Tim: que haces hoy a la noche? Vamos a ir al bar con los chicos. Fin de mes, recuerdas?
El teléfono brilló en mis manos. Miré el mensaje y miré mi pantalla. Tenía muchísimo trabajo y pensaba quedarme hasta tarde para después salir a cenar con Lucy, pero venía esquivando las invitaciones de Tim casi alevosamaente y no me pareció correcto hacerlo nuevamente. Tamborilleé mis dedos sobre los labios y le contesté.
Puedo ir con Lucy?
Respondió rápidamente.
Tim: claro que puedes. Genial! Nos vemos a la noche.
...
-¿Nos vamos? -me preguntó Edward- Deberías dejar de trabajar tantas horas -cruzó sus manos sobre su pecho mientras su enorme figura se recortaba en la oscuridad del piso vacío.
-Dícelo a mi jefe, que me entregó una coqueta y colorida planilla con la cantidad de horas extras que tengo que hacer día a día para llegar con todo -moví la planilla frente a sus narices. Sonrió.
-Nos vamos -y no era una pregunta, como antes, sino una afirmación. Negué con la cabeza.
-Iremos al bar hoy, es el último viernes del mes.
-¿Con Tim?
-Si, con Tim, y con el resto de los chicos. Mi amiga Lucy también vendrá. ¿Qué es lo que pasa con Tim de todos modos? -dije, apagando mi monitor.
-Nada -casi gruñó la palabra con desdén mientras se daba vuelta, dirigiéndose a los ascensores.
-No es un mal chico.
-Veo que tienes un don para leer a las personas.
-Fue amable conmigo desde el primer día. No conozco mucha gente en esta ciudad, y me agrada tener con quién salir después del trabajo, además de Lucy.
No me miró mientras le hablaba y esperábamos el ascensor. Yo no salía con él, nuestros encuentros habían sido siempre dentro de las cuatro paredes de su loft, o de mi departamento... o de la oficina.
Bajamos en silencio los pisos que nos separaban de la planta baja. Él miraba sus pies y los números brillantes en la pantalla del ascensor. Y yo lo miraba de costado, tratando de adivinar sus pensamientos. Imposible. Su cabeza estaba blindada como un búnker antibombas.
Se despidió de mí casi sin mirarme en la puerta, con un breve beso en los labios, y me quedé sola, mirando cómo se iba caminando solo, con las manos en los bolsillos, dando grandes pasos con sus piernas infinitas. Suspiré y la vi a Lucy sentada en un banco en la acera, tecleando en su teléfono. Levantó sus ojos cuando me paré frente a ella.
-Mi hermoso cubano vendrá al bar esta noche -chasqueó la lengua entre sus dientes, sonriendo victoriosa y coqueta.
-Traduzco esa frase como "te dejaré sola nuevamente para revolcarme con mi chico de piel morena" -comenzamos a caminar las cuadras que nos separaban del bar. Me di vuelta un par de veces, y no se que esperaba ver. ¿A Ed persiguiéndome con un ramo de flores en la mano? La calle estaba desierta.
-Oh, no te enojes -me rodeó con su brazo- Sabes que te quiero. Tú estarás con tus amigos, estará Tim, a quien puedes por fin darle una oportunidad... -movió sus cejas arriba y abajo, sonriendo.
-Oh, claro que no. De ninguna manera.
-¿Es que ya estás completa y locamente enamorada de tu jefe? ¿Es por eso que no puedes pensar en nadie más? -seguía burlándose de mi.
-Si.
Detuvo su marcha, y se quedó petrificada en el lugar.
-¿En serio?
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Te odiaré quizás mañana
FanficUna chica responsable, con un gran talento y amor por lo que hace, se encuentra trabajando en el lugar donde siempre quiso trabajar. Todo parece ideal, pero rápidamente se dará cuenta de que no lo es tanto: un jefe mal humorado, mal educado y pedant...