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Welcome to your life
There's no turning back
Even while we sleep
We will find you

• Everybody wants to rule the world - Lorde.





Había sido un día tranquilo, como cualquier otro, en la pequeña ciudad de Pauls Valley, Oklahoma. Sin mucho que hacer los fines de semana, las personas que vivían en el pueblo pasaban sus tardes en el "bar de la esquina". Aún así, June Elder, una de las dos meseras del lugar, no había tenido mucho problema atendiendo ese día. A las 9 de la noche en punto, el bar comenzó a vaciarse y no más de 15 minutos después estaba completamente desierto, a excepción de ella, el cocinero y dueño del lugar - John - y el cajero - Bobby. Le faltaba limpiar tal vez solo dos mesas para poder irse al fin, cuando la puerta principal se volvió a abrir y sonó la campanilla, pero no levantó los ojos de lo que estaba haciendo.

"Estamos cerrando" Oyó decir a John desde la cocina.

"Exacto" contestó una voz, y June supo que no eran clientes normales.

El sonido del seguro de un arma aclararó sus sospechas. Dos tipos con pasa-montañas que les tapaba la cara y completamente vestidos de negros se encontraban frente a ella. Y uno de ellos estaba apuntándole con una pistola entre los ojos. El aire comenzó a faltarle y el pequeño chillido de Bobby no ayudó a tranquilizar sus nervios.

En solamente unos minutos, los ladrones tenían a los tres trabajadores del lugar atados y amordazados en la cocina. Sus mochilas llenas de dinero y un pequeño salto en sus andares. June se debatía entre estar aterrada y ahogarse de la impotencia, pero ¿Que podía hacer una recién graduada enfermera en una situación así? Tal vez si hubiese seguido los pasos de su hermano al unirse al ejercito o la policía, la situación hubiera sido muy diferente.

Y entonces sonó la campanilla, y todos se congelaron.

"¡Estupido!" Susurró furioso el que claramente era el líder, dando un paso amenazador hacia su compañero "¡No cerraste la puerta como te ordené!"

June no escucho lo que tal vez o tal vez no contestó el más alto de los ladrones. Su corazón palpitaba demasiado fuerte como para escuchar cualquier cosa que no fueran sus pensamientos.

"¡Hey!" gritó la nueva voz. Sonaba enojado pero era obviamente mujer. Un poco de esa nueva esperanza desapareció tan rápido como había llegado. Había estado rezando para que la persona sea Sheriff Brag o alguno de los otros policías en el pueblo, pero ni siquiera reconocía la voz de aquella persona.

"¡Ya cerramos!" Gritó el líder de los asaltantes sin salir de su escondite.



"¡Vengo por la orden que pedí hace más de media hora!" Respondió la mujer y por la voz June pudo distinguir que era una chica joven, quizás una estudiante universitaria como ella misma lo había sido hasta no hacía mucho tiempo. Vete, vete ahora que puedes suplicó June en su mente. "No me voy a ir hasta que me den mi comida."

No. No. No. Vete. Busca ayuda. Ayuda.

En ese momento el ladrón al mando la miró, como si hubiese leído su mente. Se agachó y en un rápido movimiento le cortó las ataduras en sus manos y pies.

"Ve allí y dale la comida para que se marche." Ordenó suavemente. No hacía falta que le recordara que si hacía algo fuera de lo común que llamara la atención, recibiría una bala en la cabeza. La pistola era suficiente para mantenerla callada.

June se levantó temblorosa, temiendo por un segudo que sus rodillas se rindieran y que caería al piso. Pero no fue así. Dando pequeños pasos, logró salir de la cocina al comedor principal y allí estaba, detrás de la barra, la persona que potencialmente podría salvarlos. Era una chica joven, tal y como habia pensado, delgada, rubia y relativamente bien vestida, en colores oscuros. Nada especial a primera vista. Excepto que cuando June notó sus ojos, la esperanza volvió a su corazón, por más cursi y cliché que pareciera. Esos fríos ojos azules habían visto cosas, cosas que probablemente le hayan dado a la rubia frente a ella experiencia por el simple hecho de haber sobrevivido.

The Sound of Silence ✖️ Avengers [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora