Capítulo 17

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-Siéntense, por favor -dijo el hombre de traje, a medida que avanzaba dentro de la sala de reuniones con un montón de papeles bajo el brazo. Tendría unos cincuenta años, y era muy alto y elegante. Tenía una franja de canas en las sienes, que lo hacía aún más interesante. Hizo un ademán con la mano, y todos los presentes, que estaban reunidos en pequeños grupos alrededor de la mesa bebiendo café, comenzaron a tomar sus lugares.

El ruido de las sillas moviéndose por el piso brillante de madera se hizo unánime por unos segundos. La sala de juntas del primer piso era sumamente formal, y agradecí por dentro la advertencia de Edward de prestar especial atención a mi atuendo, aunque aún seguía pareciéndome un maldito cerdo. Un cerdo que se veía mejor que nunca.

Me senté, preocupándome en dejar mi espalda derecha y mis piernas juntas. Tendía a sentarme un poco despatarrada, y no era el momento. Me alisé mi blusa y mi cuerpo se tensó al observar por el rabillo del ojo que Edward tomaba el asiento vacío a mi lado. Apoyó su teléfono celular sobre la mesa de madera y me miró. Y yo no pude hacer otra cosa que mirarlo. Se alisó su barba con la mano, entrecerrando un poco los ojos, y rompió el contacto visual.

Me sentía nerviosa. Era todo demasiado formal, y no tenía idea de qué se trataba la reunión. Ojalá Edward me hubiese preparado un poco. ¿Tendría que hablar? ¿Debería tomar notas? Si, era una buena idea, tomar notas. Abrí mi cuaderno y me dispuse a escuchar, moviendo la lapicera entre mis dedos.

-Muy bien. ¿Estamos todos? -el hombre que nos ordenó tomar asiento ocupó la cabecera, sin sentarse. Apoyó sus manos en la mesa, inclinándose hacia adelante, y hechó un vistazo a los presentes. Éramos unas ocho personas -Veo nuevas caras por aquí. Edward, ¿quieres presentarnos a la señorita?

Sentí el calor en mis mejillas cuando todos se giraron a mirarme.

-La señorita Josephine es la nueva asistente de fotografía -dijo brevemente.

Hice un gesto con mi cabeza, desplegando una sonrisa a modo de saludo, y el hombre que presidía la reunión continuó.

-Josephine, bienvenida. Mi nombre es Herald Munich y soy uno de los directores y dueños del diario, por si Edward no te lo ha dicho, y calculo que no lo ha hecho- le lanzó una mirada a él, que ni siquiera se movió de su asiento- Ya tendremos tiempo de hacerte las presentaciones formales -me sonrió amablemente- En fin, estamos aquí porque debemos comenzar cuanto antes a definir los lineamientos de esta muestra anual. Como todos saben, este año es sumamente especial, porque es la muestra de fotografía número cincuenta, y particularmente me gustaría que un acontecimiento tan importante quede plasmado de alguna manera. Es por eso que desde ya les confirmo que este año la muestra se realizará en el salón principal de exposiciones del Museo de Arte Moderno, y contaremos con un espacio mucho mayor que el que tenemos siempre en la galería de arte. Por lo tanto, también contaremos con cinco veces más invitados.

Una de las mujeres de la mesa, sentada a la izquierda del señor Munich se inclinó en el respaldo de su silla y se giró, mirando a todos en la reunión mientras cruzaba sus largas piernas. Las mías apenas llegaban al piso si me sentaba derecha.

-Sería interesante que cada uno piense el enfoque de esta muestra, no sólo para la elección de fotografías -lo miró a Edward brevemente, y luego clavó sus ojos en mí- sino también en todos los aspectos de la muestra, desde la recepción de los invitados hasta el diseño de los catálogos, pasando por supuesto por la ambientación del lugar. Debe ser una idea sólida que le de un lineamiento a todo el evento. Cada uno en su área deberá trabajar en conjunto para que todo el proyecto tenga una lógica y estemos a la altura de los acontecimientos.

-Señora Munich -interrumpió uno de los hombres de la mesa- ¿tienen ustedes algúna preferencia, alguna idea de hacia dónde la muestra debería ir?

Te odiaré quizás mañanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora