| | «C a p í t u l o 28» | |

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I

Dorian está de pésimo humor.

Enfadado.

Se siente humillado y me culpa, con mucha razón, por lo sucedido durante la noche. Su reputación está en juego otra vez. Por fortuna, nada podría hacer el joven Gray contra mí. Quiere desquitarse con alguien, pero no tiene un objeto en concreto para su furia; deberá contenerla.

Piensa en sus posibilidades, ninguna le agrada.

Le es imposible asesinar al joven Jonathan antes de cerrar el trato, pero sabe que sería un gran problema si el chico hablase sobre lo que pasó entre ambos. Sería peligroso que se esparcieran rumores sobre él.

Es también impensable atacar a la familia completa porque, en un pueblo tan pequeño, no cabrían dudas de nuestra culpa. Somos los extranjeros que vinimos a cambiarles la rutina. Los que están interesados en la empresa de los Sandbow. Si ellos aparecieran muertos una mañana, es obvio que los habitantes de Santa Irrelde sospecharían de nosotros.

Además, habría testigos de que Dorian fue el último en ver al joven Jonathan con vida. Y que estaba ebrio cuando eso ocurrió. El dueño de la taberna podría también mentir o chantajear a mi protegido para quedarse con parte de su fortuna.

La situación es más delicada de lo que parece a simple vista.

Por mi parte, creo que ha sido una gran noche ¡Un festejo digno!

—"Si existe magia alguna capaz de hacer que un terremoto destruya hasta los últimos cimientos de Santa Irrelde, le exijo que me enseñe el modo" —ordena Dorian, salvaje e inescrupuloso—. "Una catástrofe natural que borre a este basurero del mapa".

—"Deja de quejarte" —le pido—. "Sabes muy bien que tu cuerpo lo ha disfrutado. Toma el sexo como un método eficaz para descargar tensiones; es lo que recomiendan muchos doctores del continente. De lo único que deberías lamentarte es de la jaqueca, pero eso se pasará pronto" —hago una pausa—. "Además. Santa Irrelde es tan pequeño que ya de por sí no sale en casi ningún mapa".

—"Maldito sea. Lo desmembraría aquí mismo si pudiera" —me insulta él.

—"Pero no puedes, y ahí es donde se encuentra mi entretenimiento. Ahora, deja de preocuparte. Nadie se enterará de lo ocurrido. Puedo hacer que Jonathan lo olvide, si con ello te quedas más tranquilo".

—"Hágalo entonces. Y tan pronto como le sea posible. No puedo arriesgar mi título nobiliario por un escándalo sin sentido".

—"De acuerdo" —prometo, decepcionado—. "Pero sigues acumulando favores que me debes y que pienso cobrar tarde o temprano".

Él no responde más. Está en su habitación. Regresó cuando nadie lo veía, durante la hora de la siesta; su compañero nocturno aún duerme en el piso inferior, agotado y con resaca. Mi protegido se ducha con agua fría para sentirse mejor. Jonathan tiene una sonrisa en los labios y marcas en el cuello. Mi atención pasa del uno al otro, inmaterial.

Me da un poco de lástima eliminar un recuerdo tan precioso para el joven Sandbow, pero sé que debo hacerlo. Se lo prometí a Dorian y, además, porque no puedo permitir que mi protegido caiga antes de alcanzar la cima.

Decido permitir que una parte intangible de mi ser ingrese a la mente Jonathan y modifique los detalles, el rostro de su amante; de esta forma, ambos podrán atesorar el sudor impregnado en las mugrientas sábanas de la posada. Al despertar, el joven supondrá que fue otro su acompañante.

Cuando termino, bajo a comer algo a la cantina. Es importante que nos comportemos con normalidad frente a extraños. Golpeó la puerta del cuarto de Sibyl Vane y la invito.

Corromper a Dorian Gray  (CDLH #1) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora