Ya todos saben lo que dicen de las personas más calladas: son las que guardan los peores pecados.
Kaneki Yuki no era la excepción.
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Ganadora en la #3 posición en el concurso BNHAwards18 en categoría Fantasía.
Hermosa y sin igual portada hecha por...
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Editado
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Cuando la noticia de todo lo ocurrido en el campamento de verano de las clases A y B de la academia Yūei en las montañas salió a la luz, no hubo quien pudiera detener a la prensa y a sus televidentes de pensar y comentar lo peor acerca de la escuela, sobre su seguridad, sobre su falta de compromiso y la confianza que los padres habían perdido en los maestros y héroes profesionales a cargo.
Nadie podía culparlos; habían raptado a un estudiante, un héroe había desaparecido sin dejar más que un rastro de sangre manchando la tierra, varios alumnos resultaron con heridas leves y otros debieron ser internados por heridas en tercer grado, mientras que una se encontraba en confinamiento al ser afectada por un quirk que encerraba a la personalidad exterior y sacaba a relucir la sombra adyacente en el subconsciente humano.
Trágicamente, esta situación provocó incluso más prejuicios relacionados a la seguridad social, y aunque Kaneki Ken, el líder de la organización de la Cabra Negra, se mantenía ocupado haciendo un plan de contingencia para dar con el paradero de la liga de villanos, debía mantener otro ojo en la recuperación en solitario a la que Yuki debió ser confinada por voluntad propia.
El mundo se estaba volviendo loco. Los héroes profesionales de Yūei estaban contra la pared. Los estudiantes no sabían qué hace. Ken se estaba volviendo frenético, y todos trataban de luchar contra los prejuicios y los dedos acusadores que se desviaban a las cabezas de las organizaciones más importantes en ese lado del planeta.
No había orden, ni guías, la seguridad se estaba volviendo inestable, y la paz estaba flaqueando contra el derrumbe... contra el caos de una desesperación absoluta. Todo eso mientras los alumnos de la clase 1-A de la academia se juntaban alrededor de la camilla de su compañero gravemente herido, lamentando el secuestro de uno de los suyos, luchando contra la frustración de no poder hacer más que quedarse de brazos cruzados a la espera de la actuación de los héroes profesionales a cargo de la investigación y la lucha estratégica.
Eran una mezcla de emociones: miedo, incertidumbre, ira, frustración, lamentos y una fuerte necesidad de actuar por cuenta propia. Ocurría de todo en el exterior, y pasaba de todo en la mente desvariada de Yuki y su problema con Kira, pero aquello era algo de lo que sus amigos no eran plenamente conscientes. O, bueno, gran parte de ellos.
—¿Q-Qué significa eso? ¿De qué estás hablando, M-Midoriya?
El muchacho, sentado en la camilla del hospital al que fue trasladado tras ser muy mal herido tanto por el villano contra el que se enfrentó, como por culpa de la otra personalidad viviente dentro de Yuki, Kira, se encontraba relatando lo poco que había logrado percatarse tras las palabras que Aizawa dijo en aquel entonces.
—¿A qué... a qué te refieres con que Kaneki sufre de doble personalidad?
—¡Debe ser una mentira! ¿No es cierto? Es imposible... —lloriquea Tōru.
