~Princesas y Dragones~
Capitulo 5: confusión
M
E
R
I
D
A
Merida se despertó pensando en lo mismo que la noche anterior… es decir, en Hipo, Se incorporó lentamente en la cama y miro fijamente a la pared, ¿Qué le pasaba? ¿Porque era tan estúpida cuando él decía algo? No podía gustarle hipo… ¡Momento! ¿Gustarle?, Merida tomo la almohada de su cama y ahogo un grito en ella, ¿en que estaba pensando?, Hipo era delgado, debilucho, completamente poco ágil y demasiado adorable como para… ¿Qué?
-Aaaahgg- suspiro arrojando el cojín al otro lado de la habitación, ¿Qué le pasaba? En una situación normal, si cualquier persona hubiese intentado siquiera decirle un cumplido, ella lo hubiera dejado más molido que el pasto que pisa chimuelo al saltar la cuerda pero… ¿Por qué a Hipo no?, No es que fuera muy difícil golpearlo, solo…
Toc-Toc-Toc
-¿Me…Merida?- Pregunto esa voz desagradablemente ya conocida para ella
-pasa…Hipo
Hipo entro en la habitación ya listo para salir, estaba notoriamente sonrojado y miraba el piso, evitando completamente cualquier contacto visual con la pelirroja, eso le causo gracia, Este chico era sin duda un chiste viviente
-Tu… tu madre me mando a buscarte, dijo que teníamos que acompañar al hombre que sanara a chimuelo, es decir, mostrarle el camin…
-Ya se a lo te refieres pecas, no soy estúpida- Dijo ella tomando su carcaj de flechas y acomodándoselo en la cintura, Hipo se sonrojo aún más y se dio la vuelta, Merida se cruzó el arco en los hombros y salió antes que Hipo dándole un golpe “accidental” con el brazo, el no pudo evitar sonreír, Bien por lo menos ella tenía la misma actitud de siempre.
En el piso de abajo los esperaba un hombre anciano, tenía un bolso lleno de cosas que los jóvenes no lograron adivinar, Merida le hizo una cortés reverencia mientras Hipo le estrechaba la mano de manera tímida y algo torpe
-Bueno- dijo el hombre con una voz rasposa y grave- vamos a ver a ese dragón
El camino hacia el escondite de Chimuelo no pudo haber sido más incómodo, primero estaba el hecho de que el hombre había solicitado irse en su propio caballo, por lo que ambos debieron irse sobre otro , El hombre no hablaba, solo los seguía silenciosamente haciendo el ambiente aún más lento
Cuando al fin llegaron Hipo se bajó de un salto del caballo y corrió a abrazar a Chimuelo
-¡Hola amigo! ¿ Me extrañaste?- Chimuelo asintió feliz hasta que vio al Hombre desconocido, Se puso instintivamente frente a Hipo, dispuesto a defenderlo- No, amigo, el vino por ti, vino a ayudarte- Tras algunos minutos de palabras tranquilizadores de parte de hipo, chimuelo se quedó quieto, El hombre espero de pie y pacientemente a que el dragón se calmara mientras Merida jugueteaba con su tan querido Angus
-No es difícil curar a tu dragón- Dijo finalmente el hombre- Si me dejas con él unas horas estará perfectamente por la mañana, merida le sonrió abiertamente e iba a decirle algo pero Hipo la interrumpió:
-¿Dejarlo con él?, ¿Eso quiere decir que tengo que irme?
-Naturalmente- Respondió el Hombre, Chimuelo miro a hipo con evidente preocupación- Si tu estas aquí no tengo manera de curarlo hijo, Tu sola presencia es suficiente para alterarlo y eso es justamente, lo que no queremos –Hipo miró a Merida suplicante, pero ella solo se encogió de hombros y dijo:
-Muy bien, pata de palo, vamos al lago o que se yo- Dicho esto Merida tomo a Hipo bruscamente por el brazo y lo arrastro a caminar con ella, chimuelo gruño unas cuantas veces hasta que el Vikingo salió de su campo de visión
-¡Merida!- Exclamo Hipo soltándose de la fuerte mano de Merida-¡No puedo dejarlo ahí!
-Oh! Hipo vamos, ¡es un dragón! , créeme que si ese hombre intenta hacerle algo Chimuelo le quitara la cabeza de un mordisco
-Eso me tranquiliza tanto…- Murmuro Hipo sobándose el brazo, Merida suspiró y dijo:
-Tenemos que hacer algo mientras ese sujeto cura a tu dragón… a menos que quieras quedarte aquí sentado lloriqueando por el
-¿Y a ti que se te ocurre, princesa?- Gruño Hipo, Merida apretó los labios y miro al cielo, Hipo se quedó mirándola en esa posición por largo rato, cosa que no pasó inadvertida para la pelirroja, sin poder evitarlo se sonrojo “maldita sea” se dijo mientras se acomodaba el cabello (cosa que JAMAS hacia) para intentar disimular su reacción, Hipo sonrió dulcemente olvidando por completo que hace unos momentos estaba furioso
-Bueno- dijo la chica- Cuando estoy alterada o triste, siempre practico con el arco, ¿quieres aprender?
-Uuf, ¿y que te hace pensar que no se?- dijo Hipo haciéndose el ofendido
-¿Sabes?
-No…- Merida rio y se quitó el arco de los hombros
-Uuuh, buscaremos un mejor lugar, pero de aquí Vikingo, no sales sin ser un arquero y de los buenos.
Así se pasaron toda la tarde, entre risas y golpes Merida le enseño a Hipo como tirar con arco y flecha, el vikingo era bastante torpe para la tarea, pero con una profesora como Merida, más vale hacer avances, cuando ya cayó la noche Hipo ya podía al menos lanzar una flecha sin mayor problema, el tema de la puntería… Bueno después se arreglaría, Merida observo como el chico intentaba una vez más darle al blanco, pero una vez más, no lo logró
-Relájate, pecas, ya luego trabajaremos en tu puntería, ahora vamos a ver a tu dragón ¿quieres?- Hipo la miro con los ojos brillantes
-¿En serio?
-Sí, vamos, ya se está haciendo tarde- Hipo guardo las flechas fallidas en el carcaj y se lo devolvió junto con el arco a Merida, no le dio tiempo ni para acomodárselos y la tomo de la mano para que corrieran, Merida intento quejarse pero solo logro abrir la boca sin producir sonidos y sonrojarse hasta las orejas, Hipo ni lo noto, solo corría en dirección al escondite del dragón.
Cuando llegaron vieron al hombre recostado bajo un árbol comiendo una especie de fruta y a chimuelo acurrucado a su lado con un ala vendada
-¡Ah!,¡ por fin llegan!- Exclamo el Hombre poniéndose de pie- el problema de tu dragón era bastante fácil de curar, Podrá volar como siempre mañana por la mañana, Hipo sonrió abiertamente y corrió a abrazar a Chimuelo
-¿Escuchaste amigo?, ¡Podrás volar!- Chimuelo le respondió con un una lamida en el rostro, Hipo rió y miro a Merida, pero ella no estaba nada feliz, o al menos no lo demostraba- ¿Qué…?
-¿Te iras?- Pregunto sin más la princesa, Hipo se quedó de piedra, era cierto, había dicho que cuando el dragón pudiese volar, él se iría de vuelta a Berk
-Yo… no lo se- respondió honestamente Hipo, pero luego una sonrisa curso su rostro- No puedo irme tan rápido, después de todo, Te debo un paseo en Dragón, ¿no es cierto?