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Mis ojos se pierden en él una vez más mientras bebo de mi copa, se que ha sido una mala idea aceptar venir con ellos pero no me han dejado opción, ahora mismo él está allá con los otros chicos, disfrutando de la música y bailando, saltando, riendo y cantando a coros.

Es un demonio en piel de cordero.

Llevo años de conocerlo, o al menos eso parece a simple vista, hemos dormido en la misma cama, grabado juntos y hasta nos hemos besado para las fans… pero no sé nada sobre él.

Y baila, y ríe, y me pierdo en él.

Es un monstruo.

No entiendo cómo puede ser así, tan feliz, tan sincero, se muere de risa y está ebrio y no le importa un pepino el mundo, yo estoy ebrio y de inmediato me siento una basura humana por no saber controlarme.

De pronto se detiene y me mira, puedo ver su rostro confundido en medio de la pista mientras los cuerpos se agitan a su alrededor, él con los ojos fijos en mí me observa de forma diferente a la usual.

Me observa como si fuera su presa...y quiero serlo.

Le sonrió y esa es toda la señal que él necesita, camina hacía mí y toma el trago de mi mano para beber de él con la confianza que ni quienes han estado a mi lado toda mi vida parecen tener.

El no siente ningún respeto por mi, su mirada depredadora fija en mis ojos es difícil de mantener, pero mi mirada es pesada, casi confío ganar en el concurso de miradas hasta que mis ojos se desvían a sus labios.

He perdido.

Me toma del brazo y tira de mi, sonrío ante eso, él sabe cómo son las cosas, sabe quién soy y lo que me gusta, porque se lo he dicho… sabe que él es mi tipo por completo, sabe que le daría mi cuerpo si lo quiere desde hace años...y ahora lo quiere de pronto.

Está muy ebrio.

Mangel es de esta forma, me envía mensajes un día y me ignora una semana, salimos un día y dejamos de hablar un mes, nos acostamos y yo lo llamo mientras él me ignora, solo me usa pero no me importa.

Él es un monstruo.

Me destruye y me arma con solo palabras.

Sube conmigo a la segunda planta lejos de las miradas de los otros y me lanza sobre un sofá vacío, se sienta en mis piernas y me besa lleno de algo que solo sé identificar como maldad, de nuevo tiene ganas de acabar conmigo.

De llevarme al cielo y después lanzarme, de hacerme llorar en mi cuarto una semana mientras él ignora mis mensajes, se ríe contra mis labios.

- Baila conmigo - me pide
- Sabes que yo no bailo - digo, yo solo bebo
- Eres una vergüenza - dice y me empuja la cara

No digo nada, ya sé que la fiesta es lo suyo, pero también que está muy ebrio, de lo contrario no estaría aquí conmigo, él sólo me ama cuando está ebrio.

- Mangel… - susurro en su oído y lo abrazo contra mi
- ¿Qué haces? No, no, Vegettita - dice riendo y se levanta, baila un poco y yo lo contemplo, se acerca a la orilla y saluda a alguien desde ahí, quizás a Alex

Tuerzo la mueca, lo veo poco y aún si le llamo no toma mis llamadas, ignora mis mensajes… no daría un euro por nuestra relación, yo no le importo nada y baila y ríe y me mira mientras me hace una seña para que me acerque a él.

Tiene mi corazón en sus manos y me hace sufrir, me rodea por el cuello y me sonríe.

Espero aún que un día me quiera a mi, no a otros, se ha puesto celoso por mi algunas veces, ni la mitad de la que yo por él, me ha enviado mensajes furiosos pero no somos nada y le respondo con frialdad mientras contengo la emoción de sentirme importante.

He ate my heart || MangettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora