~Princesas yDragones~ Capitulo 4: No puede ser...
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Hipo suspiro mirando el fuego que ya casi se extinguía por completo, estaba en una habitación en un castillo, con la compañía de una chica a la que ni siquiera le caía bien, Además no podía dejar de pensar en chimuelo, solo en el bosque, no es como si el dragón nunca hubiese estado en esa situación, pero después de darle su medicina para el dolor se quedó adormilado, Merida le había dicho que era para que pudiera dormir mejor, pero que va a hacer si lo encuentran?, el caballo… Angus, era grande y fuerte pero nuca sería capaz de defender a un dragón frente a hombres fuertes y armados, De pronto algo lo golpeo en la cabeza despertándolo de sus reflexiones
-Oye, pata de palo, ¿quieres?- Pregunto la pelirroja quien estaba sentada sobre la cama, tenía su mano abierta y en la palma varios frutos secos, Hipo negó con la cabeza y continuó admirando el fuego, Merida puso los ojos en blanco y suspiró:
-Hipo, por favor, es un dragón, sabe cuidarse solo, con un ala rota o no, Es-un-dragón
-Sí, gracias Merida, veo tu punto, mi mascota es un Dragón, grandioso
Merida sonrió por lo bajo, aprovechando que Hipo no podía verla, ahora que se había relajado un poco su sarcasmo resultaba ser incluso divertido, Se levantó dejando los frutos secos en la mesa de noche
-me voy a dormir, pata de palo, ya mañana pensaremos en algo para tu Dragón
-Ah, si te importa- Ironizó Hipo sin mirarla
-Oye, no seas injusto, te dije que te ayudaría y yo siempre cumplo mis promesas- Dicho esto la chica pelirroja salió del cuarto, no sin antes por supuesto darle un buen golpe en las costillas
-Uuuufff- Suspiro Hipo dejándose caer, Chimuelo estaba solo…en el bosque… comenzó a recordar al pobre en el piso, quejándose por el dolor producido por el ala rota y luego sus pensamientos volaron a esa tarde, cuando reía y jugaba con Merida, Ella no lucia seria y mandona ahí, de hecho lucia… radiante, una fugaz sonrisa cruzo su rostro, pero se esfumó al recordar sus ojos, cuando lo vio directamente a los ojos, esos ojos celestes que en nada le recordaban los de Astrid…su novia, Astrid. Aaaagh, ¿en que estaba pensando?, se ruborizo un poco al pensar en Merida, era una chica muy linda, de eso no había duda, pero…
Se puso los ropajes para dormir que la reina tan amablemente le había dejado sobre la cama pensando aun en la pelirroja que acababa de conocer, cuando se recostó en la cama soltó una pequeña risa, Él estaba enamorado de Astrid, Merida era solo una chica linda que lo ayudo, eso era todo… eso era todo.
A la mañana siguiente siguiente el día comenzó con un lindo grito de Merida:
-¡LEVANTATE SI QUIERES VER A TU DRAGON!- había dicho con todas las fuerzas de sus pulmones, Hipo se había incorporado tan bruscamente que se había golpeado las costillas con las rodillas, Aun sin aire se sentó en la orilla de la cama para incorporase
-¡ven! ¡Hipo! ¡Rápido!- Estaba listo para protestar cuando vio que el rostro de Merida no era de enfado o de impaciencia, era de emoción, saltaba por todo el cuarto diciéndole a Hipo que no había tiempo que perder y que se apresurara, no pudo más que abrazarse el estómago adolorido y sonreír, Se cambió de ropa y acompañó a Merida en un caballo ajeno a ver a Chimuelo, al llegar ahí, Chimuelo apareció en seguida de entre los árboles, a penas Hipo se bajó del caballo fue derribado por el peso del gran dragón
-Sí, sí, yo también te extrañe amigo- dijo entre risas- Vaya, creo que esas medicinas si sirven
-¡y no se queda ahí!- exclamo Merida son una sonrisa de oreja a oreja- Mi madre encontró a un hombre en la aldea,es como una especie de medico... puede curar a tu dragón, pero tenemos que ser precavidos, nadie puede saberlo… vendrá mañana por la noche…
La expresión en el rostro de Hipo no podía ser de mayor alegría
-¿escuchaste eso amigo?- dijo Emocionado a Chimuelo-¡Vendrán a curarte!, estarás bien…-Se volteó a mirar a Merida, no sabía que decir o que hacer, ella los había ayudado tanto…- Merida yo… Gracias, si hay algo que pueda hacer por ti, de verdad estaré encantado de hacerlo
-Hmmm… de hecho si hay algo- Dijo Merida en voy baja, Hipo noto el leve sonrojo en su rostro
-Y… ¿de qué se trata?- pregunto divertido
-Cuando el dra… Chimuelo, este mejor… ¿Me puedes llevar a… Puedo, volar?- Hipo miro el piso sonriendo, gesto que no pasó inadvertido para la pelirroja
-De hecho iba a llevarte aunque no lo pidieras- contesto el levantando la vista y sonriéndole ampliamente…seductoramente , ella se quedó de piedra, Hipo se acercó un paso, no sabía porque pero el rostro de Merida le pareció de repente mucho más perfecto que el de nadie- tienes unos ojos muy...- Merida retrocedió extremadamente sonrojada, Hipo por su parte estaba también muy sorprendido “¿de dónde salió eso?- pensó- Oh dioses, Astrid me va a meter en la moledora de carne… voy a ser paté, sip, definitivamente voy a ser paté de vikingo”, Desesperado intento arreglarlo:
-Tienes ojos… y son… celestes… y… color- “¿Qué?”
-Yo…-comenzó Merida- Voy a… ver a Angus…
-Si, ve – dijo Bruscamente Hipo, “No puedo créelo… ¿desde cuándo soy así?”, Merida abrió la boca como para agregar algo, pero la cerro rápidamente, Hipo le producía una sensación extraña, incomoda pero agradable… Le dio la espalda y fue a ver a Angus, le dio las manzanas que le había llevado mientras Hipo le daba la gran cantidad de pescado a Chimuelo.
Se quedaron el día completo en el bosque, como habían planeado, casi no hablaron, Merida practicó el tiro al blanco mientras Hipo hablaba y jugaba con chimuelo, el trayecto de vuelta al castillo no fue mejor, no se hablaban… y era un largo viaje , Hipo quería decir algo, solo no sabía cómo, ¿Por qué estaba TAN nervioso? No había pasado absolutamente nada “Ni siquiera la tocaste- se repetía-Ni siquiers terminaste la frase. Pero por otro lado… su rostro sonrojado era simplemente tan bello… ¿Qué?...Hay no…no, por favor no”
-y…-dijo Merida interrumpiendo sus desesperados pensamientos- Chimuelo parecía mucho mejor ¿verdad?
-¡Si! Claro, se veía mucho mejor- Contestó el castaño con una voz exageradamente feliz… “cálmate, por favor- pensó- no pasa nada…”
-Mañana por la noche ya todo se arreglara…
-si…
El resto del trayecto ocurrió en completo silencio, al llegar al castillo ambos entraron evitando la mirada del otro, la idea de ambos era correr a sus habitaciones y no pensar en el otro hasta el otro día… lamentablemente la Reina los esperaba
-Hola chicos- saludo con una gran sonrisa, Ellos contestaron con movimientos de cabeza- Hipo, tengo noticias de tu padre- El chico levanto la cabeza rápidamente
-¿Que paso?
-Quería saber si estabas por aquí, su carta llego esta mañana, increíblemente rápido… creo saber cómo, los dragones suelen ser rápidos… Envié la respuesta explicándole lo que le paso a tu dragón, claro que no llegara tan rápido como quisiéramos, pero llegara
-Gracias- Dijo el haciendo un respetuoso movimiento de cabeza
-No hay de que, Hipo, Merida, ambos vayan a dormir, ya es algo tarde, Buenas noches…
-Buenas noches- Dijeron ellos, tras esto, la reina se inclinó y salió de la habitación
-Buenas... buenas Noches Merida- Dijo Hipo mirando un oso de madera que había junto a el
- Buenas noches Hipo
Tras esto ambos jóvenes prácticamente corrieron a sus respectivas habitaciones, Hipo no podia creerlo, El, Hipo Horrendus Haddock III, ¿a punto de hacer un cumplido?... "No puede ser - no dejaba de repetirse- No puede ser.."