Capítulo 05

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—¿Esto te gusta? —sus oscura mirada estaba sobre la mía, tomándome de las muñecas y casi restregando su trabajado cuerpo sobre el mío ¡¿Qué demonios había sucedido?! ¡No! No me gustaba eso, no me gustaba nada ¡Yo no era el de abajo! Además, él no era mi lindo Aris.

—Suéltame —dije mirándolo con una mirada casi tan oscura con la suya, él soltó una risilla y suspiró.

—Umm, bien, veo que este no es tu papel —en ese momento me soltó y yo lo quité de arriba, él se apartó solo un poco para luego sentarse en el sofá y poner las piernas sobre la mesa. Por un momento creí que iba a volver a ser el pequeño niño y me dejaría en paz por el resto de la mañana, pero no, tenía a ese "hombre" sentado en mi sofá desnudo y con muy malas intenciones. Debía ver la forma de deshacerme de él cuanto antes, quién sabe si podría volverse un peligro peor, además, Aris me matará cuando sepa que no lo pude quitar de la casa, ¡claro, Aris!

Vi que el demonio a mi lado tomó un marco de la mesa y empezó a observarlo con curiosidad, yo solo me alejé yendo hacia la cocina, debía buscar mi móvil para llamar a Aris y preguntarle qué más podía hacer en ese momento, estaba total y completamente perdido en el asunto y estaba seguro de que mi chico podría ayudarme al menos un poco. Busqué entre los cajones y no hallé el objeto, buscando entre las cestas tampoco, recordaba que lo había dejado por aquí. Desesperado busqué en el refrigerador y aún así no lo encontré.

—¿Buscabas esto? —una dulce voz me hizo girar el cuerpo, justo allí apoyado por el marco de la puerta se encontraba mi chico, mi lindo Aris en su traje de Adán, con su rostro sonrojado y aquellas pequitas hermosas en sus mejillas, ese vientre plano y esas piernas contorneadas, sentí que la sangre bajó al verlo así de sensual, jamás Aris había hecho algo tan travieso como andar desnudo por la casa mostrando su hermoso cuerpo. Todo fue casi como un sueño cuando noté entre su pelirrojo cabello un par de orejas y una cola que se asomaba entre sus piernas... ¡Ese maldito!

—¡¿Cómo te atreves a hacerte pasar por Aris?! —ahora sí que estaba enojado, él solo sonrió de lado.

—Um, creo que esto sí que te enoja —dijo en medio de una sonrisa, me acerqué a él con el objetivo de ahorcarlo hasta que cambie nuevamente de forma, en cambio él sólo se recostó en mi pecho.

—¡Ah! Por favor David ¡Por favor, por favor! Dame todo de ti, David ¡Mmm! —decía entre mi camisa, su cuerpo estaba caliente y sus manos se aferraban a la tela de mi ropa—. Necesito todo de ti, por favor, por favor —el hecho de que esté rogando con la voz de mi chico realmente me prendía, su mano viajó a mi cremallera y lentamente la bajó—, no te arrepentirás.

Claro que lo haría, más porque ese maldito monstruo había logrado prenderme, lo tomé de la cintura y lo llevé hasta la habitación, demonios, ¿qué estaba haciendo?

—¿Tanto quieres que te follen? —dije mientras lo tiraba en la cama, él dio un pequeño grito y luego sonrió. Mi subconsciente me decía que no le dé el gusto de hacerlo, pero la erección en mi entrepierna iba volviéndome loco, además, ver el lindo y contorneado cuerpo ajeno en esa cama solo hizo a mi erección palpitar de necesidad. Siempre fui tierno con mi Aris, él se merecía todo lo lindo del mundo, pero este demonio solo merecía que lo follen tan duro hasta que termine con ganas de volver al infierno.

—¡Sí, papi, por favor! —dijo en medio de un gemido, realmente me estaba volviendo loco. Apenas logré sacar mi erección del pantalón y la lo tomé de sus muslos para dejarlo al borde de la cama, abrí sus piernas. Demonios, tanto se parecía a Aris, sentía que estaba haciendo algo muy malo. Pero sabía que no era Aris, solo daría una buena lección a este maldito infeliz.

De lleno me metí en su interior, me caracterizaba por dar a Aris el sexo más dulce y tierno del mundo y él siempre recibía todo con tanto cariño y entre gemidos de placer, pero este chico solo soltó un fuerte y obsceno gemido cuando lo penetré. Su cara sonrojada exponía una perfecta "O" hecha con los labios mientras sus mejillas se teñían de un rojo carmesí, sus piernas temblaban con cada embestida que daba y su cuerpo era golpeado por la cama, por un momento me sentí culpable por golpearlo, se parecía tanto a Aris que me hacía sentir mal aquella violencia. Pero solo cerré los ojos y continué con aquel acto.

—¡Aahhh! D-David, eres tan-tan grande... ¡Me encanta! ¡Voy a volverme loco! Oh, David~ —gritaba de placer mientras que era empalado por mí, dejé escapar un gruñido, pero solo aparté la vista de su cuerpo para no sentirme tan culpable. Un momento después sentí una presión extraña en mi pene y que mis manos se aligeraron sobre la cintura del chico, cuando giré a verlo de nuevo tenía la forma de un pequeño niño, un niño que engullía todo mi pene en su trasero.

—¿¡Qué mierda!? —grité, e intenté alejarme de ese demonio, pero un fuerza extraña me lo impidió, tan cerca del orgasmo me agarró que terminé corriéndome dentro de él, su pequeño culo estaba jodidamente abierto, me sentí culpable, claro que sí, sus caderas estaban llenas de moretones y su cuerpo jadeante era una vista extraña, él era... tan pequeño, como un niño, pero una cola y un par de orejas negras asomándose entre sus cabellos solo me hizo rememorar que él no era humano.

—Mmm... ¡Qué rico David! ¿No tienes más? —decía mientras llevaba las manos a su trasero, con sus pequeños dedos abría aquella rosácea entrada que estaba chorreando de semen, su rostro sonrojado era adornado por los ojos llorosos y entrecerrados, mierda, ese niño estaba pidiendo más y más.

—No puedo hacerlo con un mocoso —dije cerrándome los pantalones, en ese momento el niño gimió y me miró a los ojos casi necesitado, de un momento a otro volvió a cambiar de forma ¿¡Acaso no se cansaba!? Esta vez el cuerpo de un hermoso adolescente.

—¿Qué tal así, amo? —susurró mientras abría nuevamente las piernas, mierda. Eso era muy tentador. Me acerqué a él, más porque me acababa de decir amo, no podía contra ese cuerpo tan elegante, había algo extraño que me llamaba a hacerlo mío.

—Te arrepentirás —susurré, él rió bajito.

—No lo creo.


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