Capítulo 9

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¿Una pesadilla?, bueno...era mucho mejor que lo fuera, a que realmente Jinbei muriera protegiéndolo, el no podría hacer nada nuevamente por unos de sus nakamas, no sería capaz de soportar aquel dolor y simplemente su poca voluntad se terminaría de quebrantar.

¿Cómo podía ser tan inútil hasta en sus propios sueños?
Ni siquiera a él lo podía proteger, el no era capaz de proteger a nadie, el ya no servía para este mundo.

Desde que perdió todo lo que más amaba, ¿qué sentido tiene seguir con vida si no puedes proteger a quienes amas?, ¿qué sentido tienes seguir viviendo si por aquel sueño que tanto deseaste, esta tan vacío?
Solo quiero sentirme libre, y no prisionero de esta vida que me deja sin respirar...

Ya no encuentro respuesta si el viento siempre se las lleva, estoy cansado, deseo dormir, igualmente mi tiempo de vida ya no es suficiente, pero aún así no puedo hundirme en este mar de pensamientos negativos.

Tengo que encontrar una solución para salir de ésto, y a su vez encontrar quien hizo tanto daño a mis nakamas.
Siento que amarlos y protegerlos fue un juego perdido.

Si lo piensas bien, todo ésto fue un juego perdido...

Y estoy completamente perdido, porque en mi mente no cabe la idea de que debería hacer, y lo odio con todo mi ser.

Ya ni siquiera dormir puedo, maldita sea.
Me paré rápidamente de la cama, recogí mis cosas y me dirigí a la salida.
Debo seguir buscando, seguir investigando, hacer todo lo que sea, por saber cuál fue el maldito.

Me dirigí al muelle, me senté en la arena, disfrutando aquella brisa, era tan refrescante y tranquilizador.

Estaré un rato más...y luego investigare el cometido.

-Debemos tener cuidado, después de tanto tiempo, hemos logrado nuestro cometido, ahora sólo debemos encontrarlos y matarlos, pero esas malditas ratas se esconden por cada alcantarilla.

Un silencio tensó se armó en aquella gran sala, esperando por palabras o planes de otros.

-Si señor, como usted ha dicho hemos armado más de 2.000 flotas, las cuales los están siguiendo ahora mismo, por informes que nos han dado, Sabo el segundo comandante del ejército revolucionario esta con ellos, eso podría ser un problema.

El ambiente se tensionaba cada vez más, estos temas nunca eran los mejores para tocar y mucho menos para el almirante Coby, el no podía creer que aquel hombre que tanto admiró fuera arruinado por la maldita marina para la que el trabajaba.

Para estos momentos, odiaba estar en la marina, después de todo lo que descubrió y de lo que la marina era capaz, el pensaba realmente que la verdadera justicia era la marina, que pensamiento más estúpido podía tener, pero ahora no estaba en oportunidad de hacer nada, no estaba en lugar de escapar. Tenía un cargó y una familia, y por más que quisiera abandonar la marina, no sería más porque muriera en batalla o llegará el momento en que la marina no necesite más de el.
Por otro lado, no iba abandonar a su gran amigo Helmeppo, aunque este pensara lo mismo que el, el también quería abandonar la marina, le repudiada pensar que en algún momento el creyó en la marina, pero dos jóvenes almirantes no pueden hacer nada hasta terminar su servicio.

Lamento mucho no poder ayudarte en esto Luffy-san.

-Tenemos que ser precavidos, necesitamos deshacernos de aquel, fue un error haberle dado el sombrero del capitán, en este mismo instante el está manchando el nombre del capitán, realmente investigue hasta donde más no pude, no quería creer que Luffy era capaz de aquel acto tan desastroso, pero aún así no existe ni mierda, todo apunta a que ese idiota lo hizó, no podemos dejarlo libre.

La tripulación de aquel pelirrojo no podía cambiar la idea a su capitán, ellos tampoco querían creer que hace 3 años, Luffy casi mata a sus nakamas por poder, eventualmente no creyeron eso, pero todas las pruebas apuntaban a que el había hecho aquel cometido, pero realmente no querían acabar con el, aquel niño que siempre los seguía a todos lados, aquel que se esforzó por evitar la ejecución de Ace, realmente no podían creer aquello, pero no existía absolutamente nada que probará lo contrario, era un hecho, y ellos debían acabar con el error, porque podría cometer más atrocidades y no era algo que ellos favorecían.

-Hemos estado rastriando a Luffy desde la última vez que usted lo vio cápitan, estamos cerca de encontrarlo.

-Muy bien, prepárense. Será una batalla dura.

Aquel hombre de cabello rojo voltio, dirigiéndose a su habitación, tratando de reprimir aquellas lágrimas que querían salir, debía acabarlo...¿cierto?

¿Cómo estás?, falta poco para que este contigo, solo un poco más e iré a estar contigo, desde que mis sueño se han derrumbado, desde que esta soledad me ha acorralado, todo se ha arruinado, solo quiero acabar con aquel que lastimó a mis nakamas...debo protegerlos, no fui capaz la última vez y peor, ellos me odian, pude ver el miedo en sus miradas aquella vez que nos vimos, lo se, ellos merecen algo mejor, y deben seguir adelante, pero tengo que arregla todo problema antes de irme y estar contigo, solo esperame un poco más, querido hermano.

Aquel chico se paró rápidamente de aquella cómoda arena, se dirigió a su pequeño barco, tendría que dirigirse aquel lugar, lo sabía, después de escuchar una estúpida conversación de los marinos, ¿cómo ella pudo ser capaz?, ¡maldita sea!, porqué ella tenía que protegerlo.

La rabia se estaba acumulando en su interior, de alguna manera se sentía un tanto traicionado, ¿por qué?, esa era la única pregunta que rondaba en su cabeza, pronto sabría la verdadera razón del porque ella había hecho eso, y justo a el.

-¿Qué hacemos?, ésto se esta convirtiendo en un gran problema, tenemos que sostenerlo un poco más, el morirá antes de que nosotros resolvamos algo, no podemos dejar que eso pasé, no podemos dejar que las cosas acaben así, fuimos un tanto imbéciles en creer algo sin fundamentos.

Fin capítulo 9.

Traición...ya la conocía (Pausada indefinidamente).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora