Voz

2.2K 289 89
                                    

Era plena madrugada cuando Akutagawa estacionaba el auto en su casa, suspiro profundo al ver al albino dormido

- Jinko – le llamo – ya llegamos

- ¿eh? – dijo despertando el albino para mirar por la ventana y tallar sus ojos – vale – dijo abriendo la puerta

- Quítate el cinturón torpe

- Ah, si

Akutagawa debía admitirlo, Atsushi medio dormido era lo más divertido que había, llegaron a la habitación, pero había algo que le molestaba

- Jinko ¿te pusiste otra colonia?

- ¿eh? – pregunto Atsushi quitándose el saco – no

- ¿Por qué hueles diferente?

- ¿Oler diferente? – Atsushi se había quitado el saco – ¡Ah! – grito ligeramente – es la mordida de Jelus

- ¡¿Qué?! – grito Akutagawa mirándolo furioso - ¿te mordieron?

- S-si – dijo Atsushi temeroso al ver como el pelinegro se le ponía enfrente furioso – n-no es gran co-cosa e-ellos si-siempre mu-muerden mis mu-muñecas cua-cuando hay muchos al-alphas – se excusaba el albino – n-no les ha-había dicho de t-ti

- Esto es ridículo – dijo molesto el pelinegro - ¿Por qué no sabía de ellos? ¿Quiénes son? ¿Qué pretenden contigo? – decía molesto el pelinegro

- Na-nada, los co-conocí en la librería

- Jinko explica todo

Atsushi estaba aterrado, Akutagawa se veía más que molesto, era claro, se dejó morder por dos alphas en sus muñecas, pero... Se había olvidado por completo del pelinegro y aquello lo hacían sus amigos siempre para protegerle

Akutagawa tomo las muñecas el albino, no lo evito ni omitió le mordió fuerte, odiaba el olor que provenía de sus muñecas, lo odiaba, le parecía repugnante, Atsushi se quejó del dolor, Akutagawa le mordía duro y repetidas veces provocándole al albino dolor en aquellas muñecas hasta que le hizo sangrar...
Después de la gran discusión, mordidas y un arañazo de parte del albino para el pelinegro, pudieron calmarse y hablar mientras Akutagawa curaba las muñecas del albino

- Entonces ellos trabajaban en la librería – decía Akutagawa vendando la muñeca izquierda

- Sí, me enseñaron todo lo que sé, desde los libros hasta el amor por la lectura – decía el albino

- Entiendo, ¿Cómo se hicieron best sellers?

- Bueno, mientras trabajaban veían libros de mapas y misterios, amaban las lecturas de piratas y sus viajes – suspiro el albino – un día los encontré escribiendo a ambos y un año después una editorial los había amado – sonrió el albino – desde entonces viajan mucho y los veo poco pero es lindo verlos de vez en cuando - Akutagawa no pudo evitar apretar la venda a ver tal sonrisa

- Lo siento – dijo el pelinegro soltando un poco la venda

- Lamento dejarme morder – dijo el albino – ellos siempre lo hacían para protegerme en lugares con muchos alphas

- Supongo que fue un buen gesto, además no sabían que estamos casados

- No, no lo sabían – suspiro el albino

- Jinko ¿acaso tu

- ¿mmm?

- No, nada – dijo el pelinegro - ¿Qué era eso de la casa de Chuuya?

- Ce-Celebraremos u-una pri-primera pu-publicación

- ¿celebraran? Ni siquiera me has dicho de tus planes

¿Te amaré? - AkuAtsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora