Por la mañana me despierta el reloj sobre la mesa de noche, como siempre, me he tratado de mover despacio y apagarlo rápido para evitar despertar a Miguel, por la madrugada estaba muy exhausto y me olvidé de apagarlo. El sol suave de la mañana se cuela por las persianas abiertas dando justo sobre la cama, casi me siento avergonzado porque sé que son las ocho y hace menos de tres horas que nos hemos acostado y con mis costumbres mañaneras estoy arruinando su sueño, no sé pero me da la impresión de que él es el tipo de persona a la que le gusta dormir bastante.
Sin embargo mi vergüenza se detiene de subir a mi rostro cuando me giro a verlo y veo su lado de la cama vacío y destendido.
No está y entonces en lugar de la vergüenza siento pánico ¿Se marchó?. Me da un ligero ataque de nervios, no quiero, me rehuso a pensar que hemos regresado al tiempo en que nos acercabamos y luego cada uno corría en dirección opuesta teniendo miedo de estar más cerca.
Me levanto apenas si vestido y corro por la casa en boxer hasta que al bajar las escaleras lo miro sentado en el piano repasando con los dedos cada tecla, tocando mudamente.
- No sabía que hacías maratón en pelotas por la mañana, Samu - dice mirándome
- Aquí estás... - suspiro
- Perdona, no pude dormir, tuve una pesadilla y acabé por levantarme a beber café y ver Netflix - confesó y yo suspiré
- Iré a vestirme - aseguré y él afirmó mientras comenzaba a tocar
Ha comenzado a tocar levan polka a toda velocidad y yo me giro como helado, ni siquiera sabía que tocaba el piano. Lo miro desde las escaleras, es bueno y toca rápido. Levan polka...
Me río, es algo muy friki y muy ajeno a mi pero propio de él, cierro los ojos y pienso en lo bello que sería salir del estudio de grabación y verlo tocando o aún mejor... pelear con él para que no toque mientras grabo. Me gusta la imagen en mi cabeza de una pareja que ha estado junta un tiempo, me gusta en verdad pensar que podamos llegar a ser estables.
Finalmente escucho que ha parado a la primera nota perdida, él se queda muy quieto y de pronto corre escaleras arriba pasando a mi lado, cruzando el pasillo, saltando sobre la cama y pescando su teléfono en lo que podría ser el último timbre, alguien le ha llamado.
Me quedo de pie ante la puerta del cuarto mientras él ya habla con alguien que le grita histéricamente preguntando dónde está.
- Con Vegettita, macho, en su casa, cálmate - le pide y yo gruñó
- Samuel, Miguel, para ti soy Samuel... - digo, el día anterior ya habíamos tenido esa conversación y él había comenzado a llamarme "Samu"
Me gustaba el mote y de pronto siento pánico de nuevo al darme cuenta de que eso es en nuestro mundo privado, en la burbuja que hemos creado dónde somos sólo él y yo ¿Qué pasará después cuando vuelva al mundo dónde están las otras personas? Los que son sus amigos, o los míos... ¿Le avergonzará? ¿Será todo como siempre? ¿Estarán ellos molestos? Es cosa nuestra, ellos no tendrían porqué meterse y a mi no tendría porque importarme, no lo hace, pero ¿Y a él?.
- No macho, vuelvanse a casa, yo me iré luego, no tengo ganas de irme ahora y aquí se está muy bien - dice y yo sonrío
- Quédate el resto de mi vida - le pido sonriendo mientras comienzo a vestirme con pantalones flojos y una camiseta de mangas largas
- Que le den, tiene dos opciones, venirse acá a hacer mal tercio o quedarse ahí sentado a que muera en la espera, tu tranquilo, yo estoy muy bien - dijo él y Alex finalmente paró de hablar, Miguel sonrió y colgó el teléfono.
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He ate my heart || Mangetta
FanfictionEbrios y locos de placer, con los corazones heridos y goteando sangre. ¿será que esta vez conseguiré consuelo en tus besos?