Capítulo IV.

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Comenzando a llamar a una de sus vecinas con rapidez, Miroslav tal vez se estaba empezando a desesperar un poco—mucho—por la inesperada noticia que había recibido hace minutos.

Cuando escuchó la voz del otro lado de la línea se sintió bastante aliviado. Era la única persona de confianza con la cual podría dejar a Valeska.

¿Hola, Miroslav...?

Irina, me alegra de que hayas contestado.

¿Y eso por qué?

Pues... Necesito un favor.

Escuchó un suspiroya sabía yo, bien, ¿qué quieres?

¿Puedes cuidar a Val? No estaré y no puedo dejarla sola.

¿Cuidar a Valeska? Claro que sí, la amo. ¿Qué día debo cuidarla?

¿Puede ser hoy? ¿Ahora?

Tengo que hacer un trabajo para la universidad, pero Valeska se comporta bastante bien así que supongo que acepto.

Mil gracias, Iri, te amo mucho.

Me debes una, otra vez.

Sí, sí.

Bien, estaré frente a tu puerta en cinco minutos.

Esperó lleno de impaciencia hasta que escuchó el sonido del timbre, prácticamente corrió hasta la puerta para encontrarse con la mirada de su amiga. La castaña llevaba sus libros y apuntes los cuales seguro usaría para el trabajo, se sintió un poco mal por el interrumpirla, pero no podía lamentarse por eso en aquel momento.

Entró dejando su abrigo en el perchero, buscó con la mirada a la niña la cual apareció después de un llamado. Ambas se abrazaron e intercambiaron unas cuantas palabras, cuando Irina mencionó el que ella la cuidaría Valeska frunció el ceño y se dirigió a su hermanastro.

—Miro... Dijiste que pasarías el día conmigo.

—Escucha Val, me vino algo de improvisto y no podré estar por unos días. Necesito que lo entiendas.

La niña bajó la mirada por unos momentos aún con el ceño fruncido, después de unos minutos volvió a mirarlo a los ojos y asintió sonriente.

—Lo entiendo, Mir.

Se acercó más a él para abrazarlo, él correspondió el abrazo y logró escuchar un pequeño susurro de parte de la rubia.

—Espero puedan escapar, mándale un saludo a tu amigo de mi parte ¿si? Me gustaría conocerlo alguna vez

—Lo haré—soltó una pequeña risa.

Rompieron el abrazo y ambos miraron a la joven que los observaba con ternura, el de cabello grisáceo se acercó a ella para darle todas las indicaciones sobre cuidar a la niña—aunque ella ya las había escuchado más de cien veces—al terminar se despidió y se marchó rápidamente.

Fue prácticamente corriendo hasta el laboratorio, unos metros antes de llegar paró y caminó normalmente hasta allí, saludó a las mismas personas de siempre y pasó por los mismos pasillos sin levantar sospechas, sin ponerse nervioso como antes. Fue al mismo casillero donde guardaba sus cosas, sacó lo de siempre y lo cerró con llave.

Volvió a caminar retrocediendo sus pasos anteriores, pero cambiando su dirección en un punto y adentrándose en otro pasillo que daba con la puerta donde estaban las habitaciones de los experimentos. Recorrió viendo las puertas con los respectivos nombres de los objetos de experimentación, siguió hasta llegar a la indicada y sacó la llave de su bolsillo para abrirla.

Abrió la puerta y observó con atención el interior de la habitación, los nervios volvieron a él en cuanto se dio cuenta de que no había nadie allí. Entró a la pieza cerrando la puerta detrás de sí para comenzar a buscar más a fondo—aunque no había mucho espacio en el cual buscar—sacó y desordenó todo lo que había y aun así, nada.

—¿Ryuu? ¿Donde te has metido? Por favor, no quieras asustarme así.

«Aquí estoy»

Giró rápidamente al escuchar esa voz y se sentía cada vez más desesperado al ver que seguía sin haber nada detrás de él, se sentó en la cama de la habitación mientras respiraba profundamente. ¿Qué pasa ahora?

«¿Aún no me encuentras?»


—¡¿Dónde estás maldita sea?!

Sintió que alguien tocó su hombro y volteó, viendo como su amigo lo miraba burlón mientras sonreía. Se relajó unos minutos, conteniendo las ganas que tenía de lanzar un puñetazo al rostro de su mayor.

—Sólo era una broma, no debiste asustarte tanto.

—¿¡Que no me asuste!? Pensé que ya te llevaron con ellos.

—No lo harán, aún no llega la fecha.

—Ellos se están apresurado, debemos irnos ya, sígueme.

Sujetó a su compañero de la mano y lo llevó—más bien arrastró—hasta la puerta, cuando iba a tomar el picaporte para salir esta se abrió, haciendo que tengan en frente a uno de los científicos del laboratorio.

—Miroslav, ya debes irte. Llevaremos a SE2 al COE.


Se quedó quieto tratando de inventar alguna excusa para poder salir sin embargo, fue arrastrado hacia el exterior, pasaron al lado del científico el cual parecía estar viendo a la nada, aún pensando que ellos estaban dentro de la habitación, Miroslav todavía miraba hacia el trabajador, aun sin entender el cómo lograron escapar tan fácilmente. En eso, su compañero lo sacó de sus pensamientos cuando tiró de su brazo para llamar su atención.

—¿Qué te pasa? Ni que fuera la primera vez que hago eso. Salgamos antes de que su mente se dé cuenta.

Y lo recordó, claro, la manipulación mental que Ryuu poseía no era algo novedoso, pero tampoco algo que usara mucho, era normal haberla olvidado.

Siguieron caminando hasta que salieron de aquel segmento del laboratorio y pararon cuando se encontraron con algunos otros científicos, por suerte aún no los veían, se escondieron en una de las salas de mutación, fijándose en que no había nadie dentro.

Ryuu se sentó en el piso mientras su vista se posaba en su amigo-¿y ahora Miri, qué haremos?

—Déjame pensar—comenzó a caminar en círculos—esto es más difícil de lo que creí...

Suspiró—no sirves para hacer planes improvisados, amigo mío, debiste pensarlo mejor.

—¿Cómo quieres que lo piense si tenemos tan poco tiempo?

—Por el hecho de tener poco tiempo es que debemos pensar más. Dime, una vez que salgamos... ¿Qué haremos?

—Samuel y Aleksei nos ayudarán, debemos salir y llegar hasta la frontera, ellos nos llevarán a Pripyat.

—Bien, supongo. Miroslav...

—¿Si?

—Será mejor que te prepares, tal vez esto se salga de control.

—¿Qué? Espera... ¿Qué vas a hacer? ¡Ry-!

Fue muy tarde para evitarlo, Ryuu ya se había acercado más a la puerta. Notó que sus ojos se aclararon un poco más, se colocó en el umbral de la puerta mientras la abría con lentitud. Esperó a que uno de los trabajadores de allí se acercara lo suficiente y...

Lo dejó sin vida.

El karma de la humanidad [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora