, pero la botella asesinada no mentía.

—¿Pediste ayuda a Sasha? ¿qué no vas a poder dar dos pasos sin que él tenga que saberlo? —refunfuñó en voz baja agachándose aún más.

—Lo llamé, porque es el único que sabía que también habla inglés, de no ser por él, no llego nunca...

—¡YO TAMBIÉN TENGO UN MÓVIL! —gritó haciendo que definitivamente todos centraran su atención en ellos. Esa parecía más la pelea de una pareja que otra cosa. Mila estaba divertida, los otros parecían confundidos.

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