Kyūsai

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Lagrimas escapaban de mis ojos, el paisaje que me rodeaba esta borroso, pinceladas disueltas en un espacio, que se iba apagando cada vez más.

Corría y corría, mientras apretaba aquella joya en mis manos, la tristeza y la alegría se mezclaban en el desastre que era mi interior, más pronto ambas emociones se acallaron, dejando solo una sensación de alivio y melancolía, que se incrementó al ver la puerta que me conducía a la azotea, sonreí fingiendo superioridad, sequé mis lamentos a la fuerza, no podía verme así para el acto final.

Una última vez, el final se acerca.

Abrí aquella puerta encontrando a mi amado meitantei, su sonrisa de sabelotodo y su postura confiada y segura, fingí me perfecto monologo, mostrando mi más deslumbrante sonrisa.

Una última vez, el telón al fin se cerrará para mí.

Lo detalle una última vez y a paso calmo me dirigí al borde de la azotea, alzando la joya para vislumbrarla en la luz de luna, mostrando lo que hace tanto quería ver, lo que marcaría mi cuenta final, mi sonrisa se amplió.

Al fin puedo cumplir mi deseo.

Una lagrima resbalo por mi mejilla, observé la cara sorprendida de meitantei, lagrimas caían sin parar, ya no podía contenerme, su mirada de asombro me dio risa, por lo que sin aguantar más solté una carcajada entre aquellas gotas saladas, tal vez era nerviosismo, o felicidad por cumplir aquello que me había propuesto a hacer desde la muerte de Aoko, el rechazo y el comienzo de mi depresión.

Lancé la joya al aire, antes de atraparla con elegancia digna de mi personaje Kaito kid, aun al borde de la azotea, cuando la tuve en mis manos la apreté, hasta que sentí como el guante blanco se tornó rojo, mi mano comenzó a sangrar, pero no importaba, no lo sentía, solo podía sentir el alivio y el dolor de recordar.

La voz de Shinichi sonó de fondo, pero yo no podía escuchar sus palabras, mis oídos estaban concentrados en sentir la melodía final, que en ese momento me envolvía, mi acto final, le mire mis ojos aun con leves lágrimas.

-Gracias por todo, fue un gusto jugar contigo meitantei-le dije, antes de comenzar a caminar en el vació entra dos edificios, haciendo equilibrio en aquella delgada cuerda, mi paso calmo y parsimonioso, haciendo malabares con pandora.

Me detuve en la mitad, para mirar a la luna y despedirme de ella, frené mis malabares y apreté más la joya en mi mano herida, en un intento inútil por romperla, la miré ¿cuántos se habían sacrificado por tenerla?

igual ya no importaba.

Este era el final.

Mire esta vez hacia abajo, y luego el horizonte, una vista hermosa, lástima que no tenía alguien con quien compartirla.

El fin de su vida y el comienzo de su alivio.


Sintió la fría briza mover su capa y calarle, miro la joya y sonrió, antes de lazarse al vacío, que lo recibió gustoso, caía, e igual no importaba nada, se envolvió en su capa, para después quitarla y salir con un traje particular, aun en la caída, quería morir y verlos como Kaito Kuroba no como Kid, solté a pandora, ambos acabaríamos, era el final.

Sus recuerdos corrían a toda velocidad por sus ojos, las gotas saldas salían y se perdían en el aire, caer mientras veía la luna, al fin los vería.

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Pero todo se detuvo.

Mi alivio se detuvo cuando me di cuenta de que dejaba de caer, el espacio que me rodeaba fue absorbido por el sin color, no podía moverme, miré a mi alrededor con dificultad, notando que todo parecía detenido.

¿Qué estaba pasando?




CONTINUARA....



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