¿Te amaré? - AkuAtsu

Quedate

Chuuya pasaría el día con Atsushi, aunque ambos trabajaban en escuelas además de sus clases siempre buscaban verse, aquella mañana, se vieron en el centro comercial

- Atsushi ¿hoy que libro compraras?

- Ninguno, Akutagawa me convenció de escribir algo

- Esa es buena idea – dijo el pelinaranja

- Sí, eso creo – el albino miro al pelinaranja – hueles a Dazai-san

- Anoche salimos

- ¿aceptaras que te gusta?

- Ni loco, ese hombre se volverá loco si le comento algo si quiera, simplemente es cómodo pasar tiempo con él – dijo el pelinaranja

- Creo que si confiesas tu sentimientos Dazai-san calmará esa energía extra que da para conquistarte

- Prefiero no arriesgar

- Bueno, igual un día lo harás – dijo el albino mirando al pelinaranja - ¿o piensas dejarlo ir en algún momento?

- ¿de qué hablas Atsushi?

- ¿Qué tal si le gusta otro omega?

- Que bien por él – refunfuño el pelinaranja

- No te vez feliz por eso

- Lo estaría

- No lo harías

- Que si

- Que no

- ¡Atsushi!

- ¡Chuuya!

- Ok, no, no estaría feliz – confeso el pelinaranja

- Deberías decirle Chuuya

- No lo sé – suspiro el pelinaranja – mejor cuéntame del cachorro

- Pues... Ya se acerca mi chequeo – dijo el albino nervioso

- Harás una familia Atsushi...

- No, la familia será más grande – dijo el albino sonriente – me alegra que mi cachorro tendrá un tío muy valiente ¿le enseñaras a ser valiente verdad? – Chuuya no evito sonreír

- Claro, será el cachorro más valiente y aventurero de todos

Ambos chicos terminaron su paseo y se dirigieron al departamento del pelinaranja, sus días de películas y pizza no terminarían, fue cuando vieron el auto de Dazai estacionado

- ¿Dazai-san está aquí? – pregunto Atsushi

- Seguro busca secuestrarme de nuevo – dijo fastidiado Chuuya

Llegaron al departamento, donde encontraron la puerta abierta, entraron con cuidado y en silencio, fue cuando gritaron al encontrarse, Dazai estaba dentro y había asustado a ambos omegas

- BASTARDO ¡¿QUE HACES EN MI DEPARTAMENTO?! – se quejó Chuuya

- Querrás decir, NUESTRO departamento

- ¿eh? – dijeron ambos omegas

- Después de lo de anoche, decidí que no puedo dejarte solo o te escaparas como agua entre mis dedos – el castaño sonrió – así que me mude