Nerd maldita

capítulo 10

Hoy era el día, el día que iba a definir su destino, si se cumpliría o no, si mataría o no, si moriría o no, si encontraría a su mate, o nunca.

El día estaba nublado, como prediciendo el fin del mundo. Todos se veían aburridos, sin nada que hacer. Abi y Angus estaban nerviosos. Abi se rascaba la mano, signo de estar nerviosa, y Tami lo sabía, al igual que Owen.

Abi decidió dejarse el pelo suelto, un suéter grande, jeans y sus Converse. Se fue con su hermano en la moto, quién estaba alegre de que su cumpleaños haya llegado.

Ella se mordía el labio tan fuerte que le empezó a sangrar.

—Hey– volteo a ver a su mellizo– no te preocupes todo saldrá bien.

Ella empezó a llorar y Angus la abrazo, haciéndole círculos en su espalda. Después de un rato se separaron y fueron a enfrentar el día, bueno, Abi fue a enfrentar su día.

Entró de un solo a su salón y se sentó. Como era temprano no había nadie. Saco un cuchillo y se le quedó viendo. Paso rozando su dedo en el filo, cortándose la piel. Esa era su única forma de morir, pero no puede lastimarse completamente.

La puerta se abrió, obligándola a guardar el arma. Era Owen y su trío. Pero al parecer decidieron ignorarla, por ahora.

Tamara entró corriendo y abrazó a Abi.

—¡Feliz cumpleaños!– ella le correspondió el abrazo.

—Gracias

Tami saco un collar y se lo dio. Era un diente de lobo transparente morado con un lobo en la punta.

—dice el mago que te protegerá– se acercó a su oído– y te controlará un poco.

Eso alegro el día de Abi, y se lo puso rápidamente. La clase empezó y todo estuvo normal. Bueno, lo más normal posible.

Ya casi se terminaba la jornada, y Abi se encontraba esperando a Tami en su casillero, cuando apareció el trío.

—Pero miren, si es la futura Alfa nerd– dijo Owen.

—¿que quieren?

—Wow– dijo Teo sorprendido– si la nerd decidió hacer una pregunta inteligente.

—Y si empezamos ya con la diversión– dijo Oscar.

—con gusto– dijo Owen acorralandola. Él se acercó y le dijo– no entiendo como vas a ser Alfa. Eres la más patética escusa de licántropo. Porque no suicidarse antes de transformarse. Porque no veo que hayas sido capaz de proteger a alguien, si no, ¿porque estarían aquí?

Eso descontroló todo. Abi lo empujó con todo, haciéndolo chocar en los otros casilleros y asustando a los otros dos. Sus ojos ya estaban rojos, sus dientes ya estaban afilados y sus garras ya estaban afuera. Su venas fueron tomando color negro.

Con su rapidez, corrió y le agarro la barbilla a Owen— ahora, ¿quien es el debil?

Le pego en el estómago, los otros dos vinieron y trataron de ayudarle, pero terminaron con golpes e inconscientes.

Cuando ya no se podían mover, Abi entró en razón de nuevo, los rasgos desaparecieron y vio lo que hizo. Empezó a llorar y salió corriendo con todo hacia la mansión.

Entró de golpe viendo a todos los adultos en la casa.

—¿Qué paso?– le dijo su madre preocupada.

Ella solo empezó a llorar y abrazó a su madre. En eso sonó el teléfono y su padre contestó. Al oir la noticia comprendió todo. Y les contó a los padres de la manada.

—¿PORQUE?

—Cariño, tranquilizante no es su culpa.

—ME IMPORTA UN CARAJO. PORQUE ATACASTE A MI HIJO– dijo mostrando sus ojos y dientes.

—PORQUE EL ME MOLESTA– dijo pausando, sus ojos parpadeaban, entre rojo y sus ojos– Y HOY DIJO COSAS QUE NO SOPORTE. ODIO QUE DIGAN QUE NO PODRÉ PROTEGER A NADIE, CUANDO ES CIERTO.

Salió corriendo a su cuarto y se encerró, empezando a llorar más fuerte. Se deslizó hasta quedar en ovillo contra la puerta.

El tiempo paso, hasta que Angus entró corriendo a buscar a su melliza. Vio la puerta cerrada, así que se acercó y tocó.

—Vete

—Abi, soy yo. Dejame pasar.

Paso un tiempo hasta que se escucho el seguro y la puerta abrirse. Angus al nomás entrar abrazo a su melliza, como cuando no quieres dejarla ir.

Se quedaron abrazados en la cama, dejando el tiempo pasar. Se habían quedado dormidos cuando tocaron la puerta.

–Cariño, ya es hora– su madre no recibió respuesta, preocupada abre la puerta. Se quedó encariñada con la imagen de sus mellizos dormidos en la cama.

–Amor, ¿que pa... – vio lo que su mate veía, y abrazo a su esposa.

–tengo miedo

–lo enfrentaremos juntos.

Ambos entraron y despertaron a los mellizos. Al ver su cara, Abi empezó a llorar. Los cuatro se abrazaron.

–Lo haremos juntos– dijo su madre dándoles un beso en la frente a sus hijos.

Los cuatro salieron a reunirse con el resto, el trío ya se encontraba mejor, y la manada se encontraba alrededor de la plaza, preocupados porque no entendían porque había gente uniformada con pistolas en los techos.

Ambos entraron con hombros erguidos, representando su linaje. Faltaban dos minutos, y Abi estaba sudando de los nervios.

–hey– Abi volteo a ver a su mellizo, este le puso un mechón detrás de la oreja– va a salir bien.

–tengo miedo

–todos tenemos miedos, incluso el más valiente.

–a veces tu pareces el nerd– dijo soltando una risita.

—pero te reíste, y eso era lo importante– ambos se abrazaron y se separaron.

Llego la media noche y ambos empezaron la transformación. Sus huesos se quebraron, se movieron, les creció pelo café, sus ojos ya estaban amarillos. En sus lugares se encontraban dos lobos castaños, casi del tamaño de un microbús.

Angus sabiendo lo que sigue, salió corriendo del círculo, cuando salió se formó un campo mágico.

—¿Que esta pasando?– dijo la mayoría de la manada.

Todos estaban alertas porque las personas armadas alistaron su pistolas. El alfa levanto su mano esperando dar la señal.

Abi estaba en el medio, cuando empezó a llorar, se dejó caer. La manada no entendía que pasaba. Su cuerpo empezó a crecer, su pelaje se convirtió en negro y sus ojos se hicieron rojos.

Se levantó asustando a la mayoría, el trío no sabía cómo reaccionar. Dejó un sonido grotesco, un aullido más fuerte que el de la mayoría. Se puso en posición de ataque y el Alfa hizo una señal, donde empezaron a disparar.

El animal trato de defenderse, trato de escapar del campo mágico, pero le dieron la dosis perfecta y cayó rendida. Se fue encongiendo hasta ser el lobo café, y luego se transformó a su forma humana. Sus padres entraron corriendo a recogerla, Angus entró y la depositaron en su lomo. Los cuatro se fueron hacia la casa, dejando a personas sin entender nada de lo que pasó.